Invertir en América Latina es navegar el riesgo político, especialmente en los años de elecciones. El año pasado hubo elecciones en Perú y Chile, que vieron sus activos sacudirse al ritmo de inciertas carreras electorales. En 2022, es el turno de Brasil y Colombia.
El caso de la mayor economía latinoamericana tiene a los inversionistas especialmente atentos, considerando la prominencia de la figura de Luiz Inácio Lula da Silva. Si bien la carrera tiene un trecho relevante por recorrer, considerando que los comicios son el 2 de octubre, el mercado sigue con detención la evolución de las encuestas.
De momento, el nerviosismo por la amplia ventaja que mantiene Da Silva por sobre su potencial contrincante, el presidente de ultraderecha Jair Bolsonaro, parece estar menguando. Según destacó JPMorgan en un informe reciente, el mercado se mostró “complacido” cuando el expresidente brasileño dijo que buscará una “alianza amplia”, incluyendo a las fuerzas de centro e incluso de centro-derecha.
En esa línea, el banco de inversiones asegura que el tiempo jugará un rol clave en qué tan riesgosa se pone la elección para las inversiones. “El discurso macro ha sido menos abrazador, pero tenemos la impresión de que el mercado está dispuesto a convertir la ‘alianza democrática amplia’ en un contrato que permitiría implementar también políticas económicas de centro y centro-derecha”, señala el reporte de la firma, agregando que “mientras antes pase esto, la elección se ve menos como un factor de riesgo”.
Por el lado económico, uno de los factores claves que los inversionistas están mirando es la propuesta de revocar la reforma laboral. En un informe sobre sus fondos latinoamericanos para inversionistas extranjeros, Credicorp Capital destaca que Da Silva “viene proponiendo como principal medida, si llega a la presidencia, una reforma laboral tomando como ejemplo el caso español, que implica cambios estructurales”.
Por el lado fiscal, la administradora de fondos comenta que el país latinoamericano ya ha experimento una desaceleración de la economía, pero que “será soportada por las entradas fiscales de este año que duplican el anterior”.
Esta carrera se da después de un año en que los activos brasileños se vieron castigados. Durante 2021, el benchmark accionario Bovespa cayó cerca de 12%, mientras que el real se depreció en torno a 7% con respecto al dólar.
El caso colombiano
Los comicios colombianos llegarán antes que los brasileños. Con una primera vuelta el 29 de mayo y una eventual segunda ronda el 19 de junio, el mercado mira con cierto nerviosismo el avance del candidato de izquierda Gustavo Petro, que lidera las encuestas.
El programa del exalcalde de Bogotá incluye medidas como elevar impuestos a los altos patrimonios, subir aranceles a ciertas importaciones y suspender los nuevos contratos de exploración de petróleo, por lo que se le considera como un candidato más desafiante para los mercados.
¿En qué se traduce eso? Para Credicorp Capital, podría inyectar cierta volatilidad en los activos locales. “En lo político, se espera un período de inestabilidad, a pesar de las fuertes caídas de los activos y la divisa durante el 2021”, indicó la firma en su reporte.
El año pasado, el peso colombiano perdió alrededor de un 19% de su valor frente al dólar, mientras que el referente bursátil Colcap registró una baja más modesta, de cerca de 2%.
Eso sí, la firma regional también destacó que hay cierto espacio de resiliencia por el lado fiscal. “Las cuentas fiscales tuvieron un mejor balance de lo esperado en el 2021, esto supondrá un alivio en las necesidades de financiación para el 2022, a la espera de la subida de tipos de interés tanto locales como globales”, indicó la firma.