Ante la incertidumbre económica derivada de la propagación del virus COVID-19 los tipos de interés han bajado bruscamente en las últimas semanas. La Reserva Federal reaccionó rápidamente y, según la opinión de Mike Gitlin, director de renta fija, y Pramod Atluri, gestor de Capital Group, es probable que proporcione un estímulo monetario adicional utilizando todas herramientas de las que dispone.
1. Perspectivas para los tipos de interés estadounidenses y la Reserva Federal
Con este telón de fondo, los gestores esperan que la Reserva Federal continúe respaldando los mercados financieros y la economía real en los próximos meses. Cuando comenzó 2020, el mercado esperaba un año bastante tranquilo por parte de la institución financiera. El crecimiento económico parecía estar mejorando a medida que las tensiones comerciales entre EE.UU. y China se iban aliviando y el aumento del empleo se mantenía saludable.
Sin embargo, “el brote de COVID-19 y los extraordinarios esfuerzos para contenerlo lo han cambiado todo”, aseguran los gestores. Conforme el virus se propagaba y su carácter letal se hacía cada vez más evidente, esta interrupción inicial de la oferta se transformó en una interrupción masiva de la demanda, ya que las empresas y los consumidores comenzaron a ponerse en cuarentena, lo que redujo los viajes y el consumo. A todo esto, se suma la guerra de precios del petróleo entre Arabia Saudí y Rusia, que provocó una caída de los precios del petróleo de más del 25% en un día, alterando los mercados financieros a su paso.
Los tipos de interés han caído y los márgenes crediticios se han ampliado, lo que ha generado un endurecimiento de las condiciones financieras. Si no se controla, los gestores advierten de que perjudicaría tanto a las empresas como a los consumidores y, en última instancia, empeoraría las perspectivas económicas.
Como reacción, la Reserva Federal tomó el 3 de marzo una medida de emergencia: un recorte de tipos de 50 puntos básicos, que hizo que la tasa de política monetaria bajara a 1,00%-1,25%. Posteriormente, el día 15 volvió a cortar los tipos, esta vez en 100 puntos básicos más, dejando el precio del dinero en el rango 0-0,25%. A pesar del recorte, Gitlin y Atluri señalan que las condiciones financieras se han deteriorado aún más, ya que los precios de las acciones y los diferenciales de crédito han seguido debilitándose. “Creemos que la Reserva Federal continuará actuando para respaldar la economía a través de las múltiples herramientas que tiene a su disposición”, aseguran.
Algunas de estas herramientas podrían ser una mayor orientación, diciendo al mercado que espere más estímulo en el futuro; una voluntad explícita de permitir que la inflación aumente por encima de su objetivo del 2% durante un periodo de tiempo determinado; o la flexibilización cuantitativa, expandiendo su balance general para comprar activos.
2. Crédito, grado de inversión y rendimiento
En tiempos de mayor incertidumbre y volatilidad, el salto a la calidad es alto y los inversores buscan seguridad en los bonos del Tesoro de EE.UU. “Si observamos los mercados crediticios, tanto los bonos de alto rendimiento como los de grado de inversión, veremos que la prima de riesgo que exigen los inversores sobre los rendimientos del Tesoro puede aumentar considerablemente”, señalan los gestores.
Puesto que la renta fija corporativa tiende a tener una mayor correlación con las acciones, cuando las acciones disminuyen en valor, históricamente los bonos también caen, y los bonos de alto rendimiento suelen descender (los diferenciales de crédito se amplían) mucho más que el grado de inversión.
“Dada la enorme volatilidad del mercado y el rápido deterioro de la perspectiva económica, somos muy cautelosos con respecto a las perspectivas de crédito”, subrayan. Los gestores contemplan aún muchos escenarios donde el crédito puede seguir debilitándose antes de que los mercados se estabilicen y los precios mejoren. Además, durante los últimos diez años, las corporaciones han aprovechado el entorno de tipos de interés bajos y han asumido una gran cantidad de deuda. Así, desde Capital Group advierten que muchas compañías están altamente apalancadas y serán vulnerables si los diferenciales de crédito continúan ampliándose.
“Los últimos diez años, las corporaciones han aprovechado el entorno de tipos de interés bajos y han asumido una gran cantidad de deuda. Muchas compañías están altamente apalancadas y serán vulnerables si los diferenciales de crédito continúan ampliándose”, advierten los expertos.
3. ¿Recesión en los Estados Unidos?
Por otro lado, los economistas de la gestora creen que EE.UU. ha estado en la última parte de su ciclo económico durante algún tiempo. Antes de la crisis del COVID-19, los inversores anticiparon que un crecimiento modesto podría continuar a medio plazo. Sin embargo, advierten de que el brote del coronavirus y la guerra entre Rusia y Arabia Saudí por el petróleo están modificando a gran velocidad las perspectivas económicas.
De repente, los inversores se enfrentan a una nueva incertidumbre grave que causa importantes perturbaciones. Por el lado de la oferta, las fábricas cesan la producción, y tanto las cadenas de suministro como el comercio mundial son interrumpidos. En cuanto a la demanda, puede que los consumidores y las empresas nerviosos no gasten tanto como lo harían en condiciones normales.
Como consecuencia, y dado el derrumbe del petróleo, el mercado “se está preparando para otra ola de impagos por parte de los sectores conexos”, aseguran. Esto podría afectar particularmente a los emisores del sector energético en el mercado de alto rendimiento, ya que los balances generales de muchos de esos emisores ya han sufrido.
Por ello, la probabilidad de una recesión ha aumentado de forma espectacular en relación con hace escasas semanas. EE.UU. ya está en la última parte de su ciclo económico, por lo que es más susceptible a caer en una recesión a consecuencia de un fuerte impacto externo como el actual. Según Gitlin y Atluri, los inversores deben esperar un periodo de alta volatilidad. “Es fundamental que sepan cuánto riesgo están corriendo en su cartera general, y deberían plantearse actualizar sus carteras de bonos para protegerse contra la volatilidad de su cartera de renta variable”, añaden.
4. Posicionamiento de carteras en renta fija
En cuanto a las carteras de renta fija, desde Capital Group subrayan que la reciente caída de las acciones y el aumento del precio de los bonos del Tesoro a 10 años es “un recordatorio oportuno de que los bonos de alta calidad pueden ayudar a estabilizar las carteras de los inversores frente a las pérdidas durante los periodos volátiles”. Por ello, en tiempos de gran incertidumbre recomiendan a los inversores ver los fondos de renta fija sobre todo como una forma de diversificar su cartera y preservar el capital.
Además, advierten de que, si bien puede ser tentador aumentar las tenencias de bonos más arriesgados para obtener rentabilidad a medida que caen los tipos de interés, los bonos de alto rendimiento pueden guardar una relación directa con la renta variable. “Cuando los precios de las acciones caen, también lo hacen muchos bonos de alto rendimiento, lo que significa que los inversores no han reducido realmente el riesgo en su cartera general”, destacan los gestores.
Si se observan las cinco correcciones más profundas del mercado bursátil (aquellas en las que el índice S&P 500 perdió al menos un 12%) desde que terminó la crisis financiera, los fondos de bonos de mayor calidad tuvieron en promedio resultados absolutos sólidos, en cada una de ellas. Además, destacan que durante estos inestables periodos de renta variable, los fondos internos de EE.UU. de mayor calidad, representados por la categoría Morningstar U.S. Intermediate Core, experimentaron mejores resultados que las categorías Intermediate Core-Plus y Multisector Bond, que suelen estar mucho más expuestas al extremo de riesgo más alto de los bonos de alto rendimiento.
Dado que los inversores nunca saben cuándo llegará la volatilidad o el nivel de gravedad que alcanzará, los gestores recomiendan mantener una asignación de fondos de renta fija ya que puede ser la mejor defensa contra lo desconocido. “Incluso si el miedo actual se desvanece, en algún momento otro miedo ocupará su lugar, y una recesión será inevitable. Por esta razón, alentamos a los inversores a que adopten una visión a largo plazo al tomar decisiones de inversión, y que valoren si sus fondos de renta fija están posicionados para cumplir su importante papel en el mantenimiento de una cartera bien equilibrada”, aseguran desde Capital Group.