Después de un par de semanas de debate, el Congreso de los Estados Unidos finalmente acordó un paquete de estímulos por un total de 2 billones de dólares (trillones en nomenclatura anglosajona). Este es un estímulo sin precedentes, que según indica David Page, responsable de análisis Macro de AXA Investment Managers, representa un 9,2% del PIB.
El paquete de ayudas comenzó como una propuesta republicana en el Senado estimada en 850.000 millones, pero con el transcurso del tiempo se transformado en un paquete que se estima en más del doble de los paquetes combinados durante la Gran Crisis Financiera -la Ley de Estímulo Económico de 2008 y la ley de Recuperación y Reinversión de Estados Unidos (2009). Los demócratas del Senado se habían resistido a la aprobación del anterior proyecto de ley porque no estaban suficientemente centrado en los hogares, los gobiernos estatales o locales. Los demócratas también querían una supervisión suficiente de cómo se distribuiría una gran parte del paquete, para apoyar a las grandes empresas. La noche del miércoles 25, el Senado aprobó la medida con un voto unánime de 96-0 y la Cámara de Representantes realizó una votación a viva voz el viernes 27, con la que el plan de estímulos quedaba aprobado.
El contenido del paquete de estímulo:
- Una partida de 500.000 millones en préstamos bancarios y ayuda directa a empresas estadounidenses, estados y gobiernos locales afectados por el virus (incluyendo un paquete de 75.000 millones para grandes corporaciones como aerolíneas).
- Un paquete de 377.000 millones de dólares para la pequeña empresa (con menos de 500 empleados) para ayudar a financiar las nóminas de los próximos meses. Estos pagos se estructurarán como préstamos sin intereses de hasta 10 millones de dólares para las empresas, pero serán “perdonados” en proporción al número de trabajadores que se mantengan en nómina.
- Una partida de 250.000 millones en cheques directos a individuos estadounidenses (1.200 dólares por persona, 500 dólares por hijo).
- Un paquete de 260.000 millones en seguro de desempleo ampliado, aumentando los pagos en 600 dólares por semana y extendiendo la duración de la cobertura durante cuatro meses.
- Una partida de 150.000 millones en financiación para los estados.
- Un paquete de gasto adicional del gobierno federal de 340.000 millones de dólares.
El secretario del Tesoro de los Estados Unidos, Mnuchin, declaró que estos pagos llegarían rápidamente. Afirmó que los préstamos a las pequeñas empresas se realizarían durante la siguiente semana y que los pagos individuales se pagarían en tres semanas. Los demócratas aseguraron una supervisión más precisa de la distribución de fondos de estímulo a grandes empresas después de las acusaciones entorno a la distribución del Programa de Alivio para Activos en Problemas (Troubled Asset Relief Program o TARP) de hace más de una década. Se designará a un inspector general independiente que trabajará con un panel de cinco miembros elegidos por el Congreso. Se generará un informe semanal sobre el desembolso de fondos.
Si bien la magnitud del estímulo es extremadamente alta y es un complemento a la gama de medidas promulgadas por la Reserva Federal, todavía quedan dudas de si incluso serán suficientes. Los gobernadores de Maryland y Nueva York han sugerido que no son una ayuda suficiente para los estados más afectados por el virus.
Según indica David Page, en combinación, la Fed y el Congreso están tratando de ayudar a los hogares y a las empresas estadounidenses a tapar el significativo agujero que dejará el coronavirus en la economía en los próximos meses. El problema es que nadie puede estar seguro de cuán grande será ese agujero. La estimación media de las solicitudes de desempleo (publicada el viernes) es de 1,64 millones, aunque algunos estiman más del doble. El presidente de la Fed de San Luis, James Bullard, recientemente anunció que el desempleo podría aumentar hasta un 30% en el segundo trimestre. Un aumento tan brusco sugeriría una caída de dos dígitos en los ingresos reales disponibles en el segundo trimestre, lo que a su vez exacerbaría una fuerte caída del gasto interno no solo en el segundo trimestre, sino en los próximos trimestres. El paquete de estímulo está diseñado para evitar dicho deterioro particularmente al brindar apoyo directo a las empresas e incentivarlas a mantener a los trabajadores en nómina y a los individuos a través de pagos directos. Esto complementa las acciones de la Fed para facilitar los préstamos para que las empresas puedan mantenerse a flote, mientras pasa la caída de la demanda relacionada con el virus. Pero, en la opinión de Page, solo en las próximas semanas se mostrará el éxito de estas medidas.
El paquete de estímulo aprobado por el Congreso también está diseñado en parte para reforzar la confianza, en particular de los mercados financieros. Hasta este punto, estas medidas han tenido éxito con el índice S&P 500 que repuntó un 10,5% en las últimas dos sesiones de la semana pasada, a medida que la certeza sobre la aprobación del estímulo aumentaba. Esta disminución de las condiciones financieras en parte compensará el endurecimiento material de las últimas semanas, lo que ha proporcionado un obstáculo adicional a la actividad. Los movimientos más amplios del mercado vieron el impacto de la combinación del estímulo con los esfuerzos continuos para frenar los problemas de liquidez en los mercados de dólares.
Los rendimientos a 2 años cayeron 10 puntos básicos a 0,30% en las sesiones recientes, mientras que los rendimientos a 10 años cayeron alrededor de 7 puntos básicos en un periodo similar hasta el 0,79%. El dólar cayó 2,4% frente a una cesta de monedas, a medida que la escasez del dólar ha comenzado a disminuir.