Tres años después de la votación del referéndum en el Reino Unido, los británicos han descubierto dos cosas: salir de la Unión Europea no va a ser ni fácil ni barato. Tras la negativa del parlamento británico y después de que Theresa May, primera ministra, superase un moción de no confianza, esta semana veremos un nuevo episodio de este laberinto: May presentará su plan consensuado y alternativo al acuerdo alcanzado con la Unión Europea para hacer efectivo el Brexit.
“Theresa May, que está tratando de mantener felices a todos los bandos en este tablero de ajedrez político inglés e irlandés (Irlanda del Norte), haría bien en leer nuevamente el famoso dicho de Winston Churchill: «un apaciguador es uno que alimenta un cocodrilo, con la esperanza de que se lo coma el último». Excepto que, en su caso, el Brexit podría tragársela para siempre. El 29 de marzo todavía está en la mira, pero nadie se atreve a pensar en el Brexit duro que sería provocado por un estancamiento político en el Reino Unido”, apunta Igor de Maack, gestor en DNCA, afiliada de Natixis IM ante el descarrilamiento al que considera que se precipita el Reino Unido.
Ante esta incertidumbre, el mercado se muestra tranquilo porque ya había descontado que el parlamento británico no aceptaría el acuerdo que May había cerrado con la Unión Europea. “Los inversores parecen creer cada vez menos en el cuento de hadas Brexit”, añade De Maack.
Muestra de ello es que, a lo largo de este proceso, los diferenciales de crédito en el Reino Unido han vuelto a situarse en niveles superiores a los que registraban antes del referéndum sobre el Brexit de 2016. “Al igual que la libra y los gilts, creemos que existe margen para que la deuda corporativa británica reaccione de forma positiva al hecho de que se logre evitar un Brexit sin acuerdo y para que los diferenciales se ajusten desde los niveles actuales”, apunta Gordon Brown, gestor y co-responsable global de carteras de Western Asset, filial de Legg Mason.
La hipótesis central de Brown, apuesta por un “acuerdo” mediante el que el parlamento británico terminará por apoyar el “plan B” del Gobierno, pero, “tanto en este caso como si se ampliara el plazo de salida de la Unión Europea, las probabilidades de que se lleve a cabo un Brexit más suave o más tardío han aumentado. Así, ahora es menos probable que se produzca una salida dura sin acuerdo”. Según su hipótesis de base, los activos británicos deberían reaccionar de forma positiva, dado que, en su opinión, “buena parte de las noticias negativas relativas al Brexit ya están descontadas en las valoraciones”.
En opinión de Leigh Himsworth, gestor de fondos de renta variable de Fidelity, todas las opciones que baraja el Reino Unido tendrán importantes implicaciones para los inversores. “La renta variable cotiza a precios muy atractivos tras las caídas que vimos en los mercados durante el último trimestre de 2018. El factor del Brexit también hace que el Reino Unido sea aún más atractivo y sugeriría que sería acertado invertir en acciones británicas cuando exista una empresa comparable en el extranjero, como BP frente a Total o un banco británico frente a un banco de otro país. En mi opinión, poco hay que pueda sustituir al equilibrio en una cartera, y tal vez a una buena exposición a las rentabilidades por dividendo y el crecimiento a largo plazo, y que pueda además ofrecer protección frente a los acontecimientos políticos”, argumenta Himsworth.
Para este gestor de Fidelity, por paradójico que suene, un Brexit sin acuerdo, aunque sería muy negativo a corto plazo, daría a las empresas la certidumbre que ansían. “Si saben a qué aranceles se enfrentan o qué normas regirán la contratación de personal, al menos podrían tomar decisiones. Seguir prolongando esta situación le viene bien a muy pocas personas más allá de los diputados y legisladores”.
¿Y ahora qué?
Mañana veremos hasta qué punto May logra salir de este escollo y dar algo de certidumbre al mercado. Según explican los analistas de Monex Europe, May ha trabajado para obtener nuevas concesiones de la Unión Europea y superar el escollo del mecanismo de medidas de protección de la frontera irlandesa. Los conservadores euroescépticos, con el DUP, muestran sus reservas con respecto a la capacidad del Reino Unido de abandonar estas contramedidas en la frontera irlandesa de forma unilateral, lo que quiere decir que debido a un bucle en el acuerdo, el Reino Unido podría verse obligado a mantenerse dentro de la Unión Europea.
“Las últimas promesas de la primera ministra británica diciendo que abandonará su puesto antes de las próximas elecciones generales y con respecto a la celebración de una votación en el parlamento antes de que el Reino Unido adopte los mecanismos de medidas de protección, han sido insuficientes para recabar acuerdos a priori, poniendo de relevancia la necesidad de aclarar el problema de la frontera irlandesa antes de poder ratificar cualquier tipo de acuerdo”, apuntan desde Monex Europe.