El BCE ha puesto fecha, tal y como se esperaba, al fin del programa de compras de deuda pública y privada que ha sostenido a los mercados europeos tras la crisis financiera. El Consejo de Gobierno del Banco Central Europeo ha decidido que las compras continuarán siendo de 30.000 millones mensuales hasta septiembre, se reducirán a 15.000 millones a partir de entonces y concluirán a finales de diciembre de este año. Todo en línea con las previsiones.
La sorpresa ha estado en que también ha anunciado que prevé mantener los tipos de interés en sus niveles actuales al menos hasta el verano de 2019 y, en cualquier caso, tanto tiempo como sea necesario para asegurar que la evolución de la inflación «permanece en línea con las expectativas actuales de un sostenido ajuste» hacia su objetivo ligeramente inferior al 2%.
Los expertos coinciden en que sigue el tono acomodaticio del BCE, e incluso se ha profundizado, porque además reinvertirá la deuda que venza durante un periodo de tiempo tras el QE, de forma que la relajación cuantitativa seguirá, indirectamente, de esta forma. Pero sobre todo, por su decisión sobre los tipos, que sí ha sorprendido al mercado.
“La reunión del BCE celebrada el jueves se ha caracterizado por un tono bastante acomodaticio. Tal y como se esperaba, el BCE ha indicado cuándo pondrá fin a su programa de compra de activos. El anuncio se ve paliado por el hecho de que el volumen de compras no se verá reducido de forma drástica desde los actuales niveles de compra de 30.000 millones de euros mensuales hasta cero, sino que se reducirá primero a 15.000 millones de euros mensuales en el cuarto trimestre antes de que, en última instancia, se ponga punto final a las compras a finales de año. No obstante, cabe destacar que esta medida no supone el final de la relajación cuantitativa en Europa”, explica Wolfgang Bauer, gestor del fondo M&G (Lux) Absolute Return Bond. Y es que el BCE reinvertirá deuda en vencimiento durante un prolongado periodo de tiempo después de que terminen las compras de activos, “por lo que seguirá inyectando liquidez en los mercados europeos de renta fija durante el futuro inmediato, aunque a un ritmo muy inferior al de los últimos dos años”.
Sorpresas en los tipos
En el plano de los tipos, el BCE ha descartado de facto cualquier subida durante el primer semestre del próximo año. “Habida cuenta de que los datos económicos publicados recientemente son considerablemente más débiles que los del último semestre de 2017, las posibilidades de que tenga lugar una subida de tipos a principios de 2019 son ahora, en cualquier caso, exiguas, aunque el anuncio del BCE en la reunión de hoy ha eliminado todo rastro de ambigüedad”, comentan en M&G.
Azad Zangana, economista senior de Europa de Schroders, coincide en que “esto es más acomodaticio de lo que la gestora, y el mercado esperaban” y eso explica que, tras el anuncio, el euro haya caído frente al dólar, mientras las rentabildidades de la deuda pública también se están estrechando. Sin embargo, pone en duda la capacidad de mantener los tipos tan bajos tras el fin del QE: “Sospechamos que habrá crecientes tensiones en el BCE a finales de año, si la inflación sigue alta”, y podría revisarse la idea de mantener los tipos, advierte el economista.
“La sorpresa ha sido que Draghi se haya pre-comprometido a no subir los tipos de interés hasta septiembre de 2019 como muy pronto (manteniendo los tipos sin cambios ‘por lo menos durante el verano’). Esto es sorprendente por un par de razones. En primer lugar, el BCE pronostica ahora una inflación del 1,7% en todo 2018, 2019 y 2020. Para la mayoría, esto reuniría los requisitos para alcanzar su objetivo de ‘cerca de, pero por debajo del 2%’. En segundo lugar, extrapolando la caída constante del desempleo que la zona euro experimenta desde hace años, la tasa de desempleo volverá a los bajos niveles de 2007 para cuando el BCE suba tipos por primera vez en este ciclo”, dice Nick Peters, gestor de fondos multiactivo en Fidelity.
La respuesta instintiva de los mercados ha sido vender euros, lo cual puede ir a más, dice Peters. “La Eurozona no solo tiene que lidiar con una economía que ha llegado al máximo y tiene un desempeño inferior al de EE.UU., preocupaciones geopolíticas a medio plazo y precios más altos del crudo… ahora además puede que no llegue a tener tipos de interés positivos antes de la próxima recesión mundial, y entrar por tanto en esa recesión con muy poca munición”, dice, preocupado por la decisión sobre los tipos.
«El del BCE es un mensaje bastante cauteloso. Al decir que el Quantitave Easing terminará este año, pero sin señalar una cifra exacta de incremento de tipos al menos hasta el próximo verano, el señor Draghi está dando una mano y retirando la otra. En esta etapa, se ha comprometido a esperar, como poco, hasta la segunda mitad del año que viene para elevar tipos. Esto dará comodidad a los mercados pero tenemos que tener en cuenta que en este momento es solo una guía y no una garantía”, advierte Patrick O’Donnell, director de inversiones senior de Aberdeen Standard Investments.
Previsiones más negativas
Las razones para esta actitud cauta es que el BCE ha rebajado sus previsiones de crecimiento para este año, aunque cree que sigue siendo sólido, pero persisten “crecientes riesgos bajistas que emanan de la política global”, recuerda Zangana. También hay preocupaciones sobre si la recuperación en la inflación es sostenible.
“Draghi también ha sonado marcadamente negativo en los temas económicos, enfatizando los riesgos, la incertidumbre y la volatilidad del mercado financiero. Incluso ha dicho que las últimas previsiones del BCE, que muestran un crecimiento continuado por encima de la tendencia, se realizaron antes de recibir información negativa adicional. La ralentización en los datos de la Eurozona a comienzos de este año es clara, pero parece una reacción exagerada por parte de un banco central del que esperaríamos más firmeza en su perspectiva a medio plazo”, critican en Fidelity.
¿Menor credibilidad?
“La decisión del BCE fue un poco sorprendente y obviamente un compromiso bienorquestado. Los halcones tienen ya su fecha de finalización para el programa QE, aunque algo más tarde de lo esperado, diciembre de 2018. Las palomas tienen algo de dinero adicional del QE ya que el BCE reducirá a la mitad las compras mensuales de bonos a 15.000millones de euros de septiembre a diciembre, y ha garantizado que la primera subida de tipos está lejos, el BCE espera que los tipos de interés se mantengan sin cambios al menos hasta el verano de 2019. A diferencia de la Fed, que terminó ayer con sus anticipos informativos en un intento por crear más espacio para la flexibilidad, el BCE aún se mantiene en su rígido calendario. Cuanto más largo es el horizonte, menor es la credibilidad, por supuesto, especialmente a la luz del flujo de datos económicos bastante débil de la zona euro recientemente. Pero la ventaja desde la perspectiva del BCE es inmunizar sus decisiones de los acontecimientos políticos en, por ejemplo, Italia. Sus cartas están sobre la mesa, al menos hasta la primavera de 2019”, añade el economista jefe de Robeco, Léon Cornelissen.