En momentos de caídas en los precios de las materias primas y de incertidumbre en los mercados mundiales, ¿cómo puede América Latina aprovechar al máximo su relación con Asia? Desde la posibilidad de ofrecer mercados que permitan diversificar exportaciones, hasta iniciativas de transferencia de tecnología para “ciudades inteligentes”, Asia es el perfecto complemento para América Latina.
Ahora que la economía de China ha entrado en un ritmo de crecimiento más moderado, los analistas coinciden en que el desafío para América Latina es mirar a Asia más allá del gigante asiático para diversificar sus exportaciones y captar nuevas tecnologías que le permitan mejorar la calidad de vida de sus habitantes, cada vez más urbanizados.
“Hay países en Asia (…) que han tenido y tienen buenas experiencias de desarrollo, como Corea del Sur, hay que buscar ese “know how” y definitivamente hay mucho que se puede aprovechar de ellos”, afirma Hugo Sarmiento, vicepresidente corporativo de finanzas de CAF-banco de Desarrollo de América Latina. “Dada la condición económica actual es muy importante siempre estar mirando a distintos polos para no concentrarse solamente en uno y tener problemas a futuro”, destaca.
Los expertos vaticinan que, en el nuevo contexto mundial, el comercio y la inversión entre América Latina y Asia se convertirán en dos pilares importantes para el desarrollo de los dos bloques, que poseen economías fuertemente complementarias.
Las cifras reflejan esta creciente relación: el comercio entre Asia Pacífico y América Latina creció desde prácticamente cero en 1980 hasta 522.520 millones de dólares en el 2013, alimentado en gran parte por el voraz apetito de China por las materias primas que exporta la región, según dice la CEPAL.
Actualmente los 10 principales productos exportados por América Latina a Asia (70% del total de las ventas externas) son materias primas, al tiempo que las importaciones desde Asia están dominadas por las manufacturas, de acuerdo con la CEPAL.
El desafío es entonces diversificar las exportaciones hacia productos y servicios de mayor valor agregado y atraer inversión extranjera directa hacia manufacturas, servicios e infraestructura.
En ese contexto, Japón, Corea del Sur e India, entre otros países asiáticos, aparecen bien posicionados para ser buenos socios estratégicos para América Latina. De acuerdo con CEPAL, Japón aún es más importante que China como fuente de inversión extranjera directa en la región, mientras que Corea concentra sus desembolsos en el sector automotor y de electrónica, al tiempo que India es fuerte en la industria de los servicios.
“Podemos aprender de las buenas experiencias que ellos han tenido en los últimos años y con las cuales han mostrado tener éxito para insertarse en la economía mundial”, dice Sarmiento. “Países como Corea y Singapur, con toda la parte de infraestructura, de ahí se puede aprender mucho”, agrega.
Los conocimientos que tiene Singapur acerca del funcionamiento de las ‘ciudades modernas’ o ‘ciudades vivibles” puede ser muy valioso para América Latina, una región que en 2030 tendrá al menos seis mega ciudades con más de 10 millones de habitantes cada una, según las Naciones Unidas.
Singapur es la primera “ciudad inteligente” del planeta. A través de un programa llamado “LiveSingapore!”, la ciudad mide su funcionamiento y las interacciones que los ciudadanos tienen con ella en tiempo real. La plataforma funciona a través de sensores conectados a Internet y los teléfonos móviles de los ciudadanos y su objetivo es hacer más eficiente el transporte, el uso de energía, de agua y hasta delaire.
Ignacio Bartesaghi, coordinador del Observatorio América Latina – Asia Pacífico de la ALADI, CAF y la CEPAL, considera que de la mano de la complementariedad de las economías de ambos bloques pueden además surgir nuevos nichos de negocios para los empresarios de la región, especialmente en los sectores de la alimentación y los servicios, donde muchos países de Asia (salvo Corea, Japón e India) no son tan competitivos.
Otro aspecto interesante de la relación latinoamericana con Asia es el acuerdo comercial Transpacífico (TPP, por sus siglas en inglés) alcanzado este mes, que representa al 40% de la economía mundial y del que forman parte entre otros Japón, Estados Unidos, México, Chile y Perú.
Este acuerdo comercial supone una buena plataforma para diversificar exportaciones y consolidar la presencia de América Latina en esa región, aunque tendrá un impacto diferente según las particularidades de cada país de la región.
“Se trata de un bloque que explica cerca del 25% del comercio mundial, 40% del PIB y un importante porcentaje de las inversiones mundiales”, señala Bartesaghi.
Frente a esto, el llamado es a profundizar la relación entre ambas regiones, que aún se conocen poco. “Hay mucho por hacer, tanto a nivel académico y empresarial como gubernamental”, dice Bartesaghi.
Las oportunidades están a la vista: Asia es ya el segundo socio comercial de la región y según la CEPAL, para el año 2020 el continente representará el 60% del comercio globlal, mientras que hacia 2030 concentrará dos tercios de la clase media mundial.