Esta semana toca hablar de nuevo de política americana. Tras el primer debate entre presidente y candidato, queda de manifiesto que EE.UU. está preparado para un cambio en la Casa Blanca si Joe Biden es capaz de ofrecer al electorado una excusa lo suficientemente buena.
La inercia del ex vicepresidente se beneficia además del positivo por COVID-19 de Donald Trump cuyas implicaciones desgrana Paresh Upadhyaya, director de la estrategia de divisas de EE.UU. de Amundi Pioneer Asset Management en esta entrevista. Como mínimo, este contratiempo dificulta que el presidente cumpla con todos los compromisos y meetings electorales agendados y deja en evidencia la gestión de la pandemia llevada a cabo por su administración y le hace perder popularidad entre mujeres y electores de la tercera edad.
Como explican los especialistas de Aberdeen Standard, eToro y Allianz GI en este artículo, son pocas las conclusiones que los inversores podemos extraer de los recientes debates, pero sí podemos anticipar una actitud más agresiva del lado de Trump como consecuencia del fuerte retroceso en sus opciones de victoria según las descuentan las casas de apuestas, como vemos en este gráfico.
El candidato demócrata se sitúa ya más de 9 puntos por encima de Trump en las encuestas (51,4 por 42,4) generales acumulando también un colchón de ~4 puntos en estados “bisagra” (como Michigan, Florida, Wisconsin o Pensilvania) que son los que pueden acabar decantando -en un sentido u otro- el resultado de estos comicios. De acuerdo al último sondeo de Survey USA la brecha entre ambos contendientes supera el doble dígito dando peso a la hipótesis de una “ola azul” que daría a los demócratas la presidencia y el control de ambas cámaras.
Biden, es por lo tanto, el favorito; un resultado electoral más predecible debería estimular el buen comportamiento en los mercados de acciones y crédito corporativo, no obstante la decisión del presidente Trump -comunicada vía tweets– de suspender las negociaciones con Nancy Pelosi para acordar un nuevo paquete de fiscal (CARES2) antes del 3 de noviembre es buena muestra de lo que nos espera las próximas cuatro semanas. Trump intentará proyectar una imagen de fortaleza y relevancia política que probablemente presione al alza la volatilidad en el precio de activos financieros.
En resumen, la pujanza de la candidatura de Joe Biden ha obligado a los inversores a desestimar un resultado incierto y a comenzar a posicionar sus portafolios en activos y geografías que a priori se beneficiarán de un balance fiscal (neto) expansivo. La victoria demócrata traería consigo una disminución en la polarización política que favorecería la aprobación de iniciativas de incremento en gasto público, relajando al mismo tiempo la tensión en relaciones comerciales (con China y la UE).
En este contexto, con un dólar más débil, y un mejor tono de crecimiento a nivel global las temáticas de ciclo y valor y las bolsas emergentes y europea serían apuestas interesantes, pero esto es harina para otra nota.