Las tres conclusiones más claras de la reunión del BCE de ayer fueron que vigilará la apreciación del euro, que habrá que esperar a diciembre para ver algo de acción y que mejora sus previsiones sobre el PIB para este año. Entre todos los mensajes que lanzó destacó uno: “No es necesario sobrerreaccionar por las ganancias del euro».
Con esta afirmación, Christine Lagarde, presidenta de la institución monetaria, mostró su voluntad de mantener los estímulos y ver cuál es el impacto de la pandemia y de las medidas tomadas. En términos generales, el BCE cumplió con las expectativas aunque, en opinión de Paul Diggle, economista principal de Aberdeen Standard Investments, fue un poco “desconcertante”.
«El BCE fue desconcertantemente halcón en su reunión de hoy. Hizo revisiones al alza de sus previsiones de crecimiento e inflación, y en la conferencia de prensa Christine Lagarde sonó un poco más optimista en las perspectivas de lo que creemos que está justificado. Con el fuerte rebote inicial ya perdiendo fuerza, y la inflación básica en mínimos históricos, creemos que el BCE se verá obligado a una mayor relajación más adelante en el año«, apunta Diggle.
Esta visión del economista de Aberdeen Standard Investments también la comparte Konstantin Veit, gestor de carteras de PIMCO, quien considera que el BCE “ha caído marginalmente del lado de los halcones”. Según explica Veit, mientras que el resultado de la reunión de ayer del BCE estuvo en línea con las expectativas de no cambiar la configuración de la política monetaria, sí podría ser interpretada como marginalmente hacia el lado de los halcones, ya que “el BCE no abordó agresivamente el tema de la evolución de la moneda y no dio ningún indicio de nuevas medidas acomodaticias”.
“La reunión de ayer no sorprendió, aunque el mercado esperaba algún comentario adicional para limitar la apreciación del euro durante los últimos meses, agravado por la última política monetaria de la Fed. Sin embargo, Lagarde admitió que de momento no hay que sobrerreaccionar a la apreciación del tipo de cambio, pero sí lo irán monitorizando por su impacto sobre la inflación”, reconocen desde Diaphanum.
Lagarde se mostró optimista ya que apuntó a una caída del 8% del PIB para este año frente al 8,7% que tenía previsto. Los economistas del BCE plantean dos posibles escenarios, que dependerán de la evolución de las cifras y de la pandemia durante las próximas semanas. Por un lado, estiman que si se logra una vacuna la caída del PIB podría ser solo del 7,2%; y por otro, advierte que una segunda oleada de esta pandemia arrastraría al PIB hasta el -10%. Las previsiones de IPC se mantienen para este año en el 0,3% previsto, mientras que para el próximo año se espera que alcance el 1%, dos décimas por encima de lo augurado en junio. Para 2022 también se mantiene la proyección del 1,3%.
“El perfil de la inflación se mantuvo sorprendentemente sin cambios para 2020, a pesar de la gran caída de agosto, y la inflación de 2021 se revisó de forma alcista. El escenario de la inflación sigue siendo deprimente y el BCE sigue dispuesto a desplegar todas las herramientas posibles para apoyar un retorno a la tendencia anterior a la crisis. En este contexto, la reciente evolución del euro se ha mencionado en la declaración introductoria y Lagarde se refirió a la moneda como uno de los factores que el BCE supervisará en el futuro”, añade Annalisa Piazza, analista de renta fija de la gestora MFS Investment Management.
Impulso del euro
Una de las expectativas que tenían las gestoras era que el BCE se pronunciara sobre la apreciación del euro y así lo hizo. Alto y claro aseguró que no tiene intención de “controlar el tipo de cambio”, mostrando ese matiz del halcón que algunas gestoras han destacado. Es decir, aunque es un tema que preocupa a la institución monetaria, considera que no es su función.
Como consecuencia de la reunión, la cotización del euro experimentó un mayor impulso. Según los analistas de Monex Europe, Lagarde mostró un “tono generalmente relajado de en relación a la evolución de la divisa y su impacto en el sector exportador”. En su último informe explican que los argumentos detrás de esta postura no son un secreto. “El tipo de cambio real efectivo que perciben los exportadores domésticos actualmente no es mucho mayor que la media de la última década, después de que el euro se apreciara más de 10% en términos nominales en los últimos meses. Estudios del propio BCE demuestran que la relación entre el tipo de cambio real y la inflación se ha debilitado a lo largo del tiempo. En cualquier caso, Lagarde reiteró que, aunque el tipo de cambio de la divisa no es un objetivo explícito en el diseño de política del BCE, la institución continuará monitoreando de cerca la evolución de la divisa y su traspaso al crecimiento de los precios domésticos”.
“Desde las proyecciones macroeconómicas de junio, el euro se ha apreciado cerca de un 3% en términos ponderados por intercambios comerciales, esto es, sustancialmente menos que frente al dólar de forma bilateral, algo que llamó la atención del mercado y de las autoridades. A medio plazo, la ratificación del fondo de recuperación de la UE Next Generation también ha reforzado el potencial alcista de la recuperación económica, que ahora registra una evolución ligeramente superior a lo que el BCE esperaba en junio. Si el euro se aprecia en mayor medida como consecuencia de una recuperación continuada y de una evolución económica superior, permitiría limitar las preocupaciones desinflacionistas del BCE y no exigiría la implementación de ninguna medida monetaria”, apunta Andreas Billmeier, analista senior de deuda pública de Western Asset, gestora de inversión especializada en renta fija.
Próximos pasos
Ahora bien, ¿qué podemos esperar de aquí a final de año por parte del BCE? En opinión de Veit, “las perspectivas de inflación históricamente débiles obligarán al BCE a ponerse manos a la obra relativamente pronto, y esperamos que aumente y amplíe de nuevo el PEPP en diciembre, desde los actuales 1,35 billones de euros de compras hasta finales de junio de 2021, ya que las perspectivas de inflación no convergen suficientemente hacia la configuración prepandémica”.
Misma valoración hace Pedro del Pozo, director de inversiones financieras de Mutualidad de la Abogacía: cualquier modificación de las políticas monetarias vigentes tendrá que esperar a finales de año, en función de cómo se comporte la macroeconomía. “De su discurso se desprende el elevadísimo grado de incertidumbre actual, derivado esencialmente de la evolución del coronavirus. Lo más interesante, de hecho, ha venido por el lado de las previsiones macro, algo mejores para este año, caída del 8% del PIB frente a 8,7% anterior, y en línea de crecimiento para los dos años siguientes. Es muy significativo, en todo caso, que las expectativas de inflación para 2022 se sitúen muy por debajo del 2%, concretamente en el 1,3%. Ello pone de relieve la escasísima presión del BCE para comenzar un hipotético proceso de subida de tipos, más bien al contrario, especialmente tras el cambio de actitud estadounidense al respecto, como vimos en Jackson Hole”, matiza Del Pozo.
Para Ulrike Kastens, economista de Europa de DWS, no se ha dado ninguna indicación de que se vaya a aumentar la relajación cuantitativa, pero Lagarde ha dejado claro que se utilizará plenamente toda la dotación del Programa de Compra de Emergencia Pandémica (PEPP, por sus siglas en inglés). “Aunque el BCE es algo más optimista sobre las perspectivas económicas, seguimos esperando una recuperación económica desigual en los próximos meses en la eurozona. El BCE también subrayó que la incertidumbre seguirá siendo muy alta. Por lo tanto, mantenemos nuestra opinión de que el BCE no podrá evitar un nuevo aumento del PEPP, tal vez antes de finales de este año. El BCE seguirá siendo altamente expansivo durante mucho tiempo. En pocas palabras, su trabajo aún no ha terminado”, afirma Kastens.
De cara a la próxima semana, el foco de atención se traslada a la Estados Unidos, donde la reunión de la Fed podría resultar algo más interesante que lo habitual después de la medida anunciada sobre la inflación promedio en Jackson Hole.