Al inicio del año, los outlook de la mayoría de las gestoras destacaban que la renta variable europea era una oportunidad interesante para las carteras de los inversores. Su valoración más accesible, sobre todo en comparación con la norteamericana, y las perspectivas de crecimiento tras la pandemia eran sus mejores argumentos. Pero la guerra ha irrumpido en el continente, así que la pregunta es esencial: ¿y ahora qué?
Para Sean Markowicz, CFA, responsable de Estrategia, Estudios y Análisis de Schroders, la guerra ha dado la vuelta a la dinámica que vimos el año pasado: “En 2021, el entorno de reflación favoreció la inversión en activos de riesgo como la renta variable y las materias primas, mientras que el oro se resintió. Esto es coherente con lo que cabría esperar, sin embargo, si estamos en la cúspide de un periodo de estanflación, entonces puede producirse un cambio en las clases de activo más rentables. En este escenario, la rentabilidad de la renta variable podría ser más moderada, mientras que el oro y las materias primas podrían tener un rendimiento superior. Esto es exactamente lo que se ha puesto de manifiesto en lo que llevamos de año.
Por ahora, la renta variable europea se ha desplomado un 2% en cinco sesiones, lo que ha provocado una nueva ampliación de los diferenciales de crédito. En Amundi sostienen que es lógico, ya que la renta variable cuenta con una amplia liquidez. “La volatilidad de la renta variable seguirá siendo elevada, ya que, dado el perfil de alta liquidez de la renta variable, será el primer objetivo en caso de un rápido ajuste del riesgo. La actuación de los bancos centrales será aún más clave. Sus agendas podrían cambiar en caso de que aumenten los efectos sobre las perspectivas de crecimiento”, matizan desde la gestora.
En opinión de Paul O’Connor, responsable del equipo de multiactivo de Janus Henderson, estamos en un entorno en el que “los inversores tienen una fe limitada en su capacidad para establecer valores justos para la renta variable europea” y otros activos de riesgo, mientras los trágicos acontecimientos siguen desarrollándose. Aunque este análisis se centre en la renta variable, O’Conner insiste en que mientras el final del juego político siga siendo tan incierto, las estimaciones del impacto económico y financiero de la invasión seguirán siendo muy fluidas. Sin embargo, explica que algunos indicadores clave del mercado muestran que los activos europeos han descontado ya los elevados niveles de incertidumbre.
“Los precios de las opciones sobre acciones y divisas indican niveles extremos de pesimismo de los inversores sobre los activos de la zona del euro. Los valores de la zona euro cotizan ahora con un descuento del 25% respecto a los objetivos de precios de las acciones a 12 meses fijados por los analistas, un nivel de desconfianza solo visto anteriormente en la crisis de las hipotecas de alto riesgo de EE.UU., la crisis de la deuda de la zona euro y los primeros días de la pandemia”, afirma O’Conner.
Según añade Lars Kalbreier, CIO en Edmond de Rothschild Banca Privada, dentro de los activos de riesgo que se han visto presionados, especialmente dentro de la renta variable europea, el más afectado ha sido el mercado alemán, ya que es el más expuesto a Rusia en comparación con sus pares europeos. “Otros mercados más lejanos, como el japonés, sufrieron caídas más leves. No obstante, el índice europeo Stoxx 600, que abrió con pérdidas superiores al 5% tras el inicio del ataque de Rusia, se recuperó después ligeramente”, matiza.
Por sectores, Luca Paolini, estratega jefe de Pictet AM, y Sabrina Khanniche, economista de Pictet AM, destacan que aunque Europa tiene cierta exposición a través de su sector bancario, es modesta. Según apuntan, “incluso Austria, cuyos bancos tienen, con mucho, los mayores vínculos con Rusia, la exposición es del 1,7% de su PIB. En cuanto al comercio Rusia supone 2,6% de las exportaciones de la eurozona”.
En este sentido Jean-Luc Hivert, CIO en La Française AM, añade: «Desde un punto de vista sectorial, los valores más cíclicos y que habían alcanzado altas valoraciones están mostrando los mayores descensos, especialmente las acciones de financieras, automovilísticas y empresas de bienes de consumo. En cambio, los sectores más defensivos están teniendo un buen comportamiento, como el sanitario, el inmobiliario y el de utilities, este último apoyado por la inminente crisis energética, que hace que los inversores vuelvan a interesarse por las energías renovables. El sector energético, aunque favorecido por la subida de los precios del petróleo y el gas, se está viendo perjudicado por la relación entre las principales compañías petroleras y Rusia».
Ideas para posicionar la cartera
Según defienden desde BlackRock, y sin olvidar que la invasión de Ucrania por parte de Rusia es una tragedia humana, al menos ahora los gestores saben contra qué tienen que lidiar: un enfrentamiento prolongado entre Rusia y Occidente, estiman. “También creemos que eso ha reducido el riesgo de que los bancos centrales pisen fuertemente el freno para contener la inflación. En consecuencia, hemos decidido revisar al alza de forma táctica nuestra visión de los valores de mercados desarrollados. Creemos que las expectativas de subidas de tipos que tienen los mercados se han vuelto excesivas y han generado oportunidades en la renta variable. En cambio, hemos rebajado las perspectivas para la renta fija, ya que preferimos asumir riesgo en renta variable”.
La historia revela que la volatilidad del mercado suele producirse cuando aumenta la incertidumbre sobre un conflicto, pero cuando el resultado se aclara, los mercados suelen repuntar. “Cuando se produce un conflicto abierto, la renta variable suele subir en general en el periodo posterior, no porque a los mercados les guste la guerra, sino porque los mercados pueden examinar mejor el alcance potencial del conflicto y sus consecuencias, y dejar atrás el miedo a lo desconocido. El recrudecimiento del conflicto en Ucrania conlleva, por desgracia, un inmenso y trágico coste humano para los directamente afectados, pero la historia del mercado muestra de forma abrumadora que es muy poco probable que los conflictos regionales provoquen una recesión económica mundial o un mercado bajista”, señala Aaron Anderson, vicepresidente senior de Investigación de Fischer Investments.
Según los analistas de Bank of America, el binomio formado por el aumento de los precios de la energía y la escalada de situación entre Rusia y Ucrania se traduce en una caída adicional del 5% en el Stoxx 6000, sumada a la bajada del 11% que acumula el índice desde su máximo de enero hasta los 440 puntos. En su opinión, el Stoxx 600 tendría que bajar a 410 para reflejar plenamente el aumento de los riesgos
“Mantenemos la infraponderación de los cíclicos europeos frente a los defensivos: los cíclicos han tenido un rendimiento inferior al de los defensivos en un 9% desde noviembre, sin que nuestras hipótesis macroeconómicas de base impliquen un mayor descenso. Sin embargo, vemos la posibilidad de una infraponderación si la escalada del conflicto entre Rusia y Ucrania conduce a un crecimiento más débil, a un dólar más fuerte y a una menor subida del rendimiento de los bonos. Nuestras sobreponderaciones defensivas favoritas son los servicios públicos y los bienes personales y domésticos, mientras que nuestra infraponderación cíclica favorita es la de los automóviles”, apuntan Sebastian Raedler y Thomas Pearce, ambos estrategas de inversión de Bank of America.