Aunque Christopher Iggo, responsable de Inversiones (CIO) de Renta Fija en AXA IM, descarta hablar de burbuja para referirse a la situación actual que afronta el activo (entre otras cosas, porque el grado de pérdidas que se puede asumir no es comparable al de la renta variable), reconoce que podemos encontranos en un punto de inflexión en la medida en que, tarde o temprano, la liquidez de los mercados disminuirá. “Ha sido una gran sorpresa ver cómo en los últimos meses el yield de los bonos del Tesoro en EE.UU. ha bajado”, explica Iggo en una entrevista a Funds Society, algo que ha sorprendido en un momento en el que muchas carteras están posicionadas con un sesgo corto en duración y asumiendo más riesgo de crédito.
En lo que llevamos de año, las rentabilidades se han reducido debido a algunos datos económicos decepcionantes en EE.UU., las preocupaciones sobre el crecimiento en China, algunos eventos geopolíticos y la continuidad de las laxas políticas monetarias por parte de los bancos centrales, lo que ha mantenido fuerte la demanda de renta fija. Pero el ciclo está cambiando ya: los datos en EE.UU. son más fuertes y el crecimiento en general toma músculo, lo que hace que la Fed se prepare para empezar a subir tipos en 2015. Si bien las consecuencias se verán antes: si los datos demuestran su solidez, los yields a corto plazo empezarán a incrementarse, de forma que el bono estadounidense a 10 años podría volver al nivel del 3% en los próximos seis meses, vaticina Iggo.
Por esa razón, y a menos que se produjera un shock que provocara otro fuerte movimiento risk off, es poco probable que los yields de la deuda pública sigan estrechándose. Ni siquiera ya en mercados como el de la periferia europea, donde ha reducido su exposición a deuda pública española e italiana hace unas semanas. “El mercado está muy ajustado y el riesgo que ofrece es asimétrico”, explica, puesto que el potencial de estrechamiento es pequeño (podrían ser unos 20 o 30 puntos básicos más) frente al de ensanchamiento de ocurrir algo. Iggo matiza que esa visión se debe exclusivamente a las valoraciones, no a su falta de confianza en los fundamentales de la economía española.
Por todo ello considera que, aunque la renta fija sorprendió positivamente en los primeros meses de este año, en la segunda mitad los retornos deberían ser más moderados. “Los retornos de la renta fija serán menores durante un periodo de tiempo. Para que no fuera así, tendría que pasar algo negativo para la economía”, explica. De hecho, y aunque no ocurrirá de la noche a la mañana, en algún momento los tipos de interés empezarán a subir (“los mercados tienen puesto en precio un escenario de gran liquidez pero empezará a cambiar en 2015”, recuerda) y los diferenciales se ensancharán, movimiento que empezará en Estados Unidos y que, aunque será doloroso en ese momento, abrirá de nuevo el abanico de oportunidades para invertir en el activo a rentabilidades más atractivas. Y, mientras ese momento llega, Iggo cree que habrá repuntes de volatilidad en el mercado: “La volatilidad ha estado muy baja debido a las políticas monetarias y a la mejora del escenario macro pero no puede seguir así siempre”, explica.
Diferencias en EE.UU. y Europa
Con respecto a los efectos de las distintas políticas monetarias en EE.UU. y Europa, Iggo cree que las diferencias se notarán sobre todo en los tipos de interés de corto plazo, pues el bono a 10 años de los países europeos seguirá al estadounidense. “Eso no ocurrirá en los bonos a dos años y habrá mayores diferencias”. Por eso es negativo en deuda pública estadounidense a corto plazo frente a la del Viejo Continente. “Preferimos la deuda europea porque no habrá subidas en los tipos de interés en Europa”, explica.
Pero la preferencia se mantiene también a nivel corporativo, pues mientras las empresas estadounidenses están empezando a adoptar posiciones más “agresivas” (volviendo a apalancarse, a protagonizar movimientos corporativos o a invertir en capital, algo positivo desde el punto de vista del accionista pero no del bonista), en Europa los fundamentales para el crédito, incluso para el high yield, son aún buenos. “Las empresas europeas siguen desapalancándose, los defaults no aumentan, la oferta de deuda con grado de inversión se ha reducido, las refinanciaciones de deuda se producen a cupones más bajos y menores costes de financiación… todas las métricas de crédito están mejorando”, dice, una situación que le hace preferir el riesgo de crédito al de duración. Iggo, que sobrepondera el crédito de la periferia europea, destaca que en España es positivo con los grandes bancos (Santander y BBVA), utilites y firmas sólidas como Telefónica.
Claves de gestión
En los países emergentes como foco alternativo para lograr rentabilidad, Iggo muestra dudas. Aunque reconoce que algunos países se están recuperando, explica que ya en algunos mercados los inversores vienen ganando en torno al 7% y que además aún hay cuestiones pendientes de resolver. Por eso, y aunque mantiene posiciones, aún no las ha incrementado. En estos mercados también es positivo con el crédito en divisa fuerte y duraciones cortas, que ofrecen atractivas rentabilidades.
Pero siempre utilizando la máxima de diversificar la cartera: entre las compañías que le gustan destaca algunas firmas del sector de real estate en China y también algunas en Brasil. También son positivos con México, cuyas reformas se trasladarán a las empresas y donde las compañías se podrán beneficiar del mayor crecimiento en EE.UU… pero en general con la consigna de ser muy selectivos en Latinoamérica.
Con respecto a las claves de gestión que el nuevo entorno hace necesarias, en AXA IM destacan la flexibilidad que ha de permitir hacer una buena lectura de lo que sucede en los mercados o gestionar de forma dinámica la duración. A la hora de invertir con una perspectiva de búsqueda de rentas, Iggo destaca que los bonos de baja duración son una buena idea: aunque ahora se obtienen menos retornos, a medida que una parte de la cartera vaya venciendo siempre se puede ir reinvirtiendo a mayores rentabilidades, lo que beneficia al portfolio total.