El Banco Central Europeo (BCE) se mostró cauteloso y sin intención de renunciar a su hoja de ruta, en su reunión de marzo. La institución monetaria reconoció que “la invasión rusa de Ucrania es un punto de inflexión para Europa” y aseguró que adoptará “cuantas medidas sean necesarias para cumplir con el mandato de estabilidad de precios y financiera”, pero a la par sorprendió manteniendo una postura más hawkish en su política monetaria.
El BCE parece dispuesto a acelerar su retiro de estímulos o tapering ante los riesgos de una inflación al alza. Su presidenta, Christine Lagarde, ha mostrado su clara intención de reducir el PEPP para el próximo mes de marzo, pero a su vez tendrá algún programa de sustitución para continuar con las compras de activos. Además, los pronósticos para la inflación se han elevado a 5,1% este año, con las proyecciones al 2024, en concordancia con la estabilidad de los precios a 1,9%.
Para Charles Diebel, director de renta fija de Mediolanum International Funds Ltd (MIFL), el aspecto clave de la reunión de ayer del BCE ha sido la decisión de reducir las compras de activos en el transcurso del segundo trimestre, pasando de 40.000 millones al mes en abril a 20.000 millones en junio. “Las perspectivas posteriores no se han concretado, ya que el nivel de incertidumbre es demasiado alto. La retirada acelerada de las compras de deuda no acerca la llegada de una subida de tipos de interés a Europa y la institución ha confirmado que subirá tipos algún tiempo después de poner fin a dichas compras”, apunta.
El mercado ha respondido con dureza, el euro ha repuntado y diferencial BTP/Bund se están vendiendo con fuerza. Según matiza Diebel, esto quiere decir que “la reducción de su programa de compras de deuda (APP) se debe más a la flexibilidad y a la opcionalidad que a la inminente subida de tipos. Con esto, el BCE estará abierto a todas las eventualidades y estará preparado para actuar, esto no significa necesariamente que haya que subir tipos”.
Entre las valoraciones realizan las gestoras, la mayoría coinciden en que las preocupaciones inflacionistas se han intensificado desde la última reunión, dejando al BCE atrapado. “Durante mucho tiempo, el BCE, y otros bancos centrales, pudo justificar con bastante facilidad su política monetaria extraordinariamente laxa porque la inflación se situaba muy por debajo del objetivo. Cada vez que la confianza del mercado se deterioraba de forma significativa, podía aumentarse el ritmo de compras de activos mientras se mantenían los tipos de interés en niveles mínimos. Sin embargo, ahora las cosas no son tan sencillas. Tratar de estabilizar los mercados y, al mismo tiempo, contener la inflación plantea un conflicto de objetivos. Y en última instancia, hay que ceder”, afirma Wolfgang Bauer, gestor del equipo de renta fija en M&G Investments.
En su opinión, el tono claramente agresivo que ha tomado el BCE sugiere que está más preocupado por las cifras de la inflación europea que por las condiciones del mercado en el momento actual. “Si sigue adelante con la aceleración de la reducción de las compras de activos, los inversores podrían encontrarse pronto en un nuevo entorno de mercado en el que los bancos centrales ya no proporcionen una red de seguridad”, matiza.
Ulrike Kastens, Economist Europe para DWS, considera una buena noticia que el BCE siga con su hoja de ruta con ese enfoque flexible y gradual. “El BCE mantiene una puerta trasera abierta: si las condiciones de financiación se deterioran y las perspectivas de inflación cambian de forma que no se alcance el objetivo de inflación, reconsideraría el volumen de compras de activos en términos de tamaño y/o duración. A diferencia de la Fed, el BCE no prevé subidas rápidas y agresivas de los tipos de interés. El presidente del BCE enfatizó expresamente que las subidas de los tipos de interés también deben ser únicamente graduales”.
En este sentido, Reto Cueni, economista jefe de Vontobel, añade: «La presidenta Lagarde trató de subrayar que no se trata de una aceleración global de la «normalización» de la política monetaria del BCE y que el ajuste de la forward guidance permitiría al Consejo de Gobierno mantener toda su flexibilidad en los nuevos ajustes de los tipos clave. Sin embargo, se trata de una argumentación extraña, ya que la inclinación de los halcones sobre el fin de las compras netas de activos se describió muy claramente en la declaración de política monetaria».
El peso de la guerra
Anna Stupnytska, economista macro en Fidelity International, considera que esta reunión era demasiado pronto para aplicar un cambio de política debido al cambiante e incierto escenario político que vive Europa con la guerra iniciada por Rusia y que, en su opinión, podría llevar a las economías europeas a la recesión en el segundo semestre de 2022.
“Creemos que, a medida que el choque contra el crecimiento se haga más evidente en los datos durante las próximas semanas, el BCE probablemente alejará su foco de la alta inflación para tratar de limitar la angustia económica y del mercado a medida que la invasión de Ucrania y sus consecuencias se propagan por el sistema. No esperamos que el BCE suba los tipos este año, a pesar del cambio en los precios del mercado que tuvo lugar hacia octubre tras la reunión de aquel mes, y creemos que el riesgo se inclina hacia más QE, no hacia menos, especialmente si el suministro de gas de Rusia a Europa se interrumpe. Dicho esto, los límites de la incertidumbre siguen siendo elevados actualmente”, afirma Stupnytska.
En opinión de Silvia Dall’Angelo, economista senior en Federated Hermes, la incertidumbre relacionada con la guerra hará que el BCE proceda con cautela y de forma gradual. Y advierte: “En el peor de los casos, es posible que el BCE tenga que recurrir a un nuevo paquete de medidas de emergencia y retrasar el despegue del endurecimiento monetario, aunque parece que las palancas fiscales disponibles tanto a nivel de la UE como a nivel nacional tendrán que hacer el trabajo pesado en respuesta a las consecuencias negativas y posiblemente peores de la guerra en Ucrania”.
En este sentido, Dave Chappell, gestor senior de renta fija de Columbia Threadneedle Investments, explica: “Las expectativas de una reducción acelerada de las compras de bonos y una subida de tipos más temprana se han moderado algo, ya que la invasión brutal y no provocada de Rusia en Ucrania ha conmocionado al mundo y ha alterado las expectativas de inflación y crecimiento tanto en las economías desarrolladas como en las emergentes en distinto grado”.
Lagarde destacó de nuevo que hay otras opciones y que el BCE va a considerar dos escenarios alternativos (adverso y severo) para calcular el posible impacto de la guerra en Ucrania. “En nuestra opinión, entre más adverso sea el resultado, se verá una postura más acomodaticia para que la agresividad en la postura de hoy enfrente algunos riesgos a la baja. El BCE podría también requerir tiempo para evaluar el impacto esperado del gasto de la Unión Europea en la diversificación energética y la defensa. El Banco Central va a recibir bien la emisión de deuda conjunta ya que los bonos europeos se han convertido en una referencia natural para los mercados de renta fija en el euro con el tiempo”, explica Axel Botte, estratega de Mercado de Ostrum AM, filial de Natixis IM.
Proyecciones económicas del BCE
Otro de los asuntos esperados de esta reunión eran las proyecciones económicas del BCE y su actualización. “Las previsiones actualizadas de la institución recortan el crecimiento y aumentan la inflación, pero curiosamente siguen situando la previsión de inflación para 2024 justo por debajo del objetivo del 2%, lo que implica que aún no se cumplen las condiciones del BCE para el despegue, aunque esto también podría cambiar en los próximos meses”, resume Pietro Baffico, economista europeo de abrdn.
Según Dall’Angelo, la guerra en Ucrania ha inyectado una gran incertidumbre en torno al escenario central del BCE, hasta el punto de que los representantes del banco central han elaborado previsiones para un escenario alternativo junto al principal. “En consecuencia, la presidenta Lagarde hizo hincapié en la opcionalidad, la flexibilidad y la dependencia de los datos, ya que el BCE navega por un panorama económico y geopolítico incierto y en rápida evolución, dominado por el deterioro de las compensaciones entre crecimiento e inflación”, explica. “Las previsiones de inflación han aumentado desde niveles ya históricamente altos, impulsadas por una nueva aceleración de los precios de los alimentos y la energía, mientras que las expectativas de crecimiento se han reducido a medida que el coste de la vida erosiona aún más los ingresos de los hogares”, reconoce por su parte Chappell.
Por último, Peter Goves, analista de renta fija de MFS Investment Management, apunta que la aceleración de la reducción de la QE también hizo que los diferenciales de la periferia se ampliaran. Y añade: Los próximos indicadores de sentimiento y confianza son importantes para evaluar las perspectivas del mercado y su valoración de la futura política del BCE”.