En los últimos meses hemos asistido a recortes intensos en el mercado de high yield. Las noticias de dos cierres de fondos en Estados Unidos y uno en Europa como consecuencia de la menor liquidez ha hecho sonar las alarmas. ¿Estamos ante una corrección puntual o es algo más grave?
“En los últimos doce meses hemos asistido a una creciente divergencia entre el rendimiento de la deuda corporativa high yield y las acciones estadounidenses. Dada la históricamente fuerte correlación entre estos dos mercados, creemos que esta divergencia es una señal de advertencia para los participantes del mercado”, explican Ted Hospodar y Hunter Downs, portfolio managers de DoubleLine.
Buena parte de la caída del high yield en Estados Unidos ha venido marcada desde el sector energético y los tramos de menor calidad (CCC). Las petroleras han caído un 22% frente al 1% que lo ha hecho el mercado y en el caso del rating, la deuda con CCC sufrió retrocesos del 16% mientras que los ratings superiores perdieron un 6%. Para hacernos idea del volumen, el sector de la energía, que supone alrededor del 15% del mercado corporativo de high yield estadounidense, ha caído casi un 13%.
Y es que, no hay duda de que gran parte de las turbulencias vienen marcadas por la caída de los precios del petróleo y el consecuente empeoramiento de los ratios de crédito en el mundo energético. A medida que se hunden los precios y un número cada vez mayor de proyectos dejan de ser rentables, las empresas de servicios petrolíferos atraviesan por dificultades y crecen los impagos. El sector energético presenta cash-flows negativos y el apalancamiento financiero ha subido hasta su nivel más alto desde el año 2000.
“Las actuales turbulencias en este tipo de deuda nos recuerda la debacle de las telecos en 2000, pero la crisis actual está siendo causado por los sectores de energía y minería”, resume Kevin Loome, responsable de deuda corporativa estadounidensede Henderson. “No estamos diciendo que el mercado de high yield en Estados Unidos está exento de riesgos o volatilidad, pero hasta ahora los principales culpables se han circunscrito a estos dos sectores. De hecho, hemos venido señalando en los últimos 18 meses que las nuevas tendencias de emisión en general son peores”, explica.
Además, está previsto que la combinación de unas condiciones climáticas más cálidas de lo normal en EE.UU. con la falta de control sobre la producción de la OPEP y la lucha continuada por cuota del mercado de petróleo intensifique la presión sobre los precios a corto plazo. “La reciente contracción de los niveles de préstamo bancario en EE.UU., sobre todo a las compañías energéticas, también puede influir adversamente en la deuda high yield estadounidense, y se han materializado salidas de inversiones a medida que comienza el ciclo de subidas de los tipos de interés por la Fed”, escriben los expertos de NN Investment Partners en uno de sus últimos innformes de mercado.
En el mismo sentido opina Andbank, que mantiene la cautela sobre todo en lo que respecta a un posible efecto contagio. “Este es un mercado que discrimina mucho y nos lleva a la necesaria aproximación valor a valor (sector a sector) en el mundo corporativo. Desde el punto de vista de los flujos, de momento las salidas parecen limitadas al mundo retail, con entradas netas institucionales en Estados Unidos y Europa. Con todo, sigue siendo necesario vigilar” este tipo de activo.
La minería también
En otros sectores de materias primas también resultan evidentes unas dificultades similares. Aunque las cifras sean mucho menos importantes que en el sector de la energía, el sector de la minería también está en apuros, por el hecho de tener cash-flows negativos y una rentabilidad bajo presión.
“Cabe decir que gran parte de la debilidad mostrada recientemente por el mercado high yield estadounidense se ha debido a muchos de los mismos factores. La diferencia radica en que la exposición a algunos de los segmentos más rezagados es comparativamente más elevada en Estados Unidos, con lo que el impacto general es más elevado en dicho mercado. Para mí, lo interesante aquí es el hecho de que el mercado europeo no ha sido inmune a estas fuerzas, y los inversores deben ser conscientes de los riesgos que corren”, dice James Tomlins, especialista deuda corporativos high yield de M&G.
Hay que destacar, sin embargo, que pese a la necesaria cautela “en términos generales, los fundamentales del universo high yield están relativamente saludables y los defaults, aunque están por encima de mínimos de varios años y se espera que aumenten ligeramente, todavía mantienen por debajo de las medias a largo plazo. En otras palabras, todavía vemos espacio para que los spreads se compriman”, cuentan Linda Carter y Steve Concannon, portfolio managers de high yield de Eaton Vance.
“A lo largo de 2015 hemos sido testigos de que los mercados financieros no son inmunes a los ataques de la volatilidad, como demuestran las recientes perturbaciones en los mercados high yield. Las economías fuera de Estados Unidos siguen pasando dificultades, y los mercados emergentes probablemente se mantengan bajo presión”, apunta BlackRock.