Durante las últimas tres semanas, los bancos centrales han sido los “médicos” de esta pandemia que afecta a los mercados. Las medidas, los estímulos y la liquidez han ayudado en cierta medida a los mercados, que intentan recuperarse de las caídas. En general, las gestoras consideran que todos esto impactará positivamente en la fase de recuperación, pero no atacan la raíz del problema actual, que es la propagación del coronavirus.
“Los bancos centrales están respondiendo al devastador impacto en las economías del virus COVID-19 y también al problema más reciente del aumento de los rendimientos de los bonos. En esta etapa, estas acciones de los bancos centrales están teniendo por ahora un impacto limitado en los mercados. El mercado está cuestionando efectivamente la credibilidad y la eficiencia de la política monetaria en este escenario. A pesar del reciente apoyo monetario anunciado, sigue habiendo un gran desapalancamiento y las subidas de los mercados son breves, y se utilizan como oportunidades de venta”, explica Jeremy Gatto, gestor de carteras de Unigestion.
Frente a la valoración que hace Gatto sobre que “el mercado está cuestionando la credibilidad y eficiencia” de las medidas, Jean-Luc Hivert, jefe de inversiones de La Française AM, sí confía en el impacto positivo a corto y medio plazo que van a tener. “Sin querer subestimar los importantes impactos de la crisis que vivimos actualmente, los programas de estímulos anunciados por los diferentes gobiernos de la Eurozona, así como las últimas medidas del Banco Central Europeo muy probablemente tengan un impacto positivo en el mercado de crédito. Los anuncios del BCE el 18 de marzo apoyan aún más esta tesis. Asistiremos a más intervencionismo en vez del tradicional laissez faire con el fin de reavivar la economía lo más rápido posible y como todos sabemos, el sistema financiero constituye el canal esencial de transmisión de la política monetaria hacia la economía real y por tanto, tendrá que ser preservado a todo coste”, apunta Hivert.
Mismo camino y valoración se merece, según las gestoras, las medidas tomadas por la Reserva Federal de Estados Unidos (Fed). La semana pasada, y por tercera vez en este mes, volvió a sorprender con nuevas medidas que incluyen compras ilimitadas de instrumentos respaldados por hipotecas (MBS) y bonos del Tesoro estadounidense para mantener los costos de endeudamiento bajos, además de programas para asegurar que el crédito siga llegando a las corporaciones, gobiernos estatales y locales.
“El objetivo inmediato de la Fed es mantener el crédito fluyendo en la economía real, el plan podría ayudar a evitar el daño de largo y acelerar la recuperación económica. Después de las últimas medidas anunciadas, el balance de la Fed supera el máximo de 4,5 billones de dólares alcanzado como consecuencia de la crisis de 2008 y pensamos que ahora llegará a rebasar los 6 billones de dólares. En cualquier caso, es importante recordar que estos programas no son la panacea. De hecho, EE.UU. podría ya estar en recesión, pero pueden ayudar a evitar una depresión económica”, señala Tiffany Wilding, economista de PIMCO, sobre la decisión de la Fed anunciada ayer.
En general, las gestoras apuntan que con todas estas medidas los bancos centrales lograrán mantener bajos los riesgos sistémicos, en especial para evitar una crisis crediticia. “Si la crisis de salud continúa más allá de abril, los gobiernos se harán cargo de la economía cada vez más y la financiación de las medidas por parte del banco central parecerá ilimitada. El riesgo reside en la pérdida de confianza en el dinero frente a la política económica excesiva y la emisión considerable de dinero mientras la economía continúa deteriorándose por falta de inversión”, reflexiona Philippe Waechter, jefe de investigación económica de Ostrum AM (Natixis IM).
Quizás el BCE y la Fed sean los bancos más representativos e influyentes, pero el Banco de Inglaterra (BoE), el Banco de Japón y el Banco Popular de China han tomado medidas similares, que las gestoras valoran igualmente. Por ejemplo, en marzo, el BoE decidió seguir su anterior recorte en el tipo de interés de la política principal del 0,75% al 0,25% con un nuevo recorte a solo el 0,1%. Para mostrar el nivel de urgencia, el Banco de Inglaterra también anunció que estaba reiniciando su programa de QE, que había estado inactivo desde 2016. El Banco se ha comprometido a aumentar las compras en 200.000 millones de libras esterlinas hasta un total de 645.000 millones de libras esterlinas en un plazo no especificado.
“Las medidas del BoE ayudarán a reducir el rendimiento de los bonos, junto con los costes de los préstamos para los titulares de hipotecas y prestatarios comerciales, contribuyendo así a reducir la probabilidad de distress financiero. Sin embargo, tanto sus acciones como las del BCE no detendrán la profunda recesión que se espera ahora. Es probable que el cierre y la clausura de países enteros provoque la recesión más grave desde el decenio de 1930”, apunta Azad Zangana, estratega y economista senior europeo de Schroders. En su opinión,
Cronología de las principales medidas implementadas
- 2 de febrero. El Banco Popular de China anuncia que inyectará 1,2 billones de yuanes (unos 157.000 millones de euros) en el mercado
- 17 de febrero. El Banco Popular de China rebaja el tipo de interés a medio plazo en 0,10 puntos básicos hasta el 3,15%.
- 3 de marzo. La Fed aplicar un inesperado recorte del 0,5% en los tipos de interés hasta dejarlos en un rango de entre el 1% y el 1,25%.
- 3 de marzo. El Banco Central de Australia recorta los tipos de interés en 25 puntos básicos hasta un mínimo histórico del 0,5% e indicando un sesgo hacia una mayor relajación.
- 11 de marzo. El Banco de Inglaterra recorta los tipos de interés del 0,75% al 0,25%.
- 12 de marzo. El BCE anuncia compras de activos por valor de 120.000 millones que complementarán a las actuales y una flexibilización de las normas de capital y de liquidez de la banca.
- 16 de marzo. La Fed rebaja los tipos al 0% y anuncia un incremento de 700.000 millones de dólares para el programa de expansión cuantitativa a lo largo de los próximos meses, que incluye al menos 500.000 millones de dólares en compras de bonos del tesoro y 200.000 millones en activos del sistema financiero.
- 19 de marzo. El BCE lanza un nuevo paquete de ayudas bajo el nombre de Pandemic Emergency Purchase Program (PEPP, o Programa de Compras de Emergencia Pandémica) por valor de 750.000 millones de euros.
- 23 de marzo. La Fed anuncia nuevos estímulos: compras ilimitadas de MBS, bonos del Tesoro estadounidense, y programas para asegurar que el crédito siga llegando a las corporaciones, gobiernos estatales y locales.
- 30 de marzo. El Banco Central de China ha recortado los tipos de interés a siete días hasta situarlos ahora en el 2,2% desde el 2,4% anterior y además también inyectó liquidez en el sistema (7.100 millones de dólares).
El arma de la política fiscal en Europa
Desde Instituto Flossbach von Storch, el último informe elaborado por Agnieszka Gehringer, analista senior destaca que la otra clave de este primer trimestres ha sido la expansión fiscal y las medidas tomadas por los gobiernos, en particular en Europa y Estados Unidos.
“Hasta ahora, los principales estados miembros de la zona euro han reaccionado con respuestas fiscales muy decisivas ante el coronavirus. Entre las principales medidas tomadas sobre la coordinada respuesta europea para contrarrestar el impacto económico del coronavirus, la Comisión decidió que los estados miembros pueden explotar la máxima flexibilidad y margen de maniobra en las normas de la UE sobre deuda, déficit y ayuda estatal para las empresas”, señala Gehringer en su informe.
Los analistas de BancaMarch, «la receta para salir de este bache es la misma que la usada en la anterior, deprimir aún más los tipos y ampliar más el endeudamiento». En su opinión, las medidas anunciadas por los gobiernos además de reforzar los sistemas públicos de salud, tratan de limitar los efectos del parón económico sobre el empleo y las familias. «Es prioritario proteger a ambos, en particular a los más vulnerables y a las empresas pequeñas y medianas que son responsables de un 70% del empleo de Occidente».