En 2018, lo único que quizás fue como se esperaba en los mercados fueron las subidas trimestrales de tipos de la Reserva Federal estadounidense. En todo lo demás, las previsiones de mercado no sirvieron para mucho. Por eso es todo un reto intentar predecir lo que ocurrirá en los siguientes trimestres de 2019.
En ese ejercicio de dar perspectivas para este año, Stephen Jones, director de inversiones de Kames Capital, si las cosas no cambian, los inversores tendrán poco donde elegir en 2019. “El precio del petróleo ha sufrido caídas últimamente, reforzando el temor a un deterioro de la demanda mundial claramente patente en el lento crecimiento que registra la eurozona y en el hecho de que la economía china se resista a reaccionar a los estímulos fiscales y monetarios. Por otra parte, los desastres naturales a los que se ha enfrentado Japón provocaron una contracción económica en el tercer trimestre de 2018 que viene a sumarse a los problemas estructurales de los que ya adolece el país. En Estados Unidos, parece que la economía empieza a enfriarse tras una década de fuerte expansión”, señala.
No obstante, aunque la economía estadounidense se esté desacelerando, continúa creciendo a una tasa anualizada del 2,6% que supera en un 0,8% su tendencia potencial y despierta la envidia del resto del mundo. “Las empresas estadounidenses siguen experimentando un robusto crecimiento de sus beneficios. Las autoridades chinas acabarán logrando que el crecimiento se recupere. El gobierno británico está aplicando medidas de expansión fiscal y en algún momento se pondrá punto y final al proceso del Brexit. Los bancos centrales de Europa y Japón están moderando sus intenciones con respecto a la normalización de sus respectivas políticas monetarias. En muchas de las principales economías, los salarios crecen por fin en términos reales, lo que respalda el consumo”, destaca Jones a la hora de fijarse en los aspectos más positivos y que permiten ser optimistas para este año.
Además, el temor a un aumento sustancial de la inflación que llevó a los inversores a adoptar fuertes posiciones cortas en bonos estadounidenses resultó exagerado, ya que la inflación se está portando bien en todo el mundo. Por último, otro aspectos que ha cambiado las previsiones sobre este año es que la Fed haya decidido posponer las próximas subidas de tipos.
También parece que la guerra comercial entre Estados Unidos y China ha perdido fuerza e incluso las tensiones comerciales empiezan a disminuir. Después de un otoño intenso, los mercados de riesgo podrían recuperar la compostura a lo largo del invierno y comportarse bien en 2019.
Renta variable vs. fija
A la hora de hablar de activos, Jones destaca que uno de los retos a los que se enfrentaron los inversores en renta variable el año pasado fueron las valoraciones extremas. En su opinión, la reciente debilidad de los precios, combinada con los excelentes beneficios corporativos registrados en 2018, han llevado las valoraciones de las acciones hasta niveles muy inferiores a sus medias históricas.
“La valoración ya no es un obstáculo para comprar, sobre todo teniendo en cuenta que las previsiones de beneficios para este año siguen siendo robustas. Si la economía estadounidense continúa enfriándose, los mercados emergentes podrían tener margen para explotar unas valoraciones baratas”, sostiene. Por lo tanto, de cara a 2019, se sigue decantando por la renta variable. “Me siguen gustando más los mercados de acciones que los de bonos y que el efectivo y, en renta variable, veo más valor en Reino Unido, con permiso de la política, y Estados Unidos”, añade.
Sin embargo, avisa de que ante los numerosos retos a los que se enfrenta la economía mundial y los mercados financieros, los bonos podrían volver a destacar como cobertura de riesgos. “Lo que habrá que tener presente es que los diferenciales de crédito están estrechos, incluso después de las recientes correcciones”, concluye Jones.