El avance de los programas de vacunación, la reducción de las medidas de movilidad y ocio, la reapertura de las economías y la recuperación económica nos hacen pensar en disfrutar del verano con cierta normalidad. La pregunta es si esta normalidad se trasladará a las carteras de los inversores y mostrarán una mayor atención hacia sectores que hasta ahora han sido muy castigados por la pandemia.
Según explican desde BNY Mellon IM, un ejemplo de ello sería la categoría financiera BEACH, cuyas letras hacen referencia a viajes (es la B de Booking), entretenimiento (E), aerolíneas (A), casinos y cruceros (C) y hostelería y hoteles (H), y están muy relacionados con el consumo en tiempo estival. “El consumo sufrió un duro golpe con la pandemia porque la población tuvo que confinarse y las economías se paralizaron. Sin embargo, gracias a los programas subvencionados de regulación temporal de empleo y a otras ayudas públicas, los balances de los consumidores saldrán en general de esta crisis en mejor forma que en una recesión normal”, apunta Jon Bell, gestor en Newton, parte de BNY Mellon Investment Management.
El gestor considera que la demanda acumulada es considerable, por lo que considera un repunte de la demanda puntual cuando la gente pueda volver a comprar, comer fuera y salir de vacaciones. “No anticipamos que el consumo cambie de forma estructural, pero sí que se registrarán algunos cambios profundos. Por ejemplo, creemos que la tendencia de un mayor uso de las compras online se mantendrá y que el comportamiento de los consumidores no será totalmente igual que antes de la pandemia”, afirma Bailer.
Desde BlackRock, en esta misma línea, Nigel Bolton, Co-CIO del grupo de renta variable fundamental, y Sophie Steel, directora del grupo de la industria de consumo, hablan del aumento del “gasto por vergüenza”.
“A medida que las economías mundiales salen de los cierres y reanudan el gasto en comidas, bebidas, viajes y ocio, un fuerte telón de fondo de crecimiento mundial prepara el escenario para una gran reapertura este año. A esto lo llamamos gasto de revancha: la gente está encantada de recuperar el gusto por la libertad, y está dispuesta a derrochar en ocasiones sociales y artículos discrecionales. Este auge económico está siendo alimentado por la extraordinaria y coordinada política monetaria y fiscal aplicada desde el estallido de la crisis, así como por el ahorro de los consumidores que se ha acumulado durante los cierres. En nuestra opinión, los consumidores no volverán por completo a los hábitos anteriores a la pandemia. Algunas nuevas tendencias se mantendrán. Esta es una oportunidad para que los gestores de fondos identifiquen a los posibles ganadores y perdedores de la gran reapertura”, explican Bolton y Steel.
Como consecuencia del mayor consumo discrecional relacionado con los viajes y el ocio, el gestor explica que el sector petróleo también se podría ver beneficiado. Según explica, “la reapertura ha conllevado un fuerte incremento de los desplazamientos por carretera y otras áreas, como el transporte aéreo y los cruceros, empiezan a recuperarse desde niveles muy deprimidos, lo que proporcionará un impulso constante a medida que los precios de los carburantes avancen de forma paralela a la demanda. La escasez de oferta y la intención del sector de reducir la inversión de capital en vez de distribuir efectivo entre sus accionistas resultarán determinantes, ya que la mayor demanda de viajes contribuirá al aumento del precio del petróleo y la gasolina”.
Además, Bailer señala que sectores como el financiero o el energético tienden a verse beneficiados en entornos inflacionarios como el que podría crear la reapertura económica. Por eso, el gestor cree que los valores financieros, aunque no forman parte de la categoría BEACH, podrían salir muy reforzados, sobre todo las entidades que ofrecen créditos al consumo. “Una entidad con una fuerte presencia en la financiación de automóviles ya se está beneficiando de las ganas de los consumidores estadounidenses de gastarse las ayudas públicas en la compra de coches nuevos o usados, lo que está elevando el valor residual de los coches de segunda mano”, explica.
“También vemos oportunidades en la restauración de alta gama. Los restaurantes de gama alta han quedado rezagados con respecto a las marcas de restauración informal debido al esperado retraso en el gasto empresarial. Creemos que este gasto se recuperará más rápido de lo previsto a medida que la gente vuelva a la oficina. Además, los restaurantes de gama alta deberían ser capaces de mantener algunos de los ahorros de costes -especialmente en torno a la automatización- realizados durante el punto álgido de la pandemia, lo que redundará en los márgenes”, añaden Bolton y Steel.
Las valoraciones de BNY Mellon IM y BlackRock coinciden en que no todo este gasto se mantendrá de forma sostenida. Según Bolton y Steel, donde los consumidores podían gastar, lo han hecho. “La demanda ha sido excepcionalmente fuerte en las áreas que han estado abiertas para el negocio, incluidos los bienes de lujo y el alcohol. A medida que avanza la recuperación, los inversores en renta variable hacen bien en ser selectivos y buscar empresas que puedan mostrar unos beneficios sólidos en 2022 y 2023. Esto significa identificar las áreas en las que el COVID-19 no ha tirado simplemente de la demanda hacia adelante. Más bien, es clave identificar los ámbitos en los que el comportamiento de los consumidores ha cambiado de forma permanente, por ejemplo, las empresas de alimentos premium para mascotas y los negocios de entrega de alimentos”, explican.
Para estos expertos de BlackRock, las valoraciones bursátiles de muchos de los llamados «sectores de la reapertura» ya reflejan el gasto de los consumidores que se avecina. Sin embargo, considera que hay sectores que pueden rebotar incluso más rápido de lo que el consenso espera. “Los sectores de reapertura europeos van a la zaga de sus homólogos en EE.UU. debido a la lentitud de las vacunas y a la mayor duración de los cierres. Creemos que estos sectores pueden ponerse al día en la segunda mitad del año. Los últimos datos muestran que Europa se está vacunando al mismo ritmo que EE.UU. y el Reino Unido, lo que implica que el retraso en la recuperación debería mantenerse fijo en dos o tres meses, en lugar de alargarse. Creemos que las acciones de las aerolíneas europeas pueden despegar una vez que las tasas de COVID-19 bajen”, explican.