Golpeada por las sanciones de Occidente y los precios más bajos del petróleo, Rusia ha sufrido un descenso significativo de los ingresos externos netos y la crisis económica que atraviesa no deja de recrudecerse. El ejemplo más claro pudo verse en la salvaje depreciación de rublo hace tan solo un mes. En este contexto no es de extrañar que ahora quien se tambalee sea su sistema financiero y que los analistas empiecen a evocar una repetición de lo sucedido en agosto del 98, cuando su default puso en jaque los mercados financieros internacionales.
Un reciente informe del think tank ruso Center for Macroeconomic Analysis and Short-Term Forecasting –CMASF- concluyó que el sector bancario del país se enfrenta a unas perspectivas muy oscuras. Casi el 20% o una quinta parte de los bancos podrían colapsar debido a la crisis que atraviesa el país. En concreto, el documento cita hasta 200 entidades en peligro de quiebra debido a la caída del rublo y, sobre todo, al volumen de préstamos fallidos.
Según cifras de Business Insider, el sector bancario ruso suma una deuda externa de aproximadamente 192.000 millones de dólares, el 70% en papel verde, por lo que la fortaleza del dólar ha puesto contra las cuerdas a muchas empresas del país.
El mes pasado, el gobierno se vio obligado a inyectar unos 2.400 millones de dólares en el sector bancario y otras empresas estatales. Sin embargo, el apoyo parece circunscribirse sólo a las compañías más grandes, dejando en una posición muy vulnerable a las de menos tamaño.
“Mientras se mantenga la dura política monetaria de tipos de interés actual (en el 17%) más de 280 bancos en 2015 y 230 en 2016 necesitarán capital adicional. Sólo así serán capaces de frenar la morosidad”, reza el informe.
Las medidas de apoyo estatales se refieren principalmente a los bancos más grandes, dice Mikhail Mamonov, experto del CMASF. Hay 150 pequeños y medianos bancos fuera del top 100, explica, recordando que la importancia sistémica de estas entidades dentro del sector y del país es limitada, aunque considera que también necesitan apoyo.
“Es sólo cuestión de tiempo que la economía rusa se enfrente a la estanflación. Es probale que la fuerte depreciación del rublo alimente la inflación, mientras que la caída de los ingresos extranjeros restringirá la actividad económica interna”, afirma Mohamed El-Erian, ex CEO de Pimco, en un artículo en BloombergView.