Según los estrategas de la gestora alemana Flossbach von Storch, el BCE «es prisionero de su propia política de rescate» y por eso creen que continuará con su actual estrategia monetaria al menos hasta 2019, es decir, hasta el final del mandato de Mario Draghi. Desde su punto de vista, los tipos de interés deben seguir siendo bajos en la eurozona porque «es la única manera de financiar la montaña de la deuda soberana que soportan los países europeos».
En su opinión, el nivel de endeudamiento, la demografía y las perspectivas de crecimiento son argumentos de peso contra un cambio global y significativo de los tipos de interés.
Mientras tanto, muchos inversores se están concentrando en los principales acontecimientos políticos, lo que en opinión de Philipp Vorndran y Thomas Lehr, no siempre logra el efecto deseado. De hecho, recomiendan concentrarse en otros temas. Principalmente aconsejan observar la política monetaria, que «es el factor crítico que afecta a los mercados de capitales y, en nuestra opinión, seguirá siendo así», apuntan los especialistas.
Por supuesto, son conscientes de que no siempre es fácil concentrarse en lo que aparentemente es importante, sobre todo porque los medios de comunicación han estado completamente envueltos en los principales acontecimientos políticos de los últimos meses. Pero recomiendan dar un paso atrás y ver todo con distancia. «Debe quedar claro rápidamente que la persona más importante desde una perspectiva europea no es Merkel, May o Macron, sino el jefe del Banco Central Europeo (BCE), Mario Draghi. Europa, en particular los miembros de la eurozona, probablemente tendría un gran problema sin la ayuda de Draghi», señalan.
Vorndran y Lehr consideran que la política monetaria de Draghi es el pegamento que mantiene unida la frágil unión monetaria. «Las tasas de interés bajas se han vuelto simplemente necesarias para la supervivencia de los países de la eurozona con altos niveles de endeudamiento, como Italia», afirman. Añaden que «el BCE, y no las instituciones políticas, es responsable de la carga (de la deuda) de Europa y, por consiguiente, de la existencia del euro. El BCE se ha convertido así en un prisionero de su propia política de rescate, y Draghi en una especie de canciller tras bambalinas para la eurozona. Como resultado, sentimos que la discusión acerca de potencialmente comenzar a dejar una política monetaria laxa detrás es un debate ficticio».
Por esas razones los estrategas de FvS asumen que el BCE continuará con su política monetaria hasta 2019 por lo menos, es decir, hasta el final del mandato de Mario Draghi. «Tal vez, para entonces, se hayan encontrado herramientas, o más bien otras opciones de financiación, para aliviar al BCE de su responsabilidad por la financiación gubernamental (que nunca fue realmente prevista). O el BCE continuará simplemente como antes bajo un nuevo presidente. En cualquier caso, una cosa es cierta desde nuestro punto de vista: las tasas de interés deben seguir siendo bajas en la eurozona. Esta es la única manera de financiar la montaña de la deuda soberana».
Fed vs BCE
La gestora alemana se plantea por qué si la Reserva Federal de los Estados Unidos ha logrado iniciar un cambio de tasa de interés, el BCE no puede hacerlo. En primer lugar, los especialistas citan diferencias clave en la comparación. «La estructura de la eurozona y las diferentes capacidades productivas de sus miembros hacen prácticamente imposible una política monetaria uniforme. Por lo tanto, cualquier comparación entre el BCE y la Reserva Federal es limitada», afirman.
Mientras tanto de cara a la política monetaria estadounidense, la firma considera que hasta ahora se ha visto un aumento gradual de la tasa de interés en los Estados Unidos: «Lo que llamaríamos higiene de la política monetaria, un intento de la Reserva Federal de Estados Unidos de demostrar su capacidad de actuar. Sin embargo, no merece ser llamado un cambio». Si la Reserva Federal aumenta las tasas de interés en el corto plazo, esto está lejos de asegurar que las tasas de interés también aumentarán a largo plazo que refleja las expectativas de inflación y crecimiento de los participantes en el mercado de capitales. «Teniendo en cuenta los cambios demográficos que se están produciendo en los países industrializados y la carga masiva de la deuda, las expectativas de crecimiento económico futuro y la inflación son limitadas», matizan.
De acuerdo con el Flossbach von Storch Research Institute, y considerando que el impulso del crecimiento económico se está desacelerando considerablemente en China, el país muy probablemente se convertirá en el foco de la atención de los inversores más tarde este verano. «En nuestra opinión, el nivel de la deuda, la demografía y las perspectivas de crecimiento ofrecen argumentos a largo plazo contra un cambio global de los tipos de interés que merece el nombre. Hay una razón por la que Janet Yellen, presidenta de la Reserva Federal de Estados Unidos, ha subrayado repetidamente que los niveles de tasas de interés vigentes en el período anterior a la crisis financiera ya no son realistas», concluyen.