La crisis cambiaria se ha desbocado en Argentina, donde los anuncios del gobierno y el FMI son inaudibles para los pequeños y grandes inversores, dejando el futuro de la economía librado a un complejo problema de confianza: el dólar superó este jueves a los 40 pesos (una depreciación acumulada del 114% en 2018) y las tasas subieron al 60%.
El disparador de esta nueva crisis fue el adelanto del préstamo del FMI anunciado por el presidente Mauricio Macri el martes. Lo que debía de ser una noticia para calmar a los mercados se convirtió en nuevos temores, al quedar patente que Argentina y el FMI volvían a rediseñar el acuerdo anunciado hace unas semanas.
Christine Lagarde, directora gerente del Fondo Monetario Internacional, salió a respaldar al gobierno argentino, pero no despejó las dudas sobre los términos de la nueva negociación.
“Teniendo en cuenta las condiciones más adversas del mercado internacional, que no se habían anticipado plenamente en el programa original con Argentina, las autoridades trabajarán para revisar el plan económico del gobierno con el objetivo de fortalecer a la Argentina frente a los recientes cambios en los mercados financieros mundiales, mediante políticas monetarias y fiscales más fuertes y una profundización de los esfuerzos para apoyar a los más vulnerables”, anunció Lagarde en un comunicado.
En medio de la tormenta, los actores de la industria financiera argentina están pidiendo un plan cifrado y claro al gobierno, con la esperanza de anclar en algún dato de la realidad las maniobras de los próximos días. También se evocan medidas políticas cuya versión más moderada es la necesidad de un cambio de gabinete.
Existe un temor a un contagio regional y el confuso panorama electoral en Brasil no hace más que empeorar las cosas. Así, el peso chileno está sufriendo también un importante retroceso frente al dólar, que alcanzó su mayor nivel desde mayo del año pasado. El peso uruguayo se debilitó también frente al dólar en la jornada del miércoles, lo que provocó una intervención del Banco Central. El real brasileño también operó a la baja, con una depreciación de 27% en lo que va de 2018.