Después de una semana, Mario Draghi cierra su capítulo en la política italiana tras haber confirmado su dimisión ayer en la Cámara de Diputados y haber sido aceptada por Sergio Mattarella, el presidente de la República Italiana. Según los expertos, el colapso de la política nacional italiana añade más incertidumbre a la situación económica de la eurozona, ya muy castigada por la crisis energética, la subida de tipos del BCE y la sombra de la recesión económica.
En opinión de Alvise Lennkh-Yunus, director de calificaciones soberanas y del sector público de Scope Ratings, en primer lugar, “el aumento de la volatilidad política es negativo para la calidad crediticia de Italia (BBB+/Estable) en caso de que dé lugar a un período prolongado de incertidumbre que impida al Gobierno gestionar la actual crisis energética y del gas, aprobar los presupuestos y garantizar el cumplimiento de los objetivos fiscales en línea con la consolidación gradual prevista”.
Ayer la prima riesgo de Italia se disparó hasta los 230 puntos básicos (p.b.)., poniendo el foco en la herramienta antifragmentación, denominada Instrumento de Protección de la Transmisión (TPI), que horas después presentaba y explicaba el BCE. ¿Será Italia la primera en beneficiarse de esta herramienta? “El diferencial entre Italia y Alemania en el billete a 10 años volvió a subir por encima de los 200 puntos básicos y es probable que siga bajo presión mientras persista la inestabilidad política. Además, la evolución complica la situación para el BCE, ya que la activación de su herramienta antifragmentación no estará justificada en caso de una ampliación de los diferenciales puramente política y de origen interno”, explica Dario Messi, analista de renta fija en Julius Baer.
Según matiza Mabrouk Chetouane, estratega en Jefe de Natixis IM, es complicado responder a esta pregunta porque las compras no estarán restringidas ex ante, y por lo tanto podrían verse como abiertas, y se centrarán en valores del sector público, aunque los privados también calificarán. “Es importante destacar que creemos que el lenguaje utilizado para describir los criterios de elegibilidad de los países deja mucho margen de maniobra para tomar decisiones discrecionales en cada caso específico. Es decir, las condiciones necesarias para ser elegible, por ejemplo, cumplimiento con el marco fiscal de la UE… y ausencia de desequilibrios macroeconómicos severos…, nos hacen preguntarnos por qué un país que cumple con esas condiciones requeriría asistencia en primer lugar. Esta ambigüedad construida se presenta como una postura implícita pero tímida de “cueste lo que cueste”. Sin embargo, es probable que los mercados desafíen esta misma ambigüedad en algún momento, especialmente si el aumento del riesgo político y crediticio amplía aún más a los diferenciales soberanos”, explica Chetouane.
Principal escenario: elecciones anticipadas
Según Paul Diggle, Deputy Chief Economist – Forecasting & Analysis de abrdn, Italia tiene por delante dos alternativas para Italia: un gobierno provisional dentro del actual parlamento que sirva de puente hasta las elecciones previstas para la primavera de 2023 o la celebración de elecciones anticipadas, probablemente a principios de octubre.
Para Diggle, la más probable es la segunda. “Los sondeos actuales sugieren que no hay ninguna coalición obvia a la cabeza, pero lo más probable es una coalición de la derecha (Fratelli d’Italia, Lega y Forza Italia). Unas elecciones anticipadas retrasarían los presupuestos y el desembolso del Fondo de Recuperación, añadiendo incertidumbre a un panorama económico ya de por sí difícil”, señala Diggle.
Desde el punto de vista crediticio, Lennkh-Yunus explica que para este mercado serán claves dos aspectos: cuánto tiempo tardará en formarse el próximo Gobierno con una mayoría parlamentaria estable, y cuál será su voluntad y capacidad para aplicar las reformas a las que están condicionados los desembolsos de la UE del Plan Nueva Generación. “Esto es fundamental para aumentar el potencial de crecimiento del país a medio plazo y garantizar la sostenibilidad de la deuda pública italiana”, afirma.
En este sentido, los expertos coinciden en que la probabilidad de que se celebren elecciones anticipadas supone una clara desventaja crediticia para una Italia fiscalmente débil y dependiente de un uso eficiente de los fondos de la Unión Europea. Según explican Annalisa Usardi, Senior Macro Strategist de Amundi, y Cosimo Marasciulo, Head of Fixed Income Absolute Return en Amundi, un punto clave a nivel económico será el proyecto de ley presupuestaria, que debe enviarse a la Comisión Europea a mediados de octubre para su aprobación. «Si las elecciones se celebran a finales de septiembre, es poco probable que se forme un gobierno para supervisar el proceso de acuerdo con estos plazos, viendo la experiencia pasada. Este escenario podría significar que el presupuesto de 2022 se prorrogue a 2023, lo que sería claramente negativo para el crecimiento, ya que no podrían activarse medidas anticíclicas y de apoyo fiscal en caso necesario. Además, Italia tiene que llevar a cabo una serie de reformas para poder acceder a los fondos del NGEU. Sin embargo, algunas de estas reformas podrían estar al alcance de un gobierno provisional para evitar cualquier retraso en el desembolso del NGEU de 2023 que podría afectar negativamente al crecimiento potencial», explican los expertos de Amundi.
La figura de Draghi
El paso de Mario Draghi por el BCE dejó frases para la historia, como su “whatever it takes”, y ahora su despedida de la política italiana también lo hará.“Incluso los banqueros centrales usan su corazón», señalaba el ex presidente en su discurso de despedida. Anécdotas a parte, los expertos de las gestoras valoran de forma positiva el papel que Draghi ha tenido en Italia.
Por ejemplo, Filippo Alloatti, Head of Financials (Crédito) en Federated Hermes Limited, explica que era importante que Draghi mantuviera su credibilidad ciñéndose a una agenda reformista -liberalización, I+D, estrategia energética- y que no se le percibiera como alguien que se dedica a negociar con otros partidos políticos.
“Esto es bueno para Italia, ya que Draghi, con su credibilidad mantenida, sigue siendo un candidato plausible para ser primer ministro de nuevo en el futuro. De cara al futuro, esperamos una campaña electoral en verano y, con suerte, una declaración de los principales partidos de que siguen comprometidos con la consecución de los objetivos del NGEU. En un entorno de subida de tipos, con la perspectiva de un invierno más frío y una posible recesión, cualquiera que sea la coalición que gane las próximas elecciones, el margen de maniobra será limitado. Cualquier desviación importante de la agenda de Draghi será poco probable”, concluye Alloatti.
En opinión de Azad Zangana, economista y estratega europeo senior de Schroders, el rol de Draghi de ayudar a Italia en su crisis de deuda comenzó hace más de una década, pero parece que está llegando a su fin. «Los inversores han estado muy centrados en la respuesta del BCE, ya que la situación política en Italia se ha deteriorado sustancialmente», apunta.