La pandemia actual se está manifestando como un catalizador extraordinario más taxativo que cualquier concepto o movimiento para acelerar los valores de un New Green Deal. Tomando como referencia el Plan de Acción para las Finanzas Sostenibles de la Unión Europea de marzo de 2018, el IEB, centro de estudios de formación financiera y jurídica iberoamericano, ha analizado la posición española en este campo en la jornada La visión española del Plan de Acción de Finanzas Sostenibles de la UE.
Dirigida por Jesús Mardomingo, responsable del Área de Sostenibilidad e Innovación del IEB, y con la participación de José María Roldán Alegre, presidente de la AEB; Íñigo Fernández de Mesa, vicepresidente de la CEOE; y Jonás Fernández Álvarez, eurodiputado, la sesión ha intentado analizar la posición española desde tres perspectivas: la del sector bancario, la empresarial y la europea.
Posicionamiento en finanzas sostenibles: ¿dónde se encuentra España hoy?
“España está bien situada en materia de financiación sostenible. Un concepto que ha llegado para quedarse. La propia pandemia que estamos sufriendo ha puesto de manifiesto la importancia para la empresa de cumplir con los criterios ESG”, aseguró Fernández de Mesa.
Además, el experto destacó que los inversores consideran que, a través del cumplimiento de estos principios, se genera valor. “Hay que centrarse no solo en los accionistas sino también en los stakeholders. Aquellas compañías que han tenido un trato adecuado con sus stakeholders, son empresas que van a poder enfrentarse a esta crisis de una forma mucho más sostenible, y serán más resilientes y capaces de adaptarse al cambio”, explica el vicepresidente de la CEOE.
En este sentido, Fernández subrayó la gran concienciación de España sobre el tema, donde existen grandes empresas de energías limpias como Iberdrola, y donde los propios inversores se están focalizando mucho en invertir en compañías que cumplan con estos objetivos.
En el mundo activista en España, desde el año 2017, la mitad de las acciones han sido acciones dirigidas hacia el cumplimiento de los ESG como, por ejemplo, el caso de AENA.
“Todos los países están iniciando este camino con el objetivo de hacer Europa climáticamente neutra en 2050, y Europa está liderando en el mundo. Damos la bienvenida de retorno a EEUU (previsiblemente en unos meses) a los tratados de París. Europa está liderando este compromiso, España incluida, a la cabeza de la modernización de nuestro tejido económico y de la adaptación de los sistemas financieros”, subrayó Jonás Fernández.
En este sentido, José María Roldán asegura que España se sitúa entre los líderes, junto a Francia, Holanda y Reino Unido, como “producto de una evolución distinta en la que los grandes bancos han ido liderando este proceso aupado por la COP25, que permitió desde la óptica del sector financiero acelerar enormemente el posicionamiento del sector bancario español”. Según los expertos, la COP25 fue “un acelerador de tendencias vital”.
Además, Naciones Unidas ha reconocido el posicionamiento del sector bancario español en materia de compromisos sostenibles. “Esto no ha ocurrido probablemente en ningún país del mundo. Estamos hablando de compromisos tangibles. Medimos la huella de carbono de nuestros balances no tanto de nuestra actividad empresarial, sino de la actividad de nuestros clientes y de lo que representan nuestros préstamos, de tal manera que estamos alineados con los objetivos marcados”, asegura Roldán.
¿Cómo integrar el tejido empresarial español en la transición climática?
El tejido empresarial español se caracteriza por la fuerte presencia de las pymes, no solo en número, sino también en el peso contributivo de las mismas a la economía del país. Por ello, Fernández de Mesa apunta, a la hora de integrar a estos actores en el proceso de transición climática, a la influencia de los mercados.
Según el experto, en el año 2018, hubo una proliferación importante de índices que reflejan la sostenibilidad de las inversiones y hay 30 mil millones de activos invertidos en índices con criterios de sostenibilidad, de los cuales la mitad están en Europa y suponen un cuarto del total de los activos globales.
“El camino para las pymes hacia la transición energética va a venir del lado de la financiación bancaria porque los mercados van a presionar a los bancos para mantener unos activos verdes y acordes a los ESG”, asegura Fernández de Mesa.
Por el lado del sector público, también será importante esta transición. “Los 140 mil millones de fondos europeos que están previstos que entren en España en los próximos años, van a tener dos componentes: la transición energética y la digitalización”, advierte el vicepresidente de la CEOE.
La entidad presentará al Gobierno a finales de año 15 grandes proyectos tractores que favorezcan a las pymes en la transición energética.
“Esos fondos se tienen que utilizar para evitar que parte de nuestro tejido productivo se cierre como consecuencia de la pandemia y para modernizarlo. Lo que tenemos que evitar es otro Plan E. Hay que tratar de que por cada euro público se atraiga al menos 4 euros privados, pero para eso es necesario que la mayor parte del dinero se use para las empresas y no para la administración pública, aunque también es muy importante llevar a cabo algunos procesos como la digitalización de la administración pública”, explicó Fernández de Mesa.
Ahora bien, la aplicación del Plan de Acción de las FFSS de la UE y el uso de los Fondos Europeos de Recuperación podrían condicionar la oferta y la demanda de financiación sostenible y el aumento de nuevos instrumentos de financiación.
En este sentido, Fernández matizó que la aproximación europea para modernizar la estructura económica se debe observar desde dos pilares. Por una parte, desde el aprovechamiento del impulso fiscal. Este programa de inversiones sostenibles, con el que la Comisión espera movilizar un trillón de euros, se ha visto fortalecido con el instrumento del Next Generation. Este supone la emisión de 750 mil millones de euros que se canalizarán, al menos una parte importante, a los estados miembros a través del Recovery and Resilience Facility. En un principio, en torno a un 37%-40% de esa financiación debrá ir dirigida a programas de inversión que ayuden a hacer a la UE climáticamente neutra.
Por otro lado, el experto señala el marco financiero plurianual, que tiene un desglose teniendo en cuenta aquellas políticas dirigidas a cumplir con los Acuerdos de París. “Por lo tanto, hay una primera aproximación centrada en la orientación de los fondos europeos para incentivar las inversiones en ese aspecto”, subraya Fernández.
Además, la Comisión también espera que una parte importante de esa emisión de deuda que se va a realizar en unos meses se realice a través de bonos verdes. Según el experto, la Comisión espera también ayudar en la mejora de la liquidez del mercado de bonos verdes aprovechando las emisiones necesarias para financiar el programa de recuperación comunitaria.
Fernández explicó también que la agenda europea de transformación y adaptación del tejido económico a los objetivos de París tienen distintos escenarios. La Comisión y el Parlamento esperan que los 750 mil millones de euros disponibles los próximos meses ayuden a fortalecer las inversiones necesarias en el sector público y privado para mejorar los niveles de emisiones para que, a su vez, desarrollen un marco legislativo más transparentes sobre bonos verdes y bonos sociales.
“Veremos cómo se delimitan los bonos verdes para la emisión en el Next Generation como herramientas de mejora de la liquidez de los mercados”, añadió Fernández. Por otra parte, la taxonomía de la UE, aprobada hace más de un año, delimita las actividades verdes y las que no lo son.
“El debate que nos queda por delante es la mejora de la información estrictamente financiera de las grandes corporaciones y tenemos que regular un nuevo mercado y marcar el perímetro de actuación y permitir que la disciplina de los ahorradores, inversores, etc. conduzca al mercado hacia el cumplimiento de los objetivos de París”, advierte el experto.
¿Con qué retos se puede encontrar el plan de acción de la UE FFSS a la hora de integrar el factor social?
La negociación entre el Parlamento y el Consejo sobre el marco del reglamento de la taxonomía produjo el debate de incorporar las cuestiones sociales en la sostenibilidad más allá de lo ambiental, una sostenibilidad social.
“No puedo estar más de acuerdo con dotar al mercado de una perspectiva social. Europa tiene que ser climáticamente neutra en el 2050. Sin embargo, cuando hablamos de una economía social hay divergencia de opiniones sobre cuál es el grado de lo social que debe tener la economía”, apunta Jonás Fernández.
Según el experto, se trata de un tema complejo, ya que “aunque todos estemos de acuerdo en facilitar una taxonomía social en temas como la esclavitud, los productos y servicios que no respetan la ley, el trabajo infantil, etc. Ahora bien, estar sujeto a la ley no sé si es suficiente para dotarlo con el concepto social”.
“No hay mayor crecimiento integrador que el empleo. Es importante que se favorezca el desarrollo empresarial, hay que ayudar al desarrollo de las empresas no solo con subvenciones y apoyo del sector público sino con un marco regulatorio estable y que se pueda contar con una economía competitiva”, subrayó Íñigo Fernández de Mesa.
José María Roldán, por su parte, asegura que el desafío de este debate está en la concreción. “El debate sobre el propósito de las corporaciones ya no reside en la RSC, sino que forma parte de las estrategias de las empresas a nivel global”, asegura Roldán.
Estas jornadas son una iniciativa de IEB en el marco de desarrollo de sus nuevos programas directivos: Programa de Fundamentos de las Finanzas Sostenibles y Programa de Sensibilización en Finanzas Sostenibles. Bajo la dirección de Jesús Mardomingo, socio de Dentons y Marta Olavarría, senior advisor en Regulación Financiera & Finanzas Sostenibles, los cursos busca proporcionar los conocimientos y herramientas necesarios para que los profesionales, técnicos y ejecutivos de la industria financiera, así como los profesionales y directivos de los agentes económicos implicados en las acciones del Plan de Acción de la Unión Europea, puedan actuar adecuadamente en el entorno de una economía dirigida a la sostenibilidad y su financiación.
El IEB, ya cuenta con una oferta educativa a dirigida a clientes corporativos españoles e internacionales y, especialmente dentro del ámbito financiero y en la transformación de la economía global hacia parámetros más sostenibles. Sin embargo, con la presentación del Plan De Acción De Finanzas Sostenibles presentado por la CE en marzo de 2018, la entidad comenzó a trabajar de forma específica en la consecución de los objetivos europeos adoptados en París, y otros objetivos ambientales y sociales.
Hasta que se complete el desarrollo normativo de nivel I y Nivel II de la UE, IEB está diseñado varios planes de formación, principalmente dirigidos al mundo financiero y a otros agentes económicos como pueden ser las empresas no financieras (especialmente las cotizadas), proveedores de servicios (agencias de rating, proveedores de datos, administradores de índices, auditores,), supervisores y reguladores, instituciones públicas, y organismos sin ánimo de lucro.
“Más allá de estos proyectos formativos, el sector financiero y, en gran medida, el mercado de capitales se viene enfrentando a un gran reto que justifica el reforzamiento del Área de Sostenibilidad e Innovación dentro del Instituto que contribuirá a mantener su presencia en la sociedad como operador de referencia del sector financiero, alineado con las políticas de la Unión Europea, en el fomento de la transparencia y el largoplacismo y la reorientación de los flujos de capital hacia inversiones sostenibles uno de las múltiples frentes de desarrollo futuro”, concluye Mardomingo.