La gran mayoría de los inversores planean aumentar su exposición a los activos privados en los próximos 12 meses en medio de un creciente interés por los beneficios de la diversificación, según el Estudio del Inversor Institucional 2021 de Schroders. Este estudio anual, publicado por primera vez en 2017, que abarca 750 inversores institucionales que gestionan 26,8 billones de dólares en activos en 26 lugares, arroja que el 90% tiene como objetivo aumentar sus asignaciones en una o más clases de activos privados durante el próximo año.
Según explican desde Schroders, la creciente importancia de los activos privados se ha visto acentuada por el hecho de que el 47% de los inversores afirma que seguirá diversificando su inversión en mercados alternativos y privados y reduciendo su exposición a los valores cotizados, motivados por el impacto económico y financiero de la pandemia. “Esta cifra es casi el doble del año pasado”, señalan desde la gestora.
Entre los datos que arroja la encuesta destaca que más de un tercio (37%) de los inversores también afirmó que el impacto de la pandemia había aumentado la importancia sobre las cuestiones ESG, y el 54% citó que las estrategias ESG que tienen como objetivo «beneficiar a todas las partes interesadas» en el centro de su proceso de inversión son las más atractivas.
Por otro lado, un rotundo 80% de los inversores declaró que la necesidad de diversificar las carteras estaba impulsando sus asignaciones a activos privados, por encima del 78% de hace un año y del 73% encuestado de 2019.
La trayectoria y la estabilidad del equipo, así como la calidad y la transparencia de los informes fueron los factores que los inversores destacaron como los más importantes a la hora de seleccionar gestores de activos privados. Por su parte, los inversores de América Latina también pusieron un énfasis mucho mayor en la capacidad de cumplir con los requisitos locales, en comparación con los inversores a nivel globales.
“Los activos privados siguen ocupando una parte importante de las carteras institucionales. Lo que resulta alentador es la aparición de indicios de que se está reconociendo la versatilidad dentro de los mercados privados. Sin embargo, aunque está claro que los inversores institucionales valoran mucho la diversificación real, creemos que la variedad y la consistencia de la diversificación dentro de los activos privados pueden estar subestimadas. La oportunidad no consiste únicamente en diversificar entre las inversiones cotizadas y las privadas, sino también en diversificar dentro de los activos privados. Combinando diferentes clases de activos privados, los inversores pueden exponerse a perfiles de rentabilidad, riesgo y liquidez muy diferentes y aprovechar también los distintos motores de rentabilidad derivados de factores macroeconómicos y específicos del sector”, ha destacado Georg Wunderlin, director global de Activos Privados de Schroders Capital.
En opinión de Wunderlin, hay muchos matices dentro de los mercados privados: “No solo ofrecen una gama más amplia de riesgos, como las primas por complejidad o iliquidez, de la que muchos inversores son conscientes, sino que también se puede adaptar un gran número de soluciones de inversión centradas en los activos privados en función de las preferencias de los inversores. Un número cada vez mayor de nuestros clientes está aprovechando este potencial, mientras seguimos centrados en trabajar en colaboración con ellos para satisfacer sus necesidades cambiantes en medio de los desafíos actuales de la pandemia y las incertidumbres más amplias del mercado”.
Por su parte, Maria Teresa Zappia, directora de Impacto y directora general adjunta de BlueOrchard, ha añadido: “Está claro que los inversores institucionales demandan cada vez más estrategias de inversión que trabajen para fomentar el cambio positivo. Es más, el COVID-19 ha puesto de relieve la importancia de proporcionar financiación en tiempo real a los sectores centrales de la economía. También ha demostrado lo vital que es la combinación de recursos públicos y privados en tiempos de crisis, cuando las necesidades de financiación son abrumadoras y la financiación del sector privado por sí sola no sería suficiente. La deuda privada en los mercados emergentes y frontera también demostró ser crucial, con iniciativas dedicadas a los sectores y regiones más afectados por la pandemia«.
A nivel mundial, el private equity ha sido la clase de activos más destacada para futuras asignaciones, con un 37% de los inversores que esperan aumentar sus asignaciones, seguido por el equity de infraestructuras (32%) y la inversión de impacto (29%). En concreto, los inversores de Asia-Pacífico y América del Norte dieron prioridad al private equity, mientras que la mayoría de los inversores de Europa se mostraron más interesados por aumentar sus asignaciones a equity de infraestructuras. En América Latina, la deuda privada corporativa fue la clase de activos más destacada.
Según las conclusiones de la gestora, la preocupación por las altas comisiones de inversión, la falta de transparencia y las elevadas valoraciones fueron los principales obstáculos citados por los inversores a la hora de invertir en activos privados. “Sin embargo, es importante señalar que cuando se les preguntó por los retos, la iliquidez (42%) y la complejidad de la clase de activos (35%) no figuraban entre los principales desafíos para los inversores. Esto puede indicar que los inversores están reconociendo ahora que la iliquidez y los largos períodos de permanencia obligada (lock-up), aunque son una preocupación, son también una razón clave para invertir en activos privados”, concluyen desde Schroders.