La consecuencia global de las aprobaciones de exportación de GNL (gas natural licuado), la presión entorno a los costos de construcción en todo el boom de inversiones de capital (Capex) de gas de esquisto; temas de seguridad, el impacto en los números macro de Estados Unidos, tales como el comercio y los márgenes de beneficio de Estados Unidos, que han dado un salto vs el resto del mundo, son algunos de los puntos que aborda Credit Suisse en un informe sobre gas esquisto, en el que se plantea si ¿acaso la brecha se puede cerrar? y en el que presta especial atención al caso de México.
Han construido un universo de alrededor de 300 empresas afectadas por el gas de esquisto, construyendo una cadena de suministro global «eficaz» en el trabajo. La herramienta de la cadena de suministro de Credit Suisse; “PEERS” permite buscar oportunidades de inversión y los riesgos competitividad, explica la entidad.
Al igual que en el caso argentino, la historia de gas de esquisto de México comenzó en 2012, cuando la Agencia Internacional de Energía estimó que los recursos de México podrían ascender a 681 billones de pies cúbicos, lo que posicionaría a México entre los 10 países del mundo con los mayores recursos de hidrocarburos de esquisto recuperables. Sin embargo, la actividad de exploración de esquisto ha sido limitada en México debido a la tecnología y las restricciones de inversión en Pemex, que ha mantenido ese potencial como un recurso prospectivo.
De acuerdo con cifras de la estadounidense Administración de Información de Energía (EIA por su siglas en inglés), México tiene la cuarta mayor reserva mundial de gas no convencional, detrás de China, Estados Unidos y Argentina. Hasta ahora, México solo ha perforados dos pozos, de los cuales uno ya produce gas no convencional, o gas de esquisto, tras obtener su primer rendimiento en febrero de este año. El pozo produce 2.9 millones de pies cúbicos al día (pcd).
Desde Credit Suisse creen que México tendrá una Reforma Energética que transformará y desarrollará el potencial de hidrocarburos del país, y que será aprobado durante las sesiones del Congreso que se iniciaron en la primera semana de septiembre y se trabajará también durante diciembre de 2013. Sin embargo, la solución puede no ser tan sencilla, la reforma tiene que encontrar un equilibrio entre lo siguiente:
– Pemex tiene que hacer algunos cambios estructurales antes de estar listo para llevar a cabo este cambio, teniendo en cuenta que en la actualidad tiene un valor patrimonial negativo, casi la totalidad de sus ingresos netos se paga al gobierno en forma de impuestos. También tiene un pasivo por pensiones que representa el 8% del PIB del país y cuenta con un sindicato de trabajadores con influencia significativa en los activos de la empresa y en las decisiones de negocios.
– Credit Suisse cree que los reguladores pueden ver la necesidad de crear una entidad independiente dedicada a la estructuración de proyectos, eligiendo el régimen de participación del sector privado más adecuado sobre una base de caso por caso, y llevar a cabo las rondas de licitación para seleccionar el mejor socio.
– Contratos de repartos de Producción/Beneficio (PSC) se podrían establecer como el tipo más liberal de acuerdo para la participación del sector privado, con el fin de hacer frente a la convicción de los mexicanos que los hidrocarburos pertenecen a la nación. A medida que el gobierno pueda mantener el control directo de cada proyecto y obtener la participación del sector privado a través del PSC, se esperaría un consenso político más amplio.
– Reservando las reservas – esperando una solución pragmática. Reservar las reservas es el baluarte de una compañía petrolera. Con el fin de dejar que la industria progrese, el marco legal y de contabilidad tiene que ser entregado. Dada la realidad de México, esperamos que la viabilidad de reflejar esas perspectivas sea en una serie de maneras.