El pasado miércoles 18 de noviembre, Mauro Leos, principal analista senior de crédito soberano de Moody’s para América Latina, evaluó las consecuencias de un juicio político a la presidenta Dilma Rousseff. Si finalmente se produce el “impeachement” por los escándalos de corrupción, y el presunto fraude en la campaña electoral, es muy probable que tuviera un impacto negativo sobre la frágil calificación crediticia de Brasil, y sólo espera un efecto neutral «en el mejor de los casos«, según informó Reuters.
Mauro Leos señaló que, junto al desempeño de la economía de Brasil en los próximos dos años, la decisión sobre si rebajar la calificación del país va a depender del futuro de la mandataria y de si el ministro de Hacienda, Joaquim Levy, respetado por los inversionistas, conserva su cargo.
«Desde nuestra perspectiva, veríamos un juicio político como neutral para el crédito en el mejor de los casos, pero nuestra inclinación sería verlo como negativo para la calificación de crédito debido a la incertidumbre vinculada a todo el proceso«, dijo Leos durante un evento de Moody’s del «Día del Inversor».
En un proceso a Rousseff era más probable que el panorama de la calificación se degradara a «negativo» desde «estable«, más que rebajar la nota misma a la categoría de «especulativa». Moody’s asigna a Brasil una calificación de «Baa3«, la más baja dentro del grado de inversión.
«Si pasáramos a un proceso de juicio político cualquier cosa podría pasar», advirtió Leos. «Dicho eso, si toman esa dirección, una de las posibilidades es que las cosas mejoren después».
Una eventual salida de Levy de Hacienda también contribuiría a la incertidumbre. Pero como el funcionario no ha tenido el éxito que esperaban los inversores en la implementación de reformas, no sería un golpe tan fuerte para la calificación de Brasil como se temía antes, señaló Leos.
«Depende de quién sea elegido (para reemplazar a Levy)», dijo Leos, agregando que el ex presidente del banco central Henrique Meirelles sería una elección bien recibida en los mercados debido a sus contactos políticos, aunque su relación con Rousseff es compleja.