El nuevo presidente de la Reserva Federal de Estados Unidos (Fed), Jerome Powell, arranca su mandato donde lo dejó su antecesora y anuncia la primera subida de tipos de 2018; la primera de las tres, previsiblemente, que hará este año. El argumento que sostiene esta subida es la buena marcha de la economía estadounidense para la cual elevaron sus estimaciones de crecimiento: del 2,7% para 2018 y del 2,4% para 2019, con una inflación del 1,9% y el 2%, respectivamente.
Las gestoras y los analistas, que daban por hecho esta primera subida, señalan que lo más importante es el cambio de tono más duro que muestro Powell. “El nuevo presidente de la Fed empieza donde lo dejó su predecesora. Se trataba de una subida de tipos bien señalizada, de la forma en la que nos hemos acostumbrado. Pero lo que es mucho más interesante es que la Fed está prediciendo una ronda de subidas de tipos ligeramente más agresiva desde este punto y tipos de interés estableciéndose en un nivel más elevado del que habían planeado. El efecto gota a gota de la fuerte economía de EEUU está empezando a filtrarse en una posición de la Fed más optimista. Es probable que haga subir al dólar y que lleve a un debilitamiento de los Treasuries”, explica James Athey, gestor en Aberdeen Standard Investments.
Desde Old Mutual Global Investors se muestra más prudente y señalan que los cambios de la Fed se pueden describir como “ruido”, ya que los datos ligeramente más débiles permiten a Powell ir a lo seguro en su primera salida. Según apunta Mark Nash, jefe de renta fija de Old Mutual Global Investors, la Fed no tiene prisa por hacer cambios drásticos en el ritmo del alza de tipos y eso es completamente comprensible.
“Desde diciembre, la perspectiva es marginalmente menos positiva, con un pronóstico de crecimiento económico menor en el cuarto trimestre. Los datos salariales retrocedieron en febrero después del aumento anómalo de enero, y las grandes ganancias de empleo se compensaron con las nuevas incorporaciones al mercado laboral. Finalmente, la inflación aún no alcanza el objetivo del 2% que se ha marcado la Fed”, explica Nash. En su opinión, una Fed relajada apoyará unas condiciones financieras que se endurecen, el apetito al riesgo y puede dañar el dólar a corto plazo.
De cara a este año, ¿cuántas subidas más puede haber? Según todo indica, la Fed calcula al menos dos más. “En cuanto a la actualización del diagrama de puntos (dot-plot), que los miembros del FOMC usan para estimar dónde colocarán las tasas, parece dividirse en tres o cuatro alzas para este año, pero dado que pocos miembros esperan menos de tres subidas. Tan solo el empuje de los buenos datos económicos de la economía de Estados Unidos pueden hacer que la Fed piense en cuatro alzas para el año”, afirma Nitesh Shah, analista de ETF Securities.
Para Keith Wade, economista jefe de Schroders, aún hay margen para un mayor ajuste este año a medida que los recortes de impuestos den sus frutos y la Fed tenga que compensar las medidas en el plano presupuestario. “Esperamos cuatro subidas este año y dos el siguiente, por lo que nuestras previsiones coinciden con el gráfico de puntos de la Fed (dot plot) para finales de 2019”, señala Wade.
Opinión que también comparte Philippe Waechter, economista jefe de Ostrum AM, quien también apuesta por cuatro subidas en este año. “La combinación actual de políticas no es consistente con el pleno empleo. La política monetaria sigue siendo acomodaticia incluso después del aumento de esta noche y la nueva política fiscal de la Casa Blanca impulsará la demanda interna. En pleno empleo, esto generará desequilibrios, excepto si la Fed intenta contrarrestar estos efectos aumentando su tasa de interés más rápidamente de lo esperado y en un modo más agresivo. Al menos cuatro subidas sería la mejor respuesta de la Fed a la ecuación actual en Estados Unidos”, defiende.
Según Darrell Watters, jefe de renta fija de Janus Henderson Investors, la Fed ha cambiado su perspectiva al dejar ver que podrían ser cuatro subidas este año. “Un mayor número de miembros de la Fed dice ahora que es posible que se necesiten cuatro alzas en 2018, en lugar de una estimación consensuada de tres. Además, la estimación mediana de la tasa de referencia subió a 2.9% para fines de 2019 y 3.4% para fines de 2020, un aumento de 2.7% y 3.1%, respectivamente, la última vez que la Fed se reunió”.
Y ahora qué…
La primera consecuencia de la subida de tipos es obvio: se ha encarecido la financiación a corto plazo de las empresas. Según explican desde Legg Mason, “la subida de tipos ha sido una bendición para el sector financiero. En cambio, la rentabilidad de los préstamos está pulsada por el diferencial entre los costes de financiamiento y las tasas activas; y este diferencial avanza haciendo más complicada la financiación. Al final, una tasa swap libor-OIS creciente afectará la cantidad de veces que la Fed suba los tipos”.
Según explica Jack McIntyre, gestor de renta fija global en Brandywine Global, filial de Legg Mason, “A medida que la Fed aumenta su intervención en el tramo corto de la curva, el diferencial entre los bonos del Tesoro a 10 y 30 años debería mantenerse estable o incluso contraerse. Esperamos que los bonos del Tesoro a 10 y 30 años se mantengan en una horquilla limitada este año, lo que debería ser claramente positivo para la renta variable”.
En opinión de Jeremy Gatto, gestor del fondo Multi Asset Navigator de Unigestion, “a medida que la situación se asiente y los bancos centrales de todo el mundo continúen endureciendo su política monetaria, los inversionistas tendrán que adaptarse a condiciones de liquidez más estrictas y, potencialmente, a una mayor volatilidad con oportunidades en valores relativos, en la diversificación y en la asignación dinámica”.
Aunque la decisión de la Fed fue la esperada, el mensaje que lanzó fue ligeramente menos agresivo de lo imaginado; por lo que fue bien recibido por los mercados. “El dólar estadounidense se debilitó, pero sigue estando bien respaldado por la mayor ventaja que representa su nivel de tipos de interés ahora. Seguimos pronosticando que la relación euro/dólar se debilitará a 1,20 en los próximos tres meses y antes de continuar su tendencia de apreciación a largo plazo, dado el posicionamiento sesgado con un pesimismo extremo en el dólares estadounidenses y un optimismo extremadamente alto en el euro”, defiende David Kohl, jefe de estrategias de dividas de Julius Baer.
Desde Ebury, fintech especializada en pagos del internacionales e intercambio de divisas, advierte que existe una desconexión entre los precios del mercado para las subidas de la Reserva Federal y el propio FOMC. “Seguimos opinando que el dólar estadounidense experimentará una corrección alcista una vez que los precios del mercado para las subidas de la Reserva Federal se encuentren más en línea con el gráfico de puntos actualizado del banco”, matizan.
De cara a cómo aprovechar las oportunidades en este entorno de subida de tipos, desde Amundi apuntan que apostar por los gestores activos “puede mitigar potencialmente las pérdidas infraponderando los treasuries americanos, diversificando hacia productos de spread que ofrezcan mayores yields y gestionando activamente la exposición a duración y curva de rendimientos”. La gestora ve claro que existe una oportunidad en los mercados corporativos a corto plazo, ya que ofrecen valor tras las recientes caídas. “Los RMBS ofrecen una mayor protección potencial a la baja en relación al investment grade. Un enfoque en el mercado de MBS de agencias suministra un beneficio adicional potencial mejorando la liquidez. También los bonos ligados a la inflación (TIPS) a largo lazo y flotantes como una ayuda potencial para mitigar el riesgo de tipos de interés e inflación”, señalan desde Amundi.
Otras valoraciones
Pese a que era de esperar que Powell tuvieran un discurso más duro, desde Deutsche Bank le quitan hierro y destacan que, durante la rueda de prensa, el presidente de la Fed indicó que hará falta evidencias de que la inflación sube al ritmo deseado antes de preocuparse por un sobrecalentamiento de la economía. “Confirmó que los pronósticos del SEP reflejaban una expectativa continua de que la curva de Phillips permanecerá relativamente plana. Dijo que la expansión fiscal estaba brindando un impulso significativo a la demanda agregada durante los próximos tres años, y posiblemente un aumento al lado de la oferta a través de un aumento en la inversión y la productividad”, explica la entidad en su último informe.
Desde BlackRock señalan que, en última instancia, “lo importante de la normalización monetaria no es tanto la rapidez con la que la Fed actúe, sino más bien durante cuánto tiempo estará el Comité dispuesto a subir los tipos, tal y como pone de relieve la revisión al alza de las perspectivas de la institución sobre los mercados laborales y la inflación”.
Sobre el estreno de Powell al mando de la institución, Tim Foster, gestor de fondos de renta fija de Fidelity International, apunta que estamos ante una Fed “esperanzada”, que se aleja del enfoque basado en los datos que tenía su antecesora Janet Yellen. “No obstante, algo terminará sucediendo en nuestra opinión y la economía o el mercado podrían poner pronto a prueba la confianza de la Fed en su capacidad para mantener el rumbo de los tipos”, advierte.