La comunidad global celebra hoy el día Mundial del Medio Ambiente, un ámbito en que cada vez interesa a más inversores por esa vertiente doble de que sus inversiones tengan impacto, a la vez que lograr una rentabilidad interesante. Según reconocen las gestoras, adoptar criterios ESG es el primer paso en este tipo de inversión.
Según explica Pedro Coelho, director de UBS ETF España, invertir teniendo en cuenta criterios medioambientales, sociales y de gobierno corporativo (ESG) tiene la principal ventaja de que trata de reducir el impacto negativo que algunas actividades pueden tener sobre las personas, la sociedad y el medio ambiente. Sin embargo, no es la única. Incorporar este tipo de filtro a los estudios y análisis que se realizan facilita obtener una información más real sobre los potenciales riesgos y los beneficios, tanto a corto como a largo plazo.
“Evidentemente, aplicar este tipo de filtros tiene impacto en las carteras. Si se realiza una comparación entre los índices MSCI World y MSCI World Socially Responsible 5% Capped se puede apreciar que, en términos relativos, el índice con filtro ESG cuenta con una mayor ponderación en Europa respecto a otros mercados como Estados Unidos o Asia. En términos de rentabilidad, aunque no es posible hacer generalizaciones, si tomamos por ejemplo el caso del UBS ETF MSCI EMU Socially Responsible UCITS, que replica física y totalmente el índice MSCI EMU Socially Responsible 5% Capped, este fondo consiguió 398 puntos básicos más al año, en los últimos 3 años a finales de mayo de 2018, que el índice homólogo sin el filtro ISR”, explica Coelho.
En su opinión, en un mercado globalizado, que cada vez demanda más transparencia, las empresas que no despierten la confianza de los inversores estarán expuestas a una difícil situación legal y reputacional lo que probablemente les acarree unos costes más elevados. “Por este motivo, es lógico pensar que la mayor parte de las compañías tenderán a asumir los criterios ESG y los inversores a incluir dichos principios en sus decisiones de inversión”, matiza.
En este mercado global, el cambio climático se ha convertido en uno de los riesgos financieros más importantes en el contexto de la inversión sostenible basada en criterios de ESG. Muchos inversores se enfocan principalmente en emisores de gases de efecto invernadero o compañías con grandes reservas de combustibles fósiles. Por ejemplo, en el caso de que un gobierno impusiera medidas para reducir las emisiones, estas empresas correrían el riesgo de adaptarse a una economía baja en carbono, mientras que los inversores tendrían que asumir el riesgo financiero.
“Algunas de las empresas afectadas ya han comenzado a aumentar proactivamente sus inversiones en energías renovables y tecnologías de baja emisión de carbono. Sin embargo, sigue existiendo el riesgo de que sus modelos de negocio se adapten con demasiada lentitud, lo que haría que los inversores tuvieran que enfrentarse a un riesgo significativo para los precios de las acciones y para los dividendos”, apuntan desde DWS.