La agenda de esta semana pasa, sin duda, por Estados Unidos. Aunque hoy Wall Street permanecerá cerrado, los analistas vigilan el significado de los acontecimientos de esta semana: la toma de posesión de Joe Biden el próximo 20 de enero y el segundo proceso de impeachment al que se enfrentará Donald Trump.
Según la valoración que realizan las gestoras y las entidades de inversión, la presidencia de Biden será positiva para los activos de riesgo, pero sobre todo calma las aguas a nivel internacional y abre la puerta a nuevos estímulos. “Las elecciones estadounidenses fueron un evento político enormemente significativo en 2020. Con Joe Biden, hay esperanzas de que la nueva administración estadounidense ayude a contener y sanar las relaciones globales. Esperamos que el tono pueda mejorar, pero ciertamente persistirán algunas tensiones en el mundo. Las relaciones geopolíticas son complejas y no hay soluciones rápidas”, argumenta Christian Gattiker, director de investigación de Julius Baer.
En opinión de Felipe Villaroel, gestor de TwentyFour AM (Boutique de Vontobel AM), al gobierno de Joe Biden le resultará mucho más fácil aprobar las medidas de estímulo relacionadas con el COVID-19 en un plazo relativamente breve y, a medida que pase el año, es probable que también haya algún tipo de paquete de infraestructuras (aunque esto podría ir acompañado de un aumento de los impuestos). “Las cifras son elevadas, ya que rondarán niveles de billones de dólares. Este estímulo adicional significa que las expectativas de crecimiento de Estados Unidos para 2021 probablemente se revisarán al alza, y también que la oferta de bonos del Tesoro será mayor de lo previsto. Ambos factores son negativos para los rendimientos de los treasuries”, sostiene Villaroel.
Según advierte Gilles Moëc, economista jefe de AXA Investment Managers, “algunos puntos del programa a medio plazo de Biden parecen muy difíciles de aprobar», aunque señala que «el estímulo de emergencia hasta los 900.000 millones de dólares acordado entre republicanos y demócratas justo antes de las fiestas se pondrá en marcha» y «esperamos un aumento en el gasto público por encima del previsto para 2021». Según el experto, esta estrategia de gasto «se compensará por completo con impuestos más altos, pero lo más probable es un aumento del déficit».
Y es que, tal y como señala Moëc, «con Donald Trump arrinconado después del incidente del Capitolio, Joe Biden se encuentra en una posición favorable para impulsar su agenda […] y considera el compromiso bipartidista sobre el estímulo de 900.000 millones de dólares como un mero «anticipo», ante lo que el economista señala que, probablemente, «el programa inicial de 2,2 billones de dólares sería el punto de referencia correcto».
Christian Scherrmann, economista para EE.UU. de DWS, también considera que la probabilidad de que Estados Unidos apruebe más estímulo fiscal ha aumentado tras el resultado de las elecciones al Senado de Georgia. Sin embargo, advierte: “Desde el punto de vista económico, se puede poner en duda la conveniencia de algunas de las medidas adoptadas en los últimos años. A diferencia del gobierno alemán, por ejemplo, el gobierno de EE.UU. no había ahorrado para las vacas flacas, y mucho menos durante la emergencia fiscal que ha supuesto la pandemia. Basta recordar la rebaja del impuesto de sociedades aprobada durante el boom económico o los elevados déficits presupuestarios que registró la administración Trump. Está por ver si el gobierno de EE.UU. logrará sanear sus finanzas durante la próxima recuperación, lo que probablemente dependerá menos de consideraciones económicas que políticas. Desafortunadamente, la ciencia política nos enseña que la política rara vez funciona como desearían los economistas”.
Dejando a un lado los estímulos y la agenda política en la que comience a trabajar Biden a partir del día 20, desde Aberdeen Standard Investments destacan que su presidencia podría dar lugar a una reasignación de activos a Asia. “Los mercados financieros asiáticos podrían cosechar beneficios si el presidente electo de Estados Unidos, Joe Biden, demuestra ser más convencional el anterior inquilino de la Casa Blanca, lo que podría desencadenar una reasignación del capital mundial hacia la región”, afirman Robert Gihooly, Senior Emerging Markets Research Economist, y Adam Mcca, head of fixed Income Asia y Australia de Aberdeen Standard Investment.
Además, según la valoración que hacen los dos expertos de Aberdeen Standard Investment, la reducción de la volatilidad también sería positiva para los mercados asiáticos en general, lo que podría alentar a los inversores a volver a centrarse en las fortalezas de los gobiernos y las empresas de la región. “Las economías asiáticas se encuentran en una etapa más avanzada de recuperación de la pandemia del Covid-19 que sus homólogos occidentales, y han demostrado una mayor capacidad estatal para gestionar la crisis. Además, podríamos ver a Biden revertir el recorte de algunos de impuestos corporativos y algunas de las desregulaciones implementadas por Trump. Eso podría fortalecer el atractivo relativo de las empresas no estadounidenses, incluyendo las de Asia”, argumenta.
Frente a las expectativas de lo que significa la entrada de Biden en la Casa Blanca, también están los análisis de lo que supone el nuevo proceso de impeachment de Donald Trump. Según los analistas de Monex Europe, éste podría provocar un retraso en los planes de estímulo de Biden.
Con la vista en la macro
Y mientras la política sigue su camino, seguimos conociendo la evolución de los datos macroeconómicos del país. Según indican los analistas de Banca March, éstos siguen mostrando un signo mixto: el consumo se resiente del aumento de los contagios mientras la producción industrial acelera su recuperación. “Los últimos datos relativos al consumo estadounidense fueron negativos, al registrarse una caída de las ventas minoristas en diciembre del -0,7% mensual, siendo el segundo mes consecutivo de contracción, lo que modera el ritmo de crecimiento interanual hasta el 2,9%, lejos ya de los máximos de septiembre del 6,1%. Además, también la confianza de los consumidores, índice realizado por la Universidad de Michigan, decepcionó al caer en enero hasta 79,2 desde 80,7 anterior. Por su parte, los datos del sector industrial fueron positivos: la producción del sector superó las expectativas al crecer en diciembre a ritmos del 1,6% mensual, lo que frenó la contracción de la actividad hasta el -3,6% interanual. Con ello, también continúa la rápida recuperación de la utilización de la capacidad productiva del sector que se elevó hasta el 74,5”, señalan en su análisis diario.
En opinión de Villaroel, la inflación puntual y las expectativas de inflación probablemente se dispararán a medida que avance el año, lo que podría ejercer una mayor presión sobre los rendimientos del Tesoro. “A medida que la demanda agregada se normalice, también lo hará la inflación general, que actualmente es muy baja debido al shock sin precedentes que experimentamos el año pasado. Sin embargo, una de las condiciones clave para un aumento sostenido de la inflación tiene que ver con el incremento de los salarios, algo que consideramos poco probable en 2021”, señala.
En este sentido, el gestor de TwentyFour AM considera que el mercado laboral en Estados Unidos todavía tiene mucha holgura: “La fuerza de trabajo se ha reducido en unos cuatro millones en el último año, mientras que el número de desempleados ha aumentado en unos cinco millones. En 2020 se destruyeron cerca de nueve millones de puestos de trabajo en el país. En vista de ello, es difícil que aumenten las presiones salariales, que en nuestra opinión es el principal factor que impulsaría a la Reserva Federal a endurecer la política monetaria. Por lo tanto, aunque creemos que la inflación aumentará en 2021, no pensamos que esto sea un problema importante para los bancos centrales”.