De acuerdo con Richard Turnill, director global de estrategia de inversión en BlackRock, la renta variable japonesa seguirá mostrando solidez tras su reciente repunte, debido a unas alentadoras perspectivas de beneficios, unas valoraciones en niveles relativamente reducidos y la estabilidad del yen en el marco de la política monetaria ultraacomodaticia de Japón.
En su opinión, la renta variable japonesa se está aproximando a unos niveles máximos que en las últimas décadas a duras penas ha superado. ¿Será esta vez diferente? El directivo cree que hay razones para ser optimistas.
El directivo resalta que las valoraciones (línea verde) se encuentran en unos niveles inferiores a los registrados en anteriores épocas de niveles máximos en la rentabilidad del mercado bursátil (línea azul). Además, asegura que «las acciones japonesas parecen baratas en el contexto general: según su PER a 12 meses, cotizan con un descuento del 20% respecto de sus homólogas estadounidenses».
Además, nota que «los mercados se tranquilizaron ante la decisión del Banco Central Europeo y del Banco de Japón de mantener sus políticas de estímulo, y la renta variable global alcanzó nuevos máximos». Por lo que si bien no considera que valoraciones baratas sean suficientes para, como único indicador, sobreponderar las acciones japonesas, la situación de política monetaria, las expectativas de crecimiento empresarial, que esperan sus mejores beneficios en tres años, hacen que esta clase de activo y región sea atractiva para la mayor gestora del mundo.