Cuando expiraba un nuevo plazo y se alcanzaban los ocho meses de negociaciones entre el gobierno argentino y sus acreedores en ley extranjera, el ministerio de Economía emitió un comunicado anunciando el acuerdo durante la madrugada del lunes al martes.
«La República Argentina y los representantes del Grupo Ad Hoc de Bonistas Argentinos, el Comité de Acreedores de Argentina y el Grupo de Bonistas del Canje y otros tenedores (en conjunto, los ‘Acreedores que brindan Respaldo’) llegaron a un acuerdo en el día de la fecha que les permitirá a los miembros de los tres grupos de acreedores apoyar la propuesta de reestructuración de deuda de Argentina y otorgarle a la República un alivio de deuda significativo», informó el comunicado oficial.
Por el momento los diferentes comités de acreedores no se han expresado oficialmente al respecto.
Argentina buscaba reestructurar 65.000 millones de dólares de deuda emitida bajo ley extranjera. El acuerdo implica que las fechas de pago de los nuevos bonos serán en enero y julio, en lugar de marzo y septiembre. Los nuevos bonos por compensación de los intereses devengados y consentimiento adicional comenzarán a pagar capital en enero de 2025 y vencerán en julio de 2029 (en lugar de 2030). Los tenedores de bonos denominados en euros o francos suizos podrán canjearlo por nuevos bonos en dólares al tipo de cambio contra dólares del 6 de agosto.
Asimismo, según el comunicado de prensa presentado por el gobierno argentino, se ajustarán aspectos de las cláusulas de acción colectiva en los documentos de los nuevos bonos para alcanzar las propuestas presentadas por los acreedores, las cuales buscan fortalecer la eficacia de los contratos.
Un punto de partida que evita el peor escenario
Para Diego Falcone, jefe de Estrategia de Cohen, “es un buen acuerdo porque despeja bastante los vencimientos que se le acumulaban a Argentina en los próximos dos o tres años y además baja el cupón y, por lo tanto, baja la carga de los intereses. Es también un buen acuerdo para los acreedores porque ahora tienen más garantías de cobrar que si seguíamos con el régimen anterior. Pero no es suficiente para resolver el problema de fondo, es una condición necesaria, pero si Argentina no toma otras decisiones en el plano fiscal y resuelve el problema del control cambiario que incentive las exportaciones, el país lo tendrá muy complicado para cumplir con sus obligaciones en los próximos años”.
Falcone piensa que la deuda es consecuencia de políticas fiscales de los sucesivos gobiernos de Argentina: “bajamos la fiebre pero si no atacamos la causa de fondo volveremos a estar igual en unos años, escuchando otra vez el ruido del default. Lo importante de este acuerdo es que se evitó el peor escenario (el de un default abierto) pero tenemos un país en decadencia, estancado y sin crecimiento. En cada crisis subimos un peldaño el umbral de la pobreza, tenemos un deterioro constante desde hace 30 años”.
El jefe de Estrategia de Cohen considera que ahora la negociación que se abre con el FMI será clave en un aspecto: “el gobierno podría sorprender con un programa fiscal más austero del que estamos esperando”.
Por su parte, Sebastián Vargas, director Latam Credit Strategy de Barclays Investment Bank coincidió con Falcone en la necesidad de un giró económico:
“Se encontró una fórmula que otorga un alivio financiero a la Argentina para los próximos años a la vez que alcanza apoyo total de los bonistas. El resultado es oportuno, dado que llega la hora de plantear la agenda económica en este nuevo capítulo de la pandemia. El acuerdo otorga mayor previsibilidad al sector real, aumenta la demanda de activos domesticos, y da importantes señales con respecto a la mirada del gobierno sobre algunos temas”, explica.
“En sí, la propuesta de reestructuración consensuada adelanta algunos meses las fechas de pago de los nuevos bonos, manteniendo los montos de pagos de capital e intereses de la última propuesta presentada. De esta forma, se mejoró el valor presente de los títulos para alcanzar un valor cercano al punto medio de las últimas ofertas presentadas por las partes”, anunció Puente en su comentario de mercado de la mañana.
Las acciones argentinas progresan en Wall Street
Como resultado del anuncio del acuerdo, los bonos y acciones argentinos reaccionaron al alza en Wall Street este martes. Ahmed Riesgo, Chief Investment Strategist de Insigneo, considera que el mercado ya venía descontando la posibilidad de un compromiso: “Si uno mira los bonos latinoamericanos, Argentina tiene el mejor resultado y está arriba más de un 31%, es el mejor país en el segundo trimestre del año y después viene Colombia con una subida del 15%”.
En un mundo de tasas bajas, ¿los inversores seguirán comprando deuda y activos argentinos después de este acuerdo?: “Los bancos centrales del mundo están inundando el mercado con dólares que tienen que ir a algún lado y en el corto plazo invertir en Argentina es algo atractivo y seguirá habiendo demanda para su deuda. Pero creo que las ganancias fáciles ya se hicieron porque una parte del mercado anticipó este acuerdo, creo que durante los próximos dos años el riesgo argentino se mantendrá atractivo para el sector de inversores que busca hihg yield”, añade Ahmed Riesgo.
Se abre ahora el capítulo de la negociación con el FMI
Pablo Albina, Country Head Argentina y Uruguay, Head of Investment Latin América de Schroders, declaró que «alcanzar un acuerdo con bondholders globales y lograr una reestructuración de deuda exitosa es un paso importante para Argentina dentro de la crisis global del COVID-19. Esto debería ayudar también a varias provincias a cerrar sus procesos de restructuración en los próximos meses. La negociación de un nuevo acuerdo y plan consensuado con el FMI va a centrar la atención en el último trimestre. Si estos procesos de normalización son exitosos, no me extrañaría ver a las corporaciones más sólidas de Argentina volver a acceder a los mercados de deuda globales a principios del 2021″.
Mariano Sardans, CEO de la gerenciadora de patrimonios FDI, piensa que el gobierno negoció tarde y mal: “El acuerdo ha llegado al mismo punto que planteaban los acreedores desde el inicio, el ministro de Economía negoció con soberbia y nos hizo perder muchos meses. Mientras tanto, la economía argentina está cada vez más destruida, las pequeñas y medianas empresas arruinadas. Hasta ahora no hemos tenido un programa económico, solo un ministro que negociaba la deuda, a partir de ahora sabremos cuál es el proyecto real para el país”, explica.
Para Víctor Beker, director del Centro de Estudios de la Nueva Economía (CENE) de la Universidad de Belgrano, “resuelto el tema de la deuda con los acreedores privados, queda planteada la renegociación con el FMI. Ello exige la necesidad de explicitar el rumbo económico, delinear la salida de la cuarentena y hacer frente a la pandemia económica, como consecuencia del COVID-19 y la consecuente paralización de actividades generada por la cuarentena”.