Las fortunas de los mercados emergentes han tenido altibajos desde que se registraron por primera vez en los radares de los inversores allá por la década de los 80. Entonces, ¿hacia dónde se dirige ahora el dinero inteligente?
Los mercados emergentes (EM) han estado dentro del espectro de la inversión óptima durante más de tres décadas, por lo que el concepto de invertir en acciones no occidentales ya no parece una idea tan audaz. La última década de estancamiento y reveses ha decepcionado a muchos inversores; con afirmaciones de que la oportunidad de inversión estas regiones han terminado. Estos mercados volátiles, poco profundos e inconsistentes, carecen de la solidez de comportamiento de otras oportunidades a nivel internacional.
Creemos que tal punto de vista es erróneo. Estos mercados han evolucionado y continúan creciendo en las últimas décadas y años. A medida que maduran, existen varias oportunidades interesantes para los inversores con conocimiento y experiencia.
Inversiones en mercados emergentes a lo largo de las décadas
La inversión internacional en mercados emergentes comenzó con la apertura de los primeros mercados asiáticos durante la década de 1980. Los flujos de inversión se recuperaron en los 90, particularmente en América Latina después de que Brady Bonds ayudara a abordar el exceso de apalancamiento y creara un mercado de deuda emergente más formal. Con la privatización de las empresas nacionales y las rápidas tasas de crecimiento entre la selección limitada de acciones disponibles, los mercados reducidos generaron rentabilidades fantásticas. Sin embargo, las crisis en Asia y Rusia a finales de los 90 paralizaron de golpe esa poderosa trayectoria ascendente.
Los flujos de capitales internacionales se repatriaron rápidamente a Estados Unidos, donde encontraron un hogar en la cantidad de empresas tecnológicas de alto crecimiento que cotizaban a medida que se inflaba la burbuja de las puntocom.
Inversores boomerang
Los mercados emergentes se hicieron realidad para los inversores allá por el 2000 después del pinchado de las puntocom. Los flujos de divisas se revirtieron, tras el rápido crecimiento impulsado por las materias primas en las cuatro naciones BRIC: Brasil, Rusia, India y China. Después de la crisis financiera del 2008, el enorme paquete de estímulo posterior del gobierno chino solo sirvió para reforzar esta tendencia. La construcción de ciudades y la compra de automóviles se tradujo en una mayor demanda de cobre, mineral de hierro y petróleo con los otros mercados emergentes mejor posicionados para ofrecer esas commodities. Los mercados emergentes superaron al S&P estadounidense en casi un 11% anual de media durante la primera década del Siglo XXI.
Sin embargo, allá por el 2010, el brillo ya empezaba a apagarse en las economías emergentes. La desaceleración gradual de la inversión de capital fijo y la correspondiente reducción de los precios de las materias primas, después de años de sobreinversión, dieron como resultado una desaceleración del crecimiento y una reducción de la calificación de las bolsas.
Los emergentes comenzaron la década no solo relativamente caros (en una etapa cotizando con a niveles altos frente a sus pares desarrollados), sino también dominados por industrias cíclicas que incluyen bancos, materiales y energía. Estados Unidos, por el contrario, salió de la gran recesión con valoraciones con grandes descuentos y un índice sesgado hacia sectores centrados en el crecimiento, como la tecnología y el consumo, que prosperaron en el nuevo entorno de tipo de interés cero. Como resultado, el país norteamericano logró tasas de crecimiento anuales compuestas del 15% frente al 2% de los mercados emergentes.
Hacia finales de la última década, la recuperación económica mundial y las medidas de la Reserva Federal estadounidense para ajustar los tipos al alza coincidieron con un repunte en el crecimiento de los mercados emergentes. Esa tendencia se vio respaldada por la creciente presencia de empresas de tecnología en las bolsas de estos países, lo que ayudó a impulsar el rendimiento a nivel agregado.
Eludir el enigma de China
Entonces, ¿dónde estamos ahora, después de una pandemia mundial que una vez más paralizó el crecimiento económico?
Es útil, en primer lugar, reconocer la importancia de los regímenes políticos dóciles y favorables al mercado. En este sentido, los mercados emergentes se han movido en general en la dirección correcta, pero ha habido algunas excepciones notables. China y Brasil han decepcionado en los últimos años, con cierta intromisión del mercado en el primero y la falta de implementación de las reformas esperadas en el segundo. De hecho, los mercados emergentes más atractivos y exitosos son aquellos en los que la volatilidad política ha estado en segundo plano: Polonia, Corea y Taiwán son los principales ejemplos.
La dirección económica de los emergentes ha sido positiva, con los banqueros centrales manejando crisis difíciles con una ortodoxia creciente. Los bancos centrales de los mercados emergentes están tomando decisiones prudentes en general: las subidas de tipos de 2021 frente a las presiones inflacionarias en América Latina son un excelente ejemplo. Los niveles de deuda han aumentado en los últimos años, pero generalmente se encuentran en niveles muy por debajo de sus pares desarrollados. Los formuladores de políticas han aprendido duras lecciones en décadas anteriores y están administrando sus monedas con más prudencia.
Un segundo punto clave es que ya no es útil ver los cuatro constituyentes del BRIC como una agrupación coherente. Rusia logró el estatus de paria internacional como resultado de su belicismo, algo que puede tardar años en deshacerse. La bolsa China se ha más que duplicado en los últimos cinco años para convertirse en el segundo mercado más grande del mundo. Representa casi un tercio del índice MSCI EM. Por el contrario, Brasil fue un componente importante del selectivo en la década del 2000, pero se ha reducido a solo el 6%. Y la India, a pesar del fuerte crecimiento económico, todavía está infraepresentada sobre el 13%.
A diferencia de muchos inversores de mercados emergentes, creemos que es sensato excluir a China por completo de nuestro universo de inversión. El New Capital Emerging Markets Future Leaders Fund sigue un índice de referencia personalizado fuera de China. Hay varias razones para eludir a China de esta manera, además de la reciente interferencia del régimen en los mercados. Para empezar, facilita la diversificación a través de un espectro más amplio de mercados emergentes más pequeños en una etapa más temprana de su desarrollo, especialmente aquellos fuera del norte de Asia. Por ejemplo, Brasil, Sudáfrica, Chile, Perú, Indonesia, México y Arabia Saudí disfrutan de una ponderación desproporcionadamente alta.
¿Por qué ahora para estos mercados emergentes?
Estos mercados están operando en ciclos más idiosincrásicos: tienen menos exposición económica a Estados Unidos o China y sus bolsas han mostrado correlaciones mucho más bajas con los índices bursátiles desarrollados y asiáticos. Sus valoraciones relativamente bajas reflejan una falta de propiedad internacional y presentan una oportunidad contraria. Pero los impulsores estructurales atractivos siguen siendo los mismos: en términos de crecimiento del PIB, dividendos demográficos y oportunidades significativas de campo verde para el crecimiento en los sectores financiero, tecnológico y de consumo, especialmente para aquellas empresas habilitadas digitalmente, como el comercio electrónico y la tecnología financiera.
En general, creemos que el escenario está listo para volver a visitar esta oportunidad de inversión única.