El mercado global de los bonos verdes, con sus características y fortalezas, protagonizó una nueva conferencia online Virtual Investment Summit (VIS) de Funds Society, en la que Douglas Farquhar, Client Portfolio Manager del equipo de bonos verdes de NN Investment Partners (NN IP), desmontó algunos mitos que aún rodean a este activo pese a su enorme crecimiento en los últimos años.
Farquhar subrayó que en lo que llevamos de 2021 se están cumpliendo sin problemas las previsiones de emisiones globales, que se espera lleguen a finales de año a los 400.000 millones de euros, el doble que las de antes de la pandemia, en 2019. A los emisores corporativos se han añadido además varios soberanos, como Italia y España –que acaba de lanzar su primer bono verde a 20 años- y se espera que sigan en breve Canadá y Reino Unido. Estas emisiones tienden a ser además mucho más grandes en volumen, lo que ha contribuido a que el mercado supere ya en tamaño por ejemplo al de high yield europeo.
«Se trata además de un mercado muy diversificado. Un elemento que lo distingue del de los bonos tradicionales es que la moneda dominante es claramente el euro y no el dólar, pese a lo cual sigue siendo un mercado global. Es la fuerte demanda que existe en Europa de estos activos la que hace que muchas empresas asiáticas o estadounidenses emitan sus bonos verdes en euros», explicó en una charla moderada por Andrea González, subdirectora general del foro español de inversión sostenible Spainsif.
Si se comparan los mercados de bonos verdes y no verdes, las características son similares, añadió Farquhar. «El rating de las acciones es parecido, pero el yield es algo más elevado en los bonos verdes, lo que se explica por la composición. Las empresas son un componente mayor del índice de bonos verdes, pero los sectores son totalmente distintos, porque está dominado por el financiero y el de servicios públicos, mientras otros como el industrial están infraponderados».
Sin embargo, la taxonomía de la UE, que busca regular mejor este tipo de emisiones y que aún no está completamente cerrada, ayudará en su opinión a ampliar las emisiones a otros sectores infrarrepresentados.
Otra diferencia entre ambos mercados es la duración, mayor en el universo verde a causa del peso de los bonos soberanos, con un mayor volumen y un plazo más largo, ya que a nivel corporativo es la misma que en el mercado ordinario. Por eso existen también opciones para los inversores que no quieran una duración tan larga, incluso en los bonos soberanos, en el caso de NN IP en concreto a través del mercado de futuros.
Rompiendo mitos
Uno de los principales mitos que Farquhar quiso desmentir fue que los bonos verdes no tengan el mismo rendimiento, y de hecho explicó que superan al índice agregado y llevan haciéndolo desde hace ya un tiempo e incluso se recuperaron más rápidamente de la caída provocada por la COVID-19 el año pasado.
Otro es el de la supuesta menor volatilidad: «Ambos tipos de bonos se ven igual de afectados por la volatilidad en los mercados, con la diferencia de una recuperación más rápida en el caso de los bonos verdes», aseguró el experto.
Finalmente, también desmintió la existencia de un «greenium», un extra a pagar en el caso de los bonos verdes. «En nuestra experiencia, este no es el caso. En raras ocasiones vemos la existencia de un ‘greenium’ pero que apenas es de uno o dos puntos básicos, lo que se ve más que compensado por el mejor rendimiento de los bonos verdes frente a los no verdes en los últimos años. Como inversor por tanto no hay que pagar más, sino que el rendimiento financiero es mejor y, lo que es más importante, se crea un impacto positivo a nivel medioambiental. Por eso creemos que los bonos verdes deben formar parte de toda asignación de renta fija hoy en día».
A la hora de seleccionar a los emisores en los que invertir, Farquhar explicó que desde NN IP analizan tres elementos fundamentales: cuán abierto y transparente es el emisor y la información que brinda, cuán creíble es su marco de bonos verdes y su reporte sobre el impacto y cuán creíble es su transición hacia una economía de cero emisiones.
En este contexto se hace particularmente importante el papel de un gestor activo como NN IP, destacó. Si se invierte en un fondo de gestión pasiva «hay que aceptar lo que haya en el índice de referencia y por tanto se está más expuesto al greenwashing». El mercado cambia además rápidamente, «y como gestor activo podemos recoger ese premium que ofrece el mercado sin un coste mayor para los inversores».
Para evitar el greenwashing, un problema del que no están exentos los bonos verdes, es necesario no sólo analizar las emisiones en sí, sino todo el contexto y al propio emisor, algo que lleva de hecho a NN IP a excluir en torno a un 25% del universo de bonos verdes global.
Regulación y armonización
Respecto del reciente bono verde emitido por España, Farquhar subrayó que ha sido bienvenido porque hasta ahora el país sólo representaba el 3% del mercado global y por el compromiso del Gobierno de crear una curva con emisiones de distinta duración en un futuro. Pero también por su diferente composición a otras emisiones soberanas: en primer término el elevado porcentaje de fondos destinados a la categoría del transporte limpio, y en segundo por el capítulo de adaptación climática, que fue muy importante en la emisión española. «Hay una clara correlación entre el bono verde español y la asignación de activos con el Plan Nacional de Adaptación al Cambio Climático y la creación de infraestructuras de cara a las futuras generaciones. Por eso lo recibimos de manera muy positiva».
Pese a estos avances, las gestoras siguen reclamando que la taxonomía europea se complete para ser más específica y cubrir más sectores de forma amplia, además de ver de qué manera se va a implementar y en qué regiones, porque uno de los riesgos de este mercado aún joven es la falta de regulación a nivel global. Por ejemplo Japón ha anunciado que seguirá las directrices de la UE, lo cual es positivo, ante el problema que representaría tener regulaciones muy distintas. «Queremos la armonización de los estándares pero sin que se devalúen por países determinados», dijo Farquhar.
«Un 21% de los bonos de grado de inversión denominados en euros de este año tiene alguna etiqueta ya sea verde, social o sostenible –indicó-. Como inversor, esto te da una idea de qué porcentaje de tu cartera fija debería estar en estos mismos activos, y también te da una idea del potencial de crecimiento del activo».
Puedes descargar la grabación del link en este enlace o bien reproducirlo pulsando aquí. Contraseña: VIS_NNip_1005
La superación del test sobre el Virtual Investment Summit en la intranet de EFPA será válida por 1 hora para la recertificación EIA, EIP, EFA o EFP. El test está disponible desde ahora hasta el 11 de octubre a las 22:00 horas en el siguiente enlace.