La aversión al riesgo y el pesimismo se ha adueñado de los profesionales de la industria, según muestra la encuesta global a gestores que mensualmente elabora Bank of America (BofA). Los datos más relevantes que ilustran este sentimiento es que los niveles de efectivo en las carteras son los más altos desde el 11 de septiembre de 2001 y que mantienen la exposición más baja a la renta variable desde mayo del año pasado.
Lo más revelador de la encuesta es que los gestores no ven una mejora a corto plazo. “Nuestro Indicador de Riesgos de Estabilidad de los Mercados Financieros FMS se sitúa actualmente en 7,5, un nivel récord. Además, los niveles elevados de aversión al riesgo son comparables a los de anteriores momentos de crisis, como la última gran crisis económica y el estallido de COVID-19. El elevado riesgo percibido para la estabilidad de los mercados financieros también apunta a un nuevo descenso de los precios de las acciones”, señala la encuesta.
“El crecimiento económico mundial se desacelera, la inflación aumenta y los nuevos confinamientos por el COVID-19 se extienden por China, mientras no parece haber resolución a la vista para la invasión rusa de Ucrania. De hecho, la posición y el sentimiento de los inversores es inusualmente pesimista, descontando una pérdida significativa de impulso económico los próximos meses”, reconoce Luca Paolini, estratega jefe de Pictet AM, por su parte.
De hecho, según la encuesta de mayo de BofA, las expectativas de crecimiento siguieron siendo escasas y parecen mejorar: el indicador sobre las expectativas acerca de una economía más fuerte está en mínimos históricos tras alcanzar el -72%.
Christiaan Tuntono, economista senior de Asia Pacífico de Allianz Global Investors, reconoce que, en mitad de este contexto pesimista, los inversores seguirán buscando signos de mejora del entorno de mercado. “No cabe duda de que las expectativas de crecimiento se han rebajado tras la escalada de las tensiones geopolíticas y la subida de precios de las materias primas, pero en nuestra opinión todavía es demasiado pronto para predecir una estanflación prolongada o una recesión mundial. Es probable que los datos que se publiquen esta semana sean algo menos pesimistas con respecto al crecimiento y esperemos que muestren una pausa en el endurecimiento de la postura de la Fed”, sostiene.
Otro dato significativo es que los gestores siguen teniendo la palabra estanflación en la mente. Según la encuesta de mayo de BofA, las expectativas de «estanflación» siguen aumentando hasta el 77% (desde el 66% del mes anterior), lo que supone el nivel más alto desde agosto de 2008.
En opinión de Lewis Grant, gestor de Cartera Senior de Renta Variable Global en Federated Hermes Limited, “estas preocupaciones ha penado en los mercados de renta variable esta semana, ya que los temores a la estanflación y la recesión siguen mermando el entusiasmo de los inversores”. Además, Grant considera que los resultados de las empresas se han hecho eco de estos temores, ya que un gran número de empresas siguen citando importantes problemas en la cadena de suministro.
Principales riesgos
Para los gestores, la posición más agresiva de los principales bancos centrales sigue siendo su principal temor. Según explica Richard Woolnough, gestor del fondo M&G (Lux) Optimal Income, la economía se ralentizará a medida que la Fed endurezca la política monetaria con su habitual retraso. “El crecimiento económico también será limitado, ya que al estar en situación de pleno empleo el crecimiento potencial está —por definición— restringido por la falta de oferta de mano de obra”, señala Woolnough.
Para Ibrahima Kobar, CIO de Ostrum AM, “los bancos centrales son excepcionalmente unívocos: se están mostrando preocupados, sobre todo, en torno a la inflación” y plantea dos cuestiones: “¿hasta cuándo los bancos centrales van a ignorar las correcciones del mercado, especialmente las asociadas con el crecimiento?”, y, “¿cuándo van a suavizar los bancos centrales el ritmo del endurecimiento monetario?”.
Esto explica que una recesión mundial sea el segundo mayor riesgo que identifican los gestores y que también ha llevado a las gestoras a ajustar sus previsiones. Por ejemplo, Paolini reconoce que han reducido sus estimaciones de crecimiento económico global para 2021 a 3,4%, desde 4,8 %, aún por encima tanto de la tendencia a largo plazo y del consenso. “La economía estadounidense, en particular, sigue sólida. Además Asia, Japón y algunas economías emergentes de la región experimentan mejoras en la actividad y confianza del consumidor. En cuanto a China, sus autoridades están ofreciendo algunos estímulos, pero, hasta ahora, no suficientemente agresivos para compensar la debilidad del sector inmobiliario y consecuencias del estricto confinamiento por el COVID-19”, afirma el estratega jefe de Pictet AM.
Según indica BofA en su encuesta, y por orden de relevancia, los otros riesgos que identifican los gestores son la inflación, el conflicto entre Rusia y Ucrania, y un evento crediticio sistémico. “Dado que persisten las preocupaciones macroeconómicas derivadas del agresivo endurecimiento monetario, el conflicto entre Rusia y Ucrania y los estrictos cierres de Covid por parte de China, prevemos una gran volatilidad en el mercado. Mantener una cartera diversificada será crucial para sortear estas turbulentas condiciones de mercado”, matiza Louise Dudley, CFA, responsable de Crédito de Federated Hermes Limited.
Asset allocation: carteras defensivas
Además de diversificada, la encuesta a gestores de BofA de mayo muestra que las carteras están, principalmente, defensivas. “Las asignaciones en renta variable comienzan a ponerse al día con el sentimiento bajista”, advierte la entidad. Según sus conclusiones, los gestores mantienen la exposición más baja a la renta variable desde mayo de 202 y con claro matiz defensivo con una sobreponderación neta combinada de servicios públicos, productos básicos y atención sanitaria del 43% (frente al 28% de abril). En cambio, los inversores siguen estando largos en efectivo, salud, materias primas y energía, mientras que evitan los bonos, los productos discrecionales, la UE y los mercados emergentes.
“Estamos ante uno de los entornos de inversión más complejos de los últimos años. La persistencia de la inflación y los cambios en el panorama geopolítico continúan planteando muchos interrogantes, lo que me lleva a invertir en una cartera que resulte adecuada para diversos entornos de mercado, con potencial para hacer frente a una gran variedad de posibles riesgos”, reconoce Jonathan Knowles, gestor de renta variable de Capital Group. Esa es la razón por la que, para Knowles, “lo aburrido es bello”: “Trato de invertir en compañías aburridas y fiables que tengan potencial para generar flujos de caja sólidos y continuar creciendo independientemente de la dirección del ciclo económico y el entorno macroeconómico”.
A esta idea de inversión, Peter van der Welle, estratega y responsable del equipo de multiactivos de Robeco, añade que los REITs son también una apuesta defensiva generadora de caja muy popular. “Los REITs, son un tipo de fondo de inversión que invierte en activos que van desde centros comerciales hasta rascacielos o nuevas promociones de viviendas, son un eterno favorito de los inversores con una mentalidad más defensiva. No solo están respaldados por infraestructura inmobiliaria, sino que también generan flujos de alquileres fiables. Sin embargo, la tormenta perfecta de un considerable aumento de la inflación, subidas de tipos y endurecimiento cuantitativo, unida a factores geopolíticos como la guerra en Ucrania, aconseja un planteamiento de mayor prudencia. Aunque los datos macroeconómicos de las economías en desarrollo se han mantenido en general positivos en comparación con las expectativas previas, últimamente se han generado dudas sobre el crecimiento, ya que se detectan riesgos que podrían dar al traste con la presente expansión”, afirma Van der Welle.