Los ministros de Economía y Finanzas de la eurozona, el Eurogrupo, creen que ha llegado el momento de dejar atrás la estrategia de amplias ayudas fiscales con que respondieron a la pandemia en favor de ayudas temporales para los hogares y empresas más vulnerables al aumento de la inflación y la guerra en Ucrania.
Si rebobinamos en el tiempo, en marzo de este año, el Eurogrupo acordó las orientaciones fiscales para 2023, subrayando la importancia de seguir coordinando la política fiscal en la zona del euro para hacer frente a los mayores riesgos e incertidumbres, y a su impacto en nuestra economía. En aquel momento, también consideraron que debía mantener unas políticas ágiles y flexibles, aunque listos para “ajustar” su postura ante la rápida evolución de las circunstancias. Según explican ahora, la situación económica actual y la mayor incertidumbre “exigen un diseño cuidadoso de la política fiscal, incluida la calidad de las medidas, y la coordinación de las políticas fiscales en la zona del euro en 2023”.
Pues bien, ese ajuste acaba de llegar. “En las condiciones actuales, hay consenso en que apoyar en general la demanda no está justificado y que nuestro foco debería estar en proteger a los más vulnerables», afirmó Paschal Donohoe, presidente del Eurogrupo, tras una reunión en la que abordaron la situación económica y la orientación de la política fiscal de cara a elaborar los presupuestos nacionales del próximo año.
En este sentido, el Eurogrupo considera que no está justificado apoyar la demanda global mediante políticas fiscales en 2023, sino que hay que centrarse en la protección de los más vulnerables, manteniendo al mismo tiempo la agilidad para el ajuste, en caso necesario. Por ello apunta a que las políticas fiscales de todos los países deberían tener como objetivo preservar la sostenibilidad de la deuda, así como aumentar el potencial de crecimiento de forma sostenible para potenciar la recuperación, facilitando así también la tarea de la política monetaria de garantizar la estabilidad de los precios al no añadir presiones inflacionistas.
“Las políticas fiscales deben seguir diferenciándose adecuadamente según la situación económica y fiscal de los Estados miembros, incluso en lo que respecta a su exposición a la crisis y a la afluencia de personas desplazadas desde Ucrania. Las medidas fiscales deben centrarse en aliviar las limitaciones de la oferta que están frenando nuestras economías. La aplicación de reformas estructurales y el apoyo a la inversión para las transiciones ecológica y digital siguen siendo prioridades, al tiempo que se diversifica estructuralmente el suministro de energía y se mejora la independencia energética, teniendo en cuenta la iniciativa REPowerEU y haciendo un uso eficiente del FRR y de otros fondos de la UE, cuando proceda”, señala el Eurogrupo en su declaración.
Según reconocen, las medidas fiscales de amplio alcance, como las reducciones generales de impuestos e impuestos especiales, tenían como objetivo mitigar el impacto del rápido aumento de los precios de la energía a nivel nacional, pero deberían ser temporales y ajustarse cada vez más para dirigirse a los más vulnerables. “Al preparar nuestros presupuestos nacionales para 2023, los ajustes políticos deberían preservar los incentivos para la transición energética. Reconocemos que el efecto negativo sobre los ingresos debido a los elevados precios de la energía no puede abordarse de forma duradera con medidas fiscales compensatorias, sino que requerirá inversiones a medio plazo en eficiencia energética y en el desarrollo de fuentes locales de energía ambientalmente sostenibles”, añaden.