El índice S&P 500 escala hasta máximos históricos: el viernes 16 de diciembre cerró en los 2.258,07 puntos, a apenas un 0,6% del mayor nivel alcanzado en la historia del índice. Para Peter Garnry, jefe de estrategia de renta variable de Saxo Bank, esto indica que las acciones estadounidenses estarían entrando otra vez en un nuevo territorio. Normalmente este escenario debería estar correlacionado con un alto crecimiento, inflación y euforia, pero en esta ocasión no es así.
El crecimiento sigue en modo silencio
Aunque hay muchas señales de que las cosas estén mejorando y que la inflación esté en elhorizonte, la foto más amplia que tenemos sobre la economía de Estados Unidos muestra que siguecreciendo por debajo de la tendencia y que incluso este crecimiento por debajo de la tendencia hasido el más largo desde la gran crisis financiera.
Además de una economía que está saliendo del paso, a los inversores no se les presentan tiempos de mejoría con una inflación a la vuelta de la esquina. Este mercado alcista sigue siendo uno de los ejemplos tipo más odiados y cuenta con los niveles de participación más bajos.
A nivel global, los mercados financieros han reaccionado de manera positiva a la victoria del presidente electo en Estados Unidos, Donald Trump, y sus visiones sobre políticas fiscales – las pueda o no llevar a cabo.
A nadie parece importarle que sus políticas no afectarán directamente la economía hasta después de septiembre de 2017 (debido a que el año fiscal actual del gobierno de los EEUU está ya establecido).
El crecimiento mundial durante los próximos nueve meses dependerá de las acciones pasadas de los políticos y del bajo crecimiento intrínseco.
A pesar de la falta de euforia, el S&P 500 ha alcanzado sus niveles más altos desde marzo de 2002 con 17,7 veces los beneficios esperados a 12 meses, lo que corresponde a un 18,4% por encima de la media histórica en ese mismo período.
El valor actual refleja que los analistas esperan que el BPA crezca un 19,1% en los próximos 12 meses, a pesar de que haya claras señales de que la fortaleza dólar está siendo perjudicial para las compañías estadounidenses (con Oracle como última señal de esta tendencia).
Esta tasa implícita de crecimiento de los beneficios demuestra que los analistas han estado equivocados en su previsión del BPA, en unos 10-15 puntos porcentuales en los últimos tres años, al eliminar las expectativas durante la fuerte bajada de los precios del petróleo.
El sector energético es la mayor esperanza del S&P 500, teniendo en cuenta que los analistas esperan que el BPA crezca un 262% en los próximos 12 meses. Aunque claramente se va a producir un rebote, es muy poco probable que sea de semejante magnitud. Nuestra opinión actual sobre el petróleo es que la nueva oferta que entra en el mercado está poniendo un límite adicional en el valor del crudo, a pesar del intento de la OPEP de inflar el precio.
Otro supuesto crucial detrás de las altas expectativas que se observan en el S&P 500 es el del sector sanitario, donde los analistas esperan que el BPA crezca un 30% en los próximos 12 meses. Nos resulta difícil de creer que este sector sea capaz de incrementar tanto su valor ya que los titulares sobre el mismo suelen ser muy negativos y comentan constantemente casos sobre cómo la clase media no puede pagar sus facturas médicas.
¿Cómo podría este sector llegar a aumentar sus ganancias un 30% en semejante entorno?
Además de esto, el aumento de tasas en EE.UU. causará algunos vientos en contra para los beneficios de los sectores servicios, industrial, telecomunicaciones e inmobiliario, debido al apalancamiento de su balance.
La fuerza del dólar pesa sobre las ganancias del mercado internacional y se extiende en el índice S&P 500, haciendo que las expectativas de crecimiento dependan aún más de la fase de expansión interna que fluye hacia el S&P 500 a través de los sectores de bienes de consumo y financieros. Pero, ¿pueden estos dos sectores justificar al 100% el valor actual del índice?
En Saxo Bank siguen siendo cautelosos en renta variable de Estados Unidos y recomiendan ponderar la exposición o proteger el downside con opciones, ya que el más mínimo cambio en las perspectivas podría conllevar una bajada del S&P 500 de más de un 10%. Y, por último, reiteran que están a favor de la renta variable europea y japonesa en 2017.