Nada hacía pensar hace sólo un año que el entorno económico y financiero iba a cambiar con la fuerza con la que lo ha hecho. Cuando se pensaba que el camino de la recuperación tras dos años de pandemia era una certeza, la guerra en Ucrania ha venido a añadir aún más incertidumbre a un panorama que de por sí no era fácil. La COVID 19 había provocado la vuelta de una inflación que llevaba escondida más de una década, y el efecto de la guerra sobre los precios de las materias primas ha venido a agravar esa situación.
En ese contexto, los grandes bancos centrales del mundo como la Fed ya han comenzado a subir tipos de interés. El temor entre los inversores es si el ajuste de las políticas monetarias que han sustentado a las economías desde la Gran Crisis Financiera de 2008 pueda hacer descarrilar el crecimiento económico. Todo parece indicar que el futuro dependerá de la agilidad de las instituciones monetarias de todo el mundo para hacer funambulismo y controlar los precios sin provocar una recesión.
Lo cierto es que esta combinación de factores ha provocado un cambio en el ánimo de los inversores. Según una reciente encuesta realizada por Vontobel entre inversores de 300 instituciones propietarias de activos en Europa, América y Asia-Pacífico, la mayoría de los responsables de la toma de decisiones de inversión (54%) consideran que aumentar el rendimiento de sus inversiones en renta fija es uno de sus principales objetivos para los próximos años.
De hecho, un 60% de ellos inversores españoles tiene la intención de aumentar hasta un 10% su posición en una posible cartera de renta fija flexible. Un porcentaje mayor que el de los inversores globales y europeos. Según esta encuesta, los españoles también son los que otorgan más probabilidad de reducir hasta un 10% su cartera de renta variable: hasta un 40% de los encuestados creen que podrían disminuir su posición.
La nueva situación de los mercados parece que ha hecho evidente el interés de los encuestados en aumentar sus carteras de renta fija. En el caso de la deuda de países desarrollados, los españoles otorgan hasta un 60% probabilidades de aumentar hasta un 10% sus carteras en los próximos dos años. Sólo un 20% de los encuestados piensan que pueden reducir algo su posición, un porcentaje inferior al de la media de los inversores a nivel global e, incluso, a nivel europeo.
En cuanto a la renta fija emergente, entre los inversores españoles encuestados hay apetito y el 60% quiere incrementar su posición, aunque las posibilidades de que reduzcan algo la asignación de su cartera a los bonos de países emergentes en los próximos dos años es una opción para el 40% de los encuestados; un porcentaje superior al de los inversores globales y europeos.
Los riesgos que preocupan
Son muchos los riesgos que preocupan a los inversores encuestados a nivel global: el crecimiento, la inflación, la subida de tipos de interés, entre otros. A los participantes españoles les preocupan prácticamente todas las cuestiones, aunque entre todas destacan el crecimiento económico. A nivel global, la inflación sería el aspecto más preocupante.
Pero si hay un aspecto que llama la atención en los resultados de esta encuesta es cuál es el principal riesgo para los inversores españoles a la hora de invertir en mercados emergentes. Un 60% destaca que el principal reto es la preocupación por la información y los resultados ASG de los emisores de esos países. Lo que hace evidente lo importantes que son estos factores para el mercado español. El porcentaje es muy superior al del resto de los inversores de otros países que han participado en este estudio. En concreto, ese aspecto es una preocupación para un 27% de los encuestados a nivel europeo y un 21% para los inversores a nivel global.
De hecho, todos los participantes encuestados para este estudio de Vontobel en España afirmaron que utilizaban estrategias ASG para su asignación de renta fija emergente, por encima de la media global y europea.
Para Nabil El-Asmar Delgado, Country Head de Vontobel para Iberia, “con el aumento de las tensiones geopolíticas y la posibilidad de que los bancos centrales suban los tipos, no es de extrañar que muchos inversores estén preocupados por los bonos de los mercados emergentes. Sin embargo, los diferenciales y la yield de los mercados emergentes se han comportado bien durante los anteriores ciclos de subidas. En cuanto a la volatilidad, es una parte natural de esta clase de activos y una de sus mayores oportunidades, ya que la dispersión de los rendimientos hace que los bonos de los mercados emergentes sean un terreno perfecto para la búsqueda de alfa”, explica.