2020 será un año que todos recordaremos. DNB Asset Management cree que los efectos a largo plazo de la pandemia probablemente se sientan durante años en muchas áreas: en el resultado de las elecciones estadounidenses, el ingente incremento de la deuda de los estados, las repercusiones potenciales para el comercio mundial y las cadenas de valor internacionales y, posiblemente, la forma en que las personas trabajamos y viajamos.
«Aunque la pandemia sigue causando estragos en muchas áreas del mundo, los recientes avances en el plano de las vacunas suscitan esperanzas fundadas de que la mayoría de los países industrializados podrán al menos regresar a algo que se asemeje a la (nueva) normalidad durante el año 2021», señala la gestora en un artículo.
Qué ha sucedido en 2020
2020 ha sido un año sin precedentes en los mercados de renta fija de los países nórdicos. Se produjo una combinación de factores que dio lugar a la mayor ampliación de los diferenciales jamás vista en estos mercados, lo que contrasta con su evolución en el resto del mundo, donde la rápida acción de los grandes bancos centrales impidió que los diferenciales de la deuda corporativa se dispararan hasta los niveles de la crisis financiera de 2008.
Por el contrario, los diferenciales en los mercados de deuda corporativa de Noruega y Suecia se ampliaron hasta niveles superiores a los registrados durante la crisis financiera y en este segundo país también vimos cómo 35 fondos de deuda corporativa tuvieron que suspender los reembolsos.
Al igual que en el resto del mundo, la pandemia ha golpeado con bastante fuerza a las economías nórdicas. Según DNB AM, las medidas para contener los contagios han sido especialmente perjudiciales para los sectores de servicios, dando como resultado una caída del PIB y un aumento del desempleo. Sin embargo, las economías nórdicas se han visto menos afectadas por la pandemia que muchos países europeos e incluso que EE.UU.
«Algunas de las fortalezas subyacentes de la región nórdica, como las finanzas públicas saneadas, los sistemas sanitarios y de seguridad social bien desarrollados y los elevados niveles de confianza entre la población, han contribuido a suavizar los efectos de la pandemia», asegura. Así, las estimaciones de crecimiento del PIB en los países nórdicos en 2020 y 2021 suelen ser ligeramente menos pesimistas que en muchas otras regiones (excepto China y partes de Asia).
Hasta ahora, también se ha visto que, en lo que respecta a indicadores como el desempleo, las ventas minoristas y los precios de la vivienda, los países nórdicos se han comportado bien en términos relativos.
La gestora considera que los efectos económicos de la pandemia se sentirán sin lugar a dudas en 2021, tanto en todo el mundo como en la región nórdica. El repunte de los contagios en EE.UU. y Europa también ha afectado a los países nórdicos. Al igual que en otras regiones, eso ha provocado que se reintroduzcan medidas preventivas que limitan el contacto social y dañan la actividad económica. «Ahora parece bastante evidente que en ausencia de medidas los contagios se descontrolarán, una observación que da pie a concluir que o bien todavía viviremos durante algún tiempo en un mundo con ciclos de «arranque y parada» o bien que será necesario encontrar un conjunto de medidas para mantener controlados los contagios», insiste.
En cualquier caso, en estos momentos ve seguro que tendremos que vivir con algunos frenos a la actividad económica hasta que se haya vacunado un porcentaje suficiente al menos de los ciudadanos más vulnerables. A su juicio, esta realidad casi con toda probabilidad se traducirá en una evolución del PIB peor de lo previsto durante los próximos trimestres, tanto en EE.UU. como en la zona euro y los países nórdicos.
«Afortunadamente, los últimos progresos en materia de vacunas y, en particular, los indicios de que las primeras serán muy efectivas permiten albergar esperanzas fundadas de que, después de un invierno difícil, podremos regresar a algo parecido a una actividad normal», dice DNB AM. En su opinión, estas dos dinámicas contrapuestas hacen que las estimaciones de crecimiento del PIB de los bancos centrales de Suecia y Noruega que se muestran arriba sean bastante razonables.
En este entorno, señala que las perspectivas para el mercado de bonos corporativos nórdicos son aceptables. «Resulta difícil argumentar que los bonos corporativos de alta calidad crediticia (investment grade) están baratos en alguna parte, ya que los diferenciales se han estrechado hasta niveles que, en nuestra opinión, se sitúan bastante por debajo de una horquilla normal», apunta.
Sin embargo, dado que piensa que la tendencia subyacente en el mundo en 2021 será de recuperación y que los países nórdicos se situarán a la vanguardia de esta recuperación, la gestora sigue apreciando potencial en los diferenciales de la deuda corporativa de alta calidad crediticia de los países nórdicos, sobre todo después de que la crisis de 2020 llevara al último banco central nórdico con un tipo de interés de referencia positivo (el de Noruega) a dejarlo en cero. Ante las escasas probabilidades de que los bancos centrales suban los tipos o que los rendimientos de los bonos registren un ascenso considerable durante los próximos años, cree que los diferenciales de deuda corporativa pueden estrecharse en la región nórdica.
«En lo que respecta a los bonos de alto rendimiento o high yield de los países nórdicos, estamos convencidos de que los diferenciales pueden estrecharse en 2021. De nuevo, sobre la base de la tendencia subyacente de recuperación y también observando que la mejora de los diferenciales de los bonos de alto rendimiento ha sido menos pronunciada que en los bonos de alta calidad crediticia, esperamos que 2021 sea un buen año para los bonos de alto rendimiento de los países nórdicos», sentencia.