«Los acontecimientos, querido muchacho, los acontecimientos», así respondió el primer ministro británico Harold Macmillan a un periodista que le preguntó cuál era el factor más probable para que los gobiernos se desviasen de su rumbo.
A principios de año, Donald Trump tenía todo a su favor para seguir los pasos de los tres presidentes anteriores y lograr la reelección. Sin embargo, la serie de acontecimientos que se ha dado desde entonces ha puesto seriamente en duda su reelección.
Las encuestas
El candidato demócrata, Joseph Biden, se sitúa en cabeza en todas las encuestas nacionales, por amplia diferencia, claramente fuera del margen de error. Los sondeos en los swinging states (estados bisagra) son más ajustados, pero ahora mismo también parecen favorables para Biden.
Hay que tener en cuenta en este punto que la mayoría de las encuestas de 2016 daban a Hillary Clinton una cómoda ventaja que finalmente no se produjo el día de las elecciones. Dadas las tensiones actuales, es posible que esto se deba al «voto oculto republicano» y que el resultado electoral aún sea ajustado. La última encuesta de Zogby, que pregunta «¿quién cree que ganará?», en lugar de «¿a quién votará?», ofrecía un resultado de 51% a 43%, a favor de Trump.
El colegio electoral
Las elecciones estadounidenses no se ganan por mayoría de voto popular, sino que los candidatos deben ganar las elecciones estado a estado. Cada estado otorga sus votos del colegio electoral al candidato que consigue el mayor número de votos en dicho estado. Trump arrebató a los demócratas Pensilvania, Ohio, Florida, Wisconsin, Michigan e Iowa para alzarse con la victoria en 2016. Inteligentemente, para las elecciones de 2020 se ha registrado como residente en Florida (en lugar de Nueva York), sabedor de la importancia de ese estado para su reelección. Sin ganar allí, no revalidará su mandato como presidente.
Trump tiene probabilidades de retener Ohio y Iowa. Suponiendo que logre retener Florida, tendrá que mantener uno de los otros tres estados de la lista anterior. Wisconsin, en el medio oeste, parece ahora el estado en el que más debe centrar sus esfuerzos. También debe retener Arizona, Georgia y Carolina del Norte, estados en los que ganó en 2016. Son estados tradicionalmente republicanos, pero las encuestas dan un resultado ajustado. Arizona será el estado del que habrá que estar pendientes, ya que lo pase allí podría trasladarse al resto del país.
¿Una repetición de las elecciones estadounidenses de 1968? Hubert Humphrey contra Richard Nixon
Las tensiones sociales provocadas por la guerra de Vietnam y el movimiento del «amor libre» culminaron en una victoria ajustada por el impopular candidato Richard Nixon en 1968. Nixon afirmó después que «la mayoría silenciosa» había hablado: los estadounidenses que no alzaban la voz, pero que no estaban contentos con el rumbo del país.
Las tensiones sociales actuales podrían poner a prueba a los demócratas. Si el partido se escora demasiado a la izquierda, tendrán un problema. El movimiento «Defund the Police», que aboga por retirar fondos a la policía, asustará a muchos votantes indecisos (algunos sondeos muestran que siete de cada diez afroamericanos están en contra). Los demócratas deben tener cuidado de no quedarse ahí.
En mayo, las ventas de armas alcanzaron la cifra récord de 1,8 millones. Eso son muchos votantes preocupados. Biden parece contrarrestar esta situación con la elección de un candidato fuerte para la vicepresidencia, con una preselección que incluye a candidatos con un sólido historial de ley y orden.
COVID-19
Ante el repunte de la tasa de contagios del coronavirus en los estados del sur, ahora preocupa que haya un segundo confinamiento. Esto podría frenar el actual impulso económico (la tasa de desempleo cayó por sorpresa, del 14,7% en abril al 13,3% en mayo). Trump necesita que ese impulso continúe para tener posibilidades en noviembre.
Según un sondeo reciente, Trump mantenía un índice de aprobación del 95% entre los republicanos. Un dato muy importante. Carter y Bush padre fracasaron en sus asaltos a la reelección cuando perdieron el favor de las bases de sus propios partidos. Los republicanos están negociando otro plan de estímulo, pero su aprobación en el Senado no será fácil. Los senadores duros rechazarán un nuevo aumento del gasto público y de la deuda nacional. Pero puede que Trump lo necesite para sostener la economía hasta noviembre.
Política
Trump quiere salirse del Acuerdo de París sobre el clima, pero en realidad la decisión dependerá del ganador de las próximas elecciones. Joe Biden, más internacionalista, mantendrá a EE. UU. dentro del acuerdo. Si Biden gana, cabe esperar un «Nuevo acuerdo verde» (Green New Deal) y un aumento del gasto social.
El gasto en general se incrementará con los demócratas, por lo que cabe esperar ciertas presiones sobre las rentabilidades (TIR) del Tesoro de EE. UU. Creo que es seguro asumir que, si Joe Biden gana las elecciones de noviembre, los demócratas retendrán su mayoría en la Cámara de Representantes y volverán a hacerse con el Senado. Un mismo partido al frente de ambas cámaras y de la Casa Blanca no tendrá grandes problemas para aprobar leyes.
Cabe recordar que Joe Biden no es Bernie Sanders, que se definía a sí mismo como «socialista democrático». No habrá ninguna revolución y por tanto, los mercados financieros deberían mantenerse relativamente estables. Los demócratas suelen hablar de compensar el gasto con subidas de impuestos. El impuesto de sociedades de EE. UU. volvería probablemente a los niveles de la época de Obama. También subirían impuestos a los carburantes para ayudar a pagar el Nuevo acuerdo verde.
Desde una perspectiva británica, Trump es el presidente más anglófilo desde el último presidente estadounidense de Nueva York, Franklin Delano Roosevelt. Ante la salida del país de la Unión Europa, será muy importante cerrar un acuerdo comercial con EE. UU. que pueda servir de palanca para firmar acuerdos con otros países del resto del mundo, incluida la UE. De momento, la administración Trump ha dado muestras de flexibilidad.
El compañero de papeleta de Biden
Biden es cuatro años mayor que Donald Trump y ha mostrado indicios de declive cognitivo. Es posible que solo se comprometa a un mandato como presidente. La persona a quien elija de candidato a vicepresidente será importante. Es probable que sea una mujer afroamericana y dos son las favoritas: Kamala Harris (anterior fiscal y senadora por California) o Val Demmings (anterior directora de la policía y actual miembro del Congreso por Florida). Ambas parecen opciones razonables e indiscutibles, pero han dado muestras de cierta ingenuidad política.
Biden tendrá que demostrar que puede ser firme frente a adversarios extranjeros, especialmente China. El discurso de China catapultó a Trump a la Casa Blanca en 2016 y le hizo ganar en los estados del medio oeste y el cinturón de óxido, tradicionalmente demócratas.
Este es el tercer intento de Joe Biden a la presidencia (el primero fue en 1987). Biden parece carecer del instinto político de Donald Trump, Barack Obama o Bill Clinton y el hecho de que los candidatos no puedan hacer campaña con total normalidad ahora mismo le favorece. Pero es poco probable que esta situación permanezca así hasta noviembre.