Si hacemos balance de 2020 en la renta fija, sin duda ha sido un año que ha puesto a prueba la experiencia de los gestores activos, con sus fuertes picos de volatilidad, la escasez de liquidez y, posteriormente, con la acción coordinada de gobiernos y bancos centrales que ha provocado una incansable búsqueda de rentabilidad. En este entorno, el New Capital Wealthy Nations se dirige al término de 2020 con una rentabilidad del 7,8% (datos a 30 de noviembre de 2020).
Como explica Michael Leithead, gestor principal de este fondo de New Capital by EFGAM, “siempre hemos defendido la idea de que invertir en aquellas economías menos dependientes de financiación externa demostraría ser un enfoque ventajoso si se materializaban riesgos inesperados”. El enfoque hacia la calidad ciertamente ha demostrado su valía en 2020, haciendo que el comportamiento del fondo en relación con muchos segmentos del mercado haya sido notable. Leithead pone como ejemplo que, en lo más duro del mercado bajista de marzo, “la rentabilidad relativa de segmentos del mercado como el de emisores chinos de alta calidad o bonos de Oriente Medio reflejó la preferencia de los inversores por invertir en balances robustos, frente a aquellos deudores que dependieron fuertemente del crecimiento”.
El New Capital Wealthy Nations es un fondo que destaca por la originalidad de su proceso de inversión, que incorpora un modelo de análisis propietario llamado Net Foreing Asset (NFA). Este análisis calcula el volumen de deuda externa en relación al PIB, con la premisa de que analizar los recursos con los que cuenta un país para afrontar sus deudas resulta un enfoque más adecuado, ya que permite calcular con mayor precisión el perfil de solvencia y la liquidez que hay detrás de cada emisión de bonos.
El modelo NFA también se diferencia de otros procesos de análisis en que no clasifica a los países por desarrollados o emergentes, sino que tiene en cuenta todos los sectores de la economía para asignar un rating propio de solvencia por país, clasificándolos de más ricos a más pobres y determinando su grado de dependencia del capital de inversores extranjeros. Al análisis se le añade una capa ESG para evaluar el perfil de riesgo de crédito desde un punto de vista financiero, reputacional y de valoración.
“El fondo capturó inicialmente el rally al extender la duración en bonos de alta calidad, cuyos riesgos en el largo plazo no habían sido correctamente valorados y que presentaban altas probabilidades de experimentar una rápida compresión de sus primas de riesgo”, detalla el gestor sobre el comportamiento del fondo en los primeros meses del año. A medida que fue evolucionando la pandemia, el equipo optó por ir reduciendo la calidad del crédito – centrándose en aquellas economías que estaban mostrando más resiliencia-, pero siempre dentro el grado de inversión, por lo que el rating medio de la cartera ha pasado de A a BBB+ en los últimos doce meses. “El objetivo ha sido orientar la cartera hacia la recuperación, al tiempo que reconocíamos que tanto empresas como países ahora están mucho más endeudados como resultado de los estímulos”, explica Leithead.
¿Qué esperar de 2021?
El gestor considera que los retornos de la renta fija en 2021 no serán como los de años anteriores, aunque prevé que los tipos se mantengan bajos y que la compresión de los diferenciales y la selección de crédito sigan aportando retornos positivos en el año nuevo.
Por lo pronto, Leithead cree que el año estará dividido en dos mitades, marcadas por capacidad de recuperación de las economías: “La vacuna abre la oportunidad de abrir partes de la economía que todavía están cerradas y que pesan sobre el crecimiento, pero no va a ser inmediato, sino que se desarrollará en los próximos 6 a 9 meses, al menos en las economías desarrolladas”, advierte.
El experto recomienda no bajar la guardia, porque la volatilidad seguirá presente. De hecho, considera que los bancos centrales verán demasiado arriesgado empezar a endurecer sus políticas monetarias, por lo que prevé que las tires de la deuda soberana se mantengan bien ancladas en niveles actuales, al menos hasta que haya más visibilidad sobre el rumbo de las economías.
Entre tanto, el equipo ha continuado recortando sus posiciones en los bonos de mayor duración, en títulos de alta calidad con rating AA y en segmentos en los que ha caído más los diferenciales, por lo que ahora el margen para que sigan comprimiéndose los diferenciales respecto a la deuda soberana parece más equilibrado. Como consecuencia de estos ajustes, la duración media ha caído desde más de 8 años a alrededor de 7,51 años, con previsión de que pueda seguir a la baja si las valoraciones siguen tensándose en 2021.
Por otro lado, el experto considera que una de las bazas ganadoras en 2021 será para aquellos gestores que logren aprovechar la alta dispersión que presenta el mercado. En consecuencia, ha ido reduciendo la exposición de la cartera en fondos soberanos y compañías cuasi soberanas para centrarse en otras compañías de menor rating, aunque todavía de alta calidad, y con una situación estratégica, como por ejemplo la compañía de real estate Aldar o la compañía de alquiler de aviones BOC Aviation. La cartera del fondo está diversificada en más de 100 posiciones, presenta un cupón/precio actual medio del 3,81% y una TIR media del 2,66%.
El último pronóstico de Michael Leithead para 2021 es que se incrementará el riesgo de insolvencia de muchas compañías, y que debido a las inyecciones suministradas por los bancos centrales los mercados no pondrán adecuadamente en precio estos riesgos, de modo que “aunque las primas de riesgo están más bajas, los riesgos a título individual se han incrementado”, lo que refuerza su tesis de la dispersión. Al mismo tiempo, a medida que la crisis económica se vaya desarrollando los ratings corporativos y soberanos también corren peligro de entrar en cuarentena. En este entorno, Leithead destaca dos cualidades del Wealthy Nations: el enfoque en economías resilientes, con recursos para capear la crisis económica, y el enfoque sistemático en la detección de dispersiones para poder seleccionar aquellos títulos que remuneren atractivamente a los inversores, y que no hayan sido adecuadamente valorados.