Esta semana, son muchos los inversores y gestores que están preocupados por la marca de móvil que usan y por el nombre de las acciones tecnológicas que tienen en su cartera. Donald Trump, presidente de Estados Unidos, ha elevado la tensión comercial con China y convertido a Huawei en una de las primeras víctimas de esta “guerra”. Mientras, China y su reacción siguen en el punto de mira.
“China ha tomado contramedidas en forma de estímulos para estabilizar su propia economía en torno al 6,4% – 6,2% de crecimiento y los mercados confían en estas medidas. Además, el hecho de que China permanezca estable significa que otras economías emergentes también lo están haciendo”, comenta Dorothea Froehlich, gestora de MainFirst Emerging Markets Bond Fund Balanced, de MainFirst.
Sin embargo, Dorothea advierte que los efectos de la guerra comercial pueden verse más directamente en el crecimiento económico mundial. “Tanto China como Estados Unidos están sufriendo estas consecuencias, por lo que las posibilidades de llegar a un acuerdo siguen siendo buenas. China sigue utilizando la política de América primero de Trump para establecerse como socio en la lucha contra el cambio climático, para el comercio a través de la iniciativa Cinturón y Ruta de la Seda, entre otras”, sostiene.
Según explica, Dennis Shen, analista de Scope Ratings, “las medidas de protección comercial introducidas por los gobiernos en Washington y Beijing están frenando la actividad económica mundial”. Los nuevos aranceles se aplican a los bienes que constituyen una parte creciente del comercio mundial. Estados Unidos (AA/Estable) y China (A+/Negativo) representaron el 24% y el 16% de la economía mundial en 2018, además del 19% y el 27% del crecimiento mundial el año pasado, por lo que una mayor escalada en la guerra comercial chino-estadounidense tiene implicaciones sistémicas para la economía mundial y los mercados financieros. De hecho, esperamos una ralentización del crecimiento mundial este año hasta el 3,0-3,5%, desde el 3,6% de 2018”, apunta.
Para Tiffany Wilding, economista, y Libby Cantrill, responsable de políticas públicas, de la gestora de fondos PIMCO, las consecuencias de los últimos acontecimientos va más allá de su impacto en la economía y de un aumento de la inflación a raíz del aumento de los aranceles. “Creemos que es importante tener en cuenta que los efectos indirectos, que incluyen una mayor incertidumbre en los negocios y en los consumidores, así como un aumento de la volatilidad del mercado. Todo ello puede ser un obstáculo significativo para el crecimiento de los Estados Unidos. Dado que los Estados Unidos importan más productos chinos de los que exporta, China puede tomar represalias a través de medidas no arancelarias que dan lugar a la reducción de las inversiones corporativas en China y al aumento de la volatilidad del mercado financiero”, sostienen estos dos portavoces de PIMCO.
NN IP se muestra algo más optimista y apunta que la guerra comercial retrasará pero no anulará el crecimiento global. Se espera que el presidente estadounidense Donald Trump y el presidente chino Xi Jinping se reúnan en la cumbre del G-20 en Japón los días 28 y 29 de junio para intentar alcanzar un compromiso.
“La paradoja es que ambas partes se han mostrado más dispuestas a llegar a un acuerdo tras el debilitamiento de las perspectivas económicas y las ventas producidas en el mercado a finales del año pasado. Sin embargo, el impulso mejorado de crecimiento y el fuerte mercado de valores en los Estados Unidos y China han permitido a ambos países adoptar una postura más dura en el comercio nuevamente”, explica Ewout van Schaick, responsable de multiactivos de NN IP.
Y mientras…
Frente a este escenario, NN IP decidió reducir su asignación táctica a acciones globales y cerrar pequeñas sobreponderaciones en renta variable emergente y bonos en moneda local. Desde MainFirst sostienen que el mercado chino brinda oportunidades de inversión en el sector tecnológico, pese a las caídas de ayer.
“Vemos valor disruptivo en la tecnología asiática en áreas como el comercio electrónico, coches eléctricos, tecnología de baterías, producción de semiconductores y formas modernas de pago como Alipay. De hecho, Asia ya está más adelantada que Estados Unidos en este campo.Parte del éxito del sector tecnológico en China se debe al apoyo estatal. El gobierno chino creó el plan estratégico Made in China 2025 para trabajar de forma sistemática para convertirse en el líder en campos como el de la tecnología, pero también en otros, como en el de la energía. Esto está permitiendo que florezca una nueva generación de empresarios, comparable a la de Europa hacia 1870”, argumenta Frank Schwarz, gestor de renta variable global de MainFirst.
Es más, desde SYZ AM consideran que los “brotes verdes” que ha experimentado la economía China desde principios de año se han visto confirmados por los indicios de que los estímulos monetarios y fiscales aplicados en 2018 efectivamente están calando en la actividad económica este año. Este importante acontecimiento elimina una de las mayores preocupaciones que pesaban sobre los mercados a finales del año pasado, y también brinda un más que bienvenido impulso positivo a gran parte del universo emergente, sobre todo a las economías vecinas, en un contexto que es ya más favorable gracias al final de la normalización monetaria de la Fed.
“Las perspectivas de crecimiento en las economías emergentes han mejorado y, además, deberían sacar partido, en el caso de algunos países, de la visibilidad política y la estabilidad tras las elecciones en varias grandes potencias de este universo. Los únicos elementos disonantes en este panorama general positivo continúan siendo las economías asediadas por la incertidumbre política, un legado de políticas económicas desequilibradas y la falta de respuestas creíbles a la amenaza de desequilibrios externos e internos. Turquía, Argentina y Venezuela son claros ejemplos de cómo las cuestiones idiosincrásicas pueden impedir que una economía se beneficie de una mejora del contexto mundial”, explican desde la gestora.