Entre enero y noviembre de 2015 el crédito vigente al sector privado creció a una tasa anual real promedio de 8%, casi el doble de la tasa promedio observada durante todo el 2014, que fue de 4,2%, revela el informe “Situación Banca” del Servicio de Estudios Económicos de BBVA Bancomer, el cual señala que en tres segmentos de financiamiento (empresas, vivienda y consumo) se registró una marcada recuperación durante el año, principalmente en el segundo semestre.
El crédito a empresas fue el segmento que tuvo el mayor ritmo de expansión, con una tasa promedio anual real de enero a noviembre de 10,1%, la más alta para un mismo periodo desde 2008. El segundo segmento de mayor crecimiento fue el crédito a la vivienda, con un incremento anual real promedio de 8,4%, la mayor para un mismo periodo desde 2010. El crédito al consumo tuvo un aumento anual real promedio de 4,1%. Si bien este segmento tuvo un comportamiento más favorable que en 2014 (3,7% de enero a noviembre) aún se encuentra por debajo de lo observado en años previos.
El informe “Situación Banca” enfatiza que parte del desempeño del crédito durante 2015 puede atribuirse a la mejoría en la demanda interna, el crecimiento del empleo formal y el entorno de baja inflación que favoreció el poder adquisitivo de los hogares y les permitió tomar montos de crédito mayores. Sin embargo, el dinamismo del crédito fue mayor que el ritmo de crecimiento de la economía, lo que sugiere que existieron otros factores que influyeron en el comportamiento del crédito durante el año. Entre ellos se encuentran la depreciación que ha sufrido el tipo de cambio, que tiene un efecto de revaluación positivo, y la posible sustitución de deuda denominada en moneda extranjera por deuda en moneda nacional por parte de empresas mexicanas. Ambos contribuyeron a acelerar el ritmo de crecimiento de la cartera a empresas durante 2015.
El Informe refiere que entre enero y noviembre de 2015 la captación tradicional de la banca comercial registró una tasa de crecimiento real anual promedio de 11,4%, 5,1 puntos porcentuales por arriba de la observada en 2014. La mejora observada en este segmento respondió, por una parte, al alto desempeño de la captación del segmento de empresas que se vio beneficiada por bajos niveles de inversión y mayor apetito por instrumentos de ahorro menos volátiles como los depósitos a plazo. El moderado crecimiento del PIB en 2015, el entorno de incertidumbre y volatilidad que se experimentó en el periodo, así como el incremento en el precio de la maquinaria y equipo importados se encuentran entre los factores que incidieron en dicho comportamiento.
Por otra parte, la mejora en la evolución de la captación tradicional de la banca comercial también respondió a un mayor dinamismo del segmento de personas físicas. La depreciación del tipo de cambio con efectos positivos sobre el valor de las remesas, la inflación históricamente baja en 2015 que conservó el poder adquisitivo de las familias, y la evolución positiva del número de trabajadores afiliados al IMSS con un efecto favorable sobre el ingreso de los hogares, fueron los principales factores que motivaron la recuperación del saldo de la captación proveniente de este segmento.
En septiembre de 2015, el saldo de la deuda de entidades federativas, municipios y sus organismos, ascendió a 515.700 millones de pesos, equivalente a 2,9% del PIB. Después del dinamismo observado en el periodo post-crisis, la deuda local se ha estabilizado y aunque su nivel como porcentaje del PIB aún se considera bajo, la poca flexibilidad y baja transparencia de las finanzas públicas locales resalta la importancia de dar seguimiento a la evolución de estas obligaciones.
En el periodo posterior a la crisis financiera el entorno de bajas tasas de interés internacionales, la relativa estabilidad del tipo de cambio y el entorno de fortaleza macroeconómica que ha gozado México permitió a las empresas mexicanas acceder a recursos del exterior a bajo costo. La reciente alza en tasas de interés en Estados Unidos y sobre todo la importante depreciación del tipo de cambio ha incrementado el valor de la deuda en Moneda Extranjera (ME) de estas empresas, ejerciendo una mayor presión sobre sus fundamentales.
Aunque la evidencia parece indicar que la depreciación del tipo de cambio no ha tenido un efecto generalizado en el endeudamiento neto o la rentabilidad de las empresas, sobre ciertos grupos de empresas sí parece haber un mayor impacto. En particular, se observa un mayor riesgo de deterioro en aquellas empresas cuyos pasivos en moneda extranjera ya superan el valor de sus activos, que tienen un porcentaje relevante de pasivos en moneda extranjera que vencen en el corto plazo y que, asumiendo que en un año tendrán las mismas utilidades operativas o ingresos observados actualmente, éstos no alcancen para cubrir el saldo de pasivos por vencer. Por el momento las dificultades que están teniendo algunas empresas no parecen estar trasladándose hacia el sector bancario mexicano, pero hacia el futuro será importante contar con información pública más detallada que permita monitorear e identificar oportunamente deterioros mayores.
El balance financiero de las familias mexicanas (activos menos pasivos) constituye una variable de interés para determinar el grado de estrés financiero que enfrentan los hogares. Los activos le proporcionan a una familia la capacidad de suavizar su consumo en el tiempo y constituyen una fuente de seguridad ante contingencias. Por otro lado, el endeudamiento excesivo puede significar una carga desmesurada para las familias y debilitar su fortaleza financiera en el mediano y largo plazo. Nuestro análisis de los datos de la Encuesta Nacional sobre Niveles de Vida de los Hogares (ENNVIH) apunta a que la mayoría de los hogares poseen un balance financiero saludable. Aunque solo 7,9% de los hogares registra déficit en su balance, la importancia de monitoreo y seguimiento de sus decisiones cobra relevancia por los efectos que el quebranto de estas familias representaría.
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