China se encuentra bastante rezagada en lo que se refiere a los volúmenes de importación acordados con Estados Unidos. Según DWS, aunque el conflicto comercial podría estar a punto de resurgir, las batallas reales se están librando en otros ámbitos.
Hace tan solo unos años, las empresas estadounidenses podían confiar en que sus operaciones de comercio internacional contaban con el respaldo de acuerdos bilaterales o multilaterales fiables. “Ahora, parece que los cambios a corto plazo1 iniciados por la Casa Blanca se han convertido en la ‘nueva norma’, especialmente en lo que se refiere al comercio con China”, asegura la gestora en un artículo publicado en su página web.
En su opinión, tras el importante deterioro que han vuelto a sufrir las relaciones entre EE.UU. y China en las últimas semanas, el contexto para la revisión del acuerdo comercial (Fase 1) firmado en enero ya era desalentador. Como muestra el gráfico de DWS, las importaciones chinas de productos agrícolas e industriales son muy inferiores a las cifras previstas para el año.2
“Por supuesto, hay buenas razones para ello, sobre todo la crisis del COVID-19. Tal vez por eso EE.UU. mantenía una postura aparentemente moderada en las semanas previas a las negociaciones, programadas para el 15 y 16 de agosto. El hecho de que se aplazaran sin dar explicaciones resultó preocupante, aunque después llegaron voces conciliadoras desde Washington”, apunta. El 17 de agosto, Peter Navarro, asesor comercial de la Casa Blanca, afirmó que el acuerdo comercial estaba “bien encaminado” y Donald Trump elogió a China por “querer hacerlo feliz”3 con sus compras. Sin embargo, tan solo un día después, el presidente estadounidense anunció que ya no quería hablar con China4.
Elke Speidel-Walz, economista jefe para mercados emergentes en DWS, asegura que, en realidad, el acuerdo comercial parece algo secundario para China. En su opinión, las amplias sanciones a las telecomunicaciones, la tecnología y, más recientemente, a las empresas chinas que operan por Internet le están causando mucho más daño a la economía del país asiático que la posible aplicación de nuevos aranceles.
“Ahora mismo, es probable que Pekín no tenga muchos incentivos para apoyar políticamente a Trump con un aumento de las importaciones, sobre todo si se aplicaran algunas sanciones a partir de mediados de septiembre”, añade.
Según DWS, todo esto se traduce en mayores riesgos para los mercados financieros mundiales, a lo que se une que Pekín aún podría tomar represalias y la disputa comercial podría prolongarse. “En general, las dos economías más grandes del mundo continúan distanciándose, creemos que en detrimento de ambas y del resto del mundo”, señala.
Aunque las exportaciones representan un porcentaje relativamente bajo del PIB estadounidense (un 12,2% en 2018), suponen, de media, casi el 50% de los ingresos de las empresas del S&P 500.5 Algunas compañías estadounidenses generan más ingresos en China que en EE.UU. “Es probable que continúen con sus actividades de lobby en Washington, independientemente del resultado de las elecciones. Pero, por ahora, dudamos que tengan mucho éxito”, sentencia.
1. Puede que los anuncios sobre cambios legales basten para aumentar la incertidumbre entre los líderes empresariales.
2. Suponiendo que el objetivo para 2020 se distribuya uniformemente a lo largo de 12 meses.
3. Véase: https://www.agriculture.com/news/business/china-buys-corn-and-soybeans-to-keep-me-happy-says-trump
5. https://www.spglobal.com/spdji/en/documents/research/sp-500-global-sales-2018.pdf