Optimista pero cauta: así se mostró ayer la Reserva Federal de Estados Unidos (Fed) tras su reunión. Como las gestoras apuntaban en su análisis previo, la Fed ha mantenido su discurso dovish a pesar de la mejora económica que registra EE.UU., por lo que decidió mantener los estímulos monetarios. Su mensaje relajó la acción de los rendimientos de los bonos a 10 años del Tesoro y animó la operativa de las bolsas.
Según la valoración que hacen los analistas de Banca March, Jerome Powell, presidente de la Fed, “ha señalado que los indicadores de actividad económica y empleo se han fortalecido gracias al progreso en la campaña de vacunación y las fuertes medidas de apoyo fiscales y monetarias, aunque todavía ven muy lejos los objetivos de inflación y empleo y que, por tanto, tienen margen para continuar manteniendo el apoyo a la economía”. En este sentido, la institución monetaria continuará sus compras de bonos de 120.000 millones de dólares al mes, manteniendo los tipos de interés entre el 0% y el 0,25%.
«La Fed ha sido bastante explícita en su orientación sobre los tipos: una visión expansiva del máximo empleo, una inflación del dos por ciento y una inflación prevista ligeramente superior al dos por ciento. Dado que la economía aún no está ahí, la Fed mirará más allá de cualquier presión de precios a corto plazo. Los mercados financieros están valorando en unos 75 puntos básicos las subidas de tipos en 2023. En su conferencia de prensa, Powell reiteró que aún es demasiado pronto para hablar del momento de la reducción de los tipos, aunque señaló que se produciría mucho antes de que la Fed comience a subir el tipo de los fondos federales», resume Samy Chaar, economista jefe de Lombard Odier, sobre la reunión.
Pese a los síntomas de mejora económica, Jerome Powell avisó de que la situación del país dista mucho de ser la ideal. “El mercado laboral tardará meses en alcanzar un equilibrio”, afirmó el presidente del banco central respaldando la idea de mantener la política monetaria tal como está y no hablar de tapering. Según el análisis de Bethany Payne, gestora de renta fija global en Janus Henderson, los inversores buscan ahora señales de si la red de seguridad del banco central podría retirarse antes de lo previsto.
“El endeudamiento del gobierno estadounidense se ha disparado durante la pandemia, apuntalado por el programa de compra de bonos de la Fed. Según nuestro Índice de Deuda Soberana, a finales de 2020, la deuda pública estadounidense se situará en 19,6 billones de dólares, unos 60.000 dólares por persona. El nuevo endeudamiento es más barato y aproximadamente la mitad del total pendiente de pago actual debe refinanciarse en los próximos cuatro años, y puede sustituirse a tipos más favorables. Sin embargo, cualquier indicio de que el programa de compra de bonos de la Reserva Federal está a punto de ralentizarse tiene el potencial de crear una ola de volatilidad en los mercados de renta fija. Esta es la cuerda floja que la Fed tendrá que seguir recorriendo en los próximos meses”, explica Payne.
Salman Ahmed, responsable global de macro y asignación estratégica en Fidelity International, también cree que la deuda pública norteamericana será un elemento a tener en cuenta a la hora de valorar los movimientos de la Fed. “Creemos que la pesada carga de la deuda, que sigue aumentando a causa de la actual relajación fiscal masiva, necesitará que la Fed mantenga los tipos reales en negativo para mantener los ratios bajo control. Los riesgos a medio plazo para los rendimientos de Estados Unidos aumentan debido a las expectativas de inflación, pero a corto plazo las directrices actuales ayudarán a mantener por ahora la volatilidad bajo control en los mercados de tipos. Sin embargo, la credibilidad de la Reserva Federal seguirá siendo puesta a prueba”, explica Ahmed.
Mercado de bonos
En este escenario, y “mientras que la Reserva Federal insiste en el mensaje de que todo está en calma y que la inflación es momentánea y episódica, los vigilantes de los bonos se lanzarán al ruedo, hablando del riesgo de inflación y empujando los rendimientos al alza”, apunta David Knutson, responsable de crédito integrado de Schroders, quien avisa de que el mercado de bonos está cambiando y se avecinan meses tumultuosos.
La gran pregunta es qué está pasando en el mercado de bonos. Tal y como explica Knutson, hay tres factores que se deben tener en cuenta. En primer lugar, apunta que el mercado está cambiando: “Los rendimientos de los bonos soberanos y corporativos con grado de inversión han subido en general y podría haber más movimientos en el mercado. Esto hace que el entorno de inversión activa sea más rico”. En segundo lugar, indica que los préstamos bancarios son un indicador clave de la evolución de la economía, ya que un repunte de los préstamos sería probablemente un precursor necesario para un aumento más sostenido de los rendimientos. Y por último, se plantea si la Fed conseguirá contener las preocupaciones sobre la inflación o los “vigilantes de bonos” harán subir los rendimientos.
Recientemente, los rendimientos de los bonos han empezado a caer, incluso en medio de datos positivos y de un creciente optimismo económico. En opinión de Knutson, esto sugiere que hay tendencias a más largo plazo en juego, que existían antes de la pandemia y que continuarán después, como los cambios demográficos y la globalización, que mantienen los rendimientos anclados a la baja.
“Hay pocos lugares en el mundo con una inflación arraigada, crónica o estructural. Los rendimientos han estado bajando durante mucho tiempo. Ha habido periodos, como en el primer trimestre, en los que han subido. Esto va a ocurrir puntualmente durante el próximo año o los próximos 18 meses. Será especialmente interesante ver cómo se desarrolla la disputa entre la Fed y los vigilantes de los bonos. Este año, mientras que la Fed insiste en el mensaje de que todo está en calma y que la inflación es momentánea y episódica, los vigilantes de los bonos se lanzarán al ruedo, hablando del riesgo de inflación y empujando los rendimientos al alza. Y, como en el primer trimestre, habrá momentos de pánico”, advierte Knutson.
En este sentido, Bryan Petermann, gestor de carteras en Muzinich & Co, también lanza su reflexión: “En nuestra opinión, es probable que los tipos, que ya se han movido mucho, suban a lo largo de este año, aunque de forma más controlada que los agresivos movimientos observados desde mediados de enero hasta mediados de marzo. No vemos que la duración sea por el momento una preocupación importante. Sin embargo, si la economía estadounidense sigue funcionando bien, la Fed podría cambiar su orientación y empezar a reducir su programa de flexibilización cuantitativa. Será importante ver cómo comunica esto la Fed para evitar que se repita el taper tantrum de 2018, que provocó un repunte de la volatilidad y la ampliación de los diferenciales”.