Por definición, un cisne negro es un evento inesperado, que llega por sorpresa y que causa un gran impacto y, por ello, resulta imposible de predecir. Por eso, una de las preguntas que surgen de esta crisis del coronavirus es si los mercados, y los inversores, tendrán posibilidades para evitar verse sorprendidos de nuevo en el futuro por otra pandemia. Y la respuesta es negativa, aunque sí pueden prepararse mejor para su llegada, con distintas herramientas, entre las que se encuentra la ESG, la diversificación de las carteras o mejores sistemas de análisis y de riesgos.
“Por definición, los cisnes negros son difíciles de predecir. Aunque se han desarrollado algoritmos para ayudar a predecir las condiciones meteorológicas para, por ejemplo, los intermediarios de materias primas, tratar de predecir con precisión cuándo se produciría una pandemia viral podría ser imposible y más bien una pregunta para los epidemiólogos”, explica Ignacio de la Maza, responsable de ventas de Europa Continental y América Latina en Janus Henderson Investors. “Un cisne negro es un fenómeno prácticamente imposible de prever, como lo era el coronavirus hasta enero, si bien la comunidad científica llevaba muchos años advirtiendo de la inevitabilidad de una pandemia de este tipo”, recuerda Andrew McCaffery, CIO Global de Gestión de Activos de Fidelity.
Así, las gestoras no podrán adelantarlos, pero sí podrán estar más preparadas en el futuro: “Lo que sí se puede hacer es equiparse y prepararse mejor para gestionar cisnes negros en caso de que se den. Podemos utilizar el sistema financiero como ejemplo: el fortalecimiento experimentado a raíz de la crisis financiera, y por tanto la mejor salud de sus balances, permite absorber una situación económica negativa como la actual”, explica Marisa Aguilar, directora general para España de Allianz Global Investors.
Y, al igual que sucedió con los bancos tras 2008, McCaffery cree que “lo que veremos cuando los mercados se recuperen plenamente es un refuerzo, esperemos que coordinado, de los sistemas sanitarios y científicos mundiales, con un incremento muy sustancial de su financiación por parte de los estados y, en menor medida, del sector privado”.
En la gestora también creen que, en esa línea de prevención, podrían realizarse pruebas de resistencia similares a las que se realizaron a la banca tras la crisis del 2008, pero en otros sectores. “Esperamos algo parecido en los países para determinar si algunos servicios esenciales pueden soportar tensiones en el sistema y si las cadenas de suministro pueden aguantar y ofrecer protección a escala nacional”.
“Sin duda crearemos metodologías para lidiar mejor con eventos de esta o mayor magnitud, pero el futuro, en general, sigue siendo incierto en todo aspecto. Lo que sí es cierto es que cuanto mejor preparados e informados estemos, nuestra capacidad de resiliencia y reacción mejorará”, añade Julián De la Cuesta, consultor senior de Inversiones en AON.
Preparación para las carteras: diversificación y un buen análisis
Una herramienta que ayudará a las gestoras a tener esa mejor preparación es la diversificación: “Los inversores pueden cubrirse frente a los cisnes negros manteniendo una cartera diversificada”, explica De la Maza.
Otra, tener una buena selección de negocios en la misma: así, para Bruno Paulson, gestor del equipo de Renta Variable Internacional en Morgan Stanley, “poseer negocios menos frágiles, o en el lenguaje de Nicholas Taleb, negocios «anti-frágiles», sería una forma de mitigar los riesgos” frente a futuros riesgos.
Para MFS IM, la clave es también conocer muy bien los fundamentales de las empresas en cartera: “Los macrodesplazamientos de las epidemias, la agitación política, los desastres naturales, los disturbios civiles, etc. son imposibles de predecir. Sin embargo, episodios como el brote de COVID-19 demuestran la importancia de tener un profundo conocimiento de los fundamentos de la empresa y, más concretamente, de la dependencia excesiva de la deuda para financiar el negocio”, explica Robert Almeida, estratega de Inversiones Globales en MFS Investment Management.
“Las empresas con un apalancamiento superior y productos fácilmente sustituibles serán las que corran más riesgo en caso de una caída del mercado, mientras que las empresas cuyos productos o servicios son únicos y que se centran en el largo plazo pueden hacerlo muy bien, gracias a sus flujos de caja sostenibles. La diferencia entre estos dos tipos de empresas es lo que aporta la gestión activa”, asegura.
Para algunos expertos la inversión con criterios ESG, más sostenibles, también ayudará a construir carteras más robustas que ayuden a estar mejor preparados para futuras crisis, aunque en otras gestoras, como Ninety One, son más escépticos con este tema. En la firma, confían en las disciplinas de análisis como principal herramienta para estar más preparados: “El enfoque ESG ganará fuerza pero hará poco para mitigar este tipo de crisis. La aplicación de disciplinas de valoración fundamentales y formas más avanzadas de diversificación estructural probablemente seguirá demostrando ser más eficaz para mitigar el impacto de las incógnitas desconocidas», dice Philip Saunders, co responsable de Multi-Asset en Ninety One.
Una crisis en perspectiva
Con todo, y aunque los expertos reconocen su carácter imprevisible, algunos expertos advierten de que en el sistema ya venía fraguándose cierta fragilidad que esta crisis ha exacerbado: “La crisis actual necesita ser puesta en perspectiva. Todo lo que está sucediendo no se reduce a esta pandemia, que por naturaleza no se podía predecir. Por supuesto que el catalizador de la crisis es el coronavirus y las respuestas que se han aportado para contenerlo, pero esta crisis sanitaria es también un catalizador de la fragilidad que la precedió. Porque llega después de más de 10 años de políticas monetarias excepcionales que empujaron a los inversores a asumir cada vez más activos de riesgo, a veces sin liquidez, y fomentaron un sobreendeudamiento generalizado a pesar del débil crecimiento económico”, reflexiona Kevin Thozet, miembro del comité de inversión de Carmignac.