“La distribución de activos en las inversiones tenderá hacia una mayor polarización de las carteras en el segundo semestre de 2018”, según ha advertido esta mañana Miguel Ángel García, director de Inversiones de Diaphanum, que ha presentado las perspectivas financieras para el segundo semestre de 2018 de Diaphanum, sociedad profesional independiente de asesoramiento financiero que se anticipa a MiFID II.
Durante el encuentro, en el que también ha intervenido Rafael Ciruelos, experto en Estrategia e Inversiones de Diaphanum, se ha analizado la evolución de los mercados financieros a la luz del crecimiento económico, la progresión de la inflación y de los bancos centrales, los riesgos del mercado y la recomendación sobre activos e implementación. Todo ello con una tendencia de “pérdida de inercia en el crecimiento económico, aunque aún expansivo”; de unos resultados empresariales “que seguirán creciendo fuerte, aunque será imposible que mantengan el ritmo actual”; de inflaciones “sorprendentemente bajas hasta en países con fuerte crecimiento”; y de una “necesidad de bajar estímulos” por parte de los bancos centrales.
El director de Inversiones de Diaphanum ha explicado que en Tesorería hay poco que hacer hasta el verano de 2019. “El mercado interbancario y las Letras del Tesoro tienen rentabilidades negativas, influenciadas por la facilidad de depósito del BCE que está al -0,4%, situación que no mejorará hasta que se empiece a descontar el inicio de subidas”. De ahí que no recomienden a sus clientes invertir en fondos monetarios, en los que «se pierde poco, pero se pierde».
De hecho, los expertos explican que, en estos años, el 90% de los fondos conservadores están en negativo.
En bonos del Estado se esperan pérdidas en Europa. “Las compras de bonos por el BCE tienen distorsionado al mercado en la Eurozona, y las rentabilidades no se corresponden ni con el crecimiento económico ni con la inflación”.
Mientras que los bonos corporativos mejoran, pero en general están caros. “En los últimos meses han aumentado las rentabilidades, pero los únicos atractivos son los bonos high yield de EE.UU. En el resto la rentabilidad-riesgo es muy baja”.
Los resultados dan soporte
Según ha indicado García, en renta variable los resultados dan soporte a la bolsa. “En el contexto económico actual los resultados de las empresas están creciendo con fuerza; los crecimientos son sanos, ya que se están produciendo por aumentos de facturación, no por reducción de costes; y también están influyendo la recompra de acciones y las operaciones corporativas, fusiones y adquisiciones», dice.
Los mayores crecimientos, superiores al 20% en el segundo trimestre de 2018, se concentran en EE.UU., dice, «apoyados en las tecnológicas, energéticas y los estímulos fiscales. Pensamos que ésta va a ser la tónica, por lo que sobreponderamos EE.UU., que además es más estable en las bajadas”.
Por eso es su zona favorita para invertir actualmente, si bien también advierten de que uno de los principales riesgos es el sobrecalentamiento en el país.
Alternativos al poder
Los activos alternativos se configuran como sustitutivos de activos poco rentables o caros. “Hemos utilizado en las carteras fondos alternativos de alta liquidez y volatilidad baja, que no han contribuido de forma importante al riesgo global; sin embargo, se han mostrado más direccionales de los que esperábamos en los movimientos bruscos de mercado. Vamos a mantener la sobreponderación, pero reduciremos su peso. El destino de las ventas será tesorería y renta variable”.
En materias primas destacan la alta volatilidad. “El precio del petróleo ha aumentado por la reducción de producción de Venezuela e Irán y por la bajada de inventarios, ante una demanda creciente. Sin descartar turbulencias, debería situarse a largo plazo en torno a los 50 dólares por barril, por entrada de mayor producción. El oro podría recortar con las subidas de tipos de la Fed y el fortalecimiento del dólar. A su favor, tipos reales negativos y demanda de países emergentes. Esperamos un repunte de las materias primas industriales en la medida que se absorba el exceso de capacidad de producción y se mantenga el crecimiento”, explican.
En divisas habrá que estar atentos a la libra y a esperar el fortalecimiento del dólar. A favor de su fortaleza se encuentra la alta actividad económica de EE.UU., la Fed subiendo tipos y los diferenciales en máximos. En contra, el déficit por cuenta corriente de EE.UU. y la presión política.
“Creemos que la tendencia será hacia 1,10 euro/dólar. La libra se encuentra en mínimos por la evolución de la economía y la incertidumbre de que se produzca un Brexit sin acuerdo, que por el momento se va a retrasar. Consideramos que su compra tiene un riesgo asimétrico, se puede ganar mucho y perder poco. Y el yen japonés está comportándose como refugio cuando aumenta la volatilidad de los mercados. Por fundamentales no debería revalorizarse”, dicen los expertos de Diaphanum.