La inversión temática es atractiva para los inversores por dos motivos: permite invertir en temas que consideran de interés y da la posibilidad de abordar un tema de forma transversal sin perder por ello las bondades de la diversificación. Algunas firmas de la industria consideran que gran parte de su popularidad se debe probablemente a la creciente sensación de que las economías y los mercados están atravesando una serie de cambios de paradigma disruptivos, para los que los inversores deberían prepararse. Ahora bien, ¿cuánto de rentable es la inversión temática en el contexto actual?
Según concluye un documento de análisis de JP Morgan, tomando como referencia un amplio conjunto de 1.000 ETFs y fondos temáticos que han operado durante los últimos 16 años, se observa que tuvieron un rendimiento inferior a la renta variable mundial en un 1,4% anual. Es más, el informe de la entidad señala que los gastos de mantenimiento de estos fondos, que son unos 55 puntos básicos más elevados frente a un vehículo de renta variable pasivo, explica solo una parte de su menor rendimiento. “Los fondos temáticos son de alta beta, ya que se centran en el crecimiento. Los débiles rendimientos se deben, por tanto, a un alfa negativo, que sospechamos se debe a que muchos fondos compran en valores que probablemente ya están más que valorados cuando los fondos ven sus mayores entradas”, apunta en sus conclusiones.
A estas conclusiones ha llegado la entidad después de hacer un análisis de los datos partiendo de una premisa clave: los inversores temáticos quieren batir al mercado. Según señalan, se han centrado en examinar los fondos de inversión y ETF temáticos reales, y no ceñirse a lo que aportan los índices temáticos.
“Comenzamos recogiendo los aproximadamente 2.000 fondos que Bloomberg indica que son temáticos. De ellos, excluimos los que son claramente ESG, así como los que parecen tener un enfoque principalmente regional o sectorial. Esto nos deja con 1.000 fondos que tienen datos de rentabilidad en algún momento desde 2005. Los fondos van y vienen, los gestores prueban nuevas ideas temáticas y luego cierran los que no atraen suficiente financiación. La mayoría de las categorías temáticas que estudiamos contaban con fondos que ya estaban activos a finales de 2005, año en el que comenzamos con los datos de rentabilidad. A finales de 2005, teníamos 173 fondos activos, con 18.500 millones de dólares bajo gestión. Los activos bajo gestión se multiplicaron por 16 desde ese momento hasta los 295.000 millones de dólares a finales de 2021, con 643 fondos operativos, cuando la capitalización de la renta variable mundial sólo se multiplicó por tres. Sólo 93 fondos estaban operativos en toda la muestra desde 2005”, explican sobre la metodología aplicada.
Sobre los resultados de su análisis añaden que, según se observa en el gráfico superior, la clase de activos temáticos obtiene un rendimiento significativamente inferior al del mercado mundial de renta variable, representado por el MSCI AC, que abarca tanto los mercados emergentes como desarrollados. “Durante este periodo, el propio índice MSCI AC ganó un 8,4%. Esta comparación es algo injusta, ya que nuestros rendimientos de Thematic 1000 son después de las comisiones de gestión y otros gastos, y los rendimientos del índice de mercado no incluyen dichos gastos. Por lo tanto, utilizamos en nuestro análisis una rentabilidad del 8,0% del MSCI AC neta de gastos desde 2005 como nuestra métrica de la rentabilidad del mercado de renta variable mundial”, matizan.
Incluyendo los gastos, la cartera de fondos Thematic 1000 obtuvo un rendimiento inferior al de una cartera pasiva de renta variable mundial en un 1,4% anual durante 16 años. ¿Qué explica este alfa negativo? Una de las razones es que los gastos de los fondos temáticos son más elevados. “Con una media ponderada de 95 puntos básicos, frente a los 40 puntos básicos de una cartera de renta variable global en los últimos 16 años, los fondos temáticos han tenido unos costes 55 puntos básicos más elevados, lo que explica el 40% de su rendimiento inferior”, concluyen.
Principales conclusiones: coste y valoración de los activos
Su análisis muestra que los fondos temáticos tuvieron un rendimiento modesto durante un periodo de seis años hasta 2011, luego perdieron alrededor de un 25% frente a las acciones globales hasta la víspera de la pandemia, repuntaron en 2020, pero volvieron a ceder en 2021. “Los dos repuntes de los fondos temáticos frente a las acciones globales se produjeron durante las ventas del mercado de renta variable en 2007-08 y 2020, muy posiblemente porque los inversores vendieron primero sus participaciones no temáticas más líquidas. El posterior repunte temático en 2020 estuvo muy probablemente relacionado con las enormes plusvalías de una acción de evento de mercado”, añaden.
El documento reconoce que “sin un factor claro que explique el bajo rendimiento de los fondos temáticos más allá de sus mayores gastos, debemos adivinar la causa probable”. En este sentido, recuerda que para que un fondo temático obtenga mejores resultados, debe dirigirse a una fuerza secular que esté cobrando impulso; seleccionar valores que representen adecuadamente esta fuerza; y comprar activos en los que el tema aún no tenga precio.
“Nuestra opinión es que el último requisito, el precio de los activos, es donde está el problema. Si los gestores de fondos realmente eligen temas fantasma al azar y eligen acciones al azar para representarlos, entonces sus carteras consistirían en acciones seleccionadas al azar y a largo plazo deberían tener un rendimiento igual al del mercado de renta variable en general, después de los gastos. Aunque es difícil de demostrar analíticamente, nuestra suposición es que los fondos temáticos se lanzan y atraen muchos flujos de entrada cuando ciertos temas se vuelven calientes. Esto sugiere que los fondos temáticos pagan precios elevados por los valores que seleccionan, ya que compran empresas en sectores que encajan con el tema de moda y en los que el tema está totalmente valorado”, argumenta.
Y subrayan: “Tal y como se expone sucintamente en el informe de Morningstar sobre los fondos temáticos, para batir al mercado, los inversores temáticos deben seleccionar un tema que represente realmente un futuro cambio estructural en los mercados y las economías; elegir los activos adecuados que se beneficiarán de la realización de este tema; y asegurarse de que el tema no esté ya totalmente valorado en estos activos. A esto, añadiríamos que los inversores temáticos deben seleccionar una cartera que bata al mercado lo suficiente como para compensar los gastos adicionales que cobran la mayoría de los gestores temáticos”
El valor de la inversión temática
Este talón de Aquiles no quiere decir que la inversión temática carezca de sentido. , señala su informe. La entidad explica que la inversión temática es intrínsecamente a largo plazo y, por lo tanto, es muy diferente de la asignación táctica de activos estándar, en la que un gestor selecciona sectores, países y valores individuales que espera que se comporten mejor que el mercado general en los próximos meses o trimestres.
También, argumenta, es diferente de la inversión sistemática con prima de riesgo, en la que los gestores eligen estilos de activos, que han demostrado a lo largo del tiempo ofrecer una mayor rentabilidad respecto al riesgo que el mercado en general.
“Es evidente que existe un cierto solapamiento entre la asignación de activos táctica y la inversión temática, ya que los gestores activos también utilizan ideas e historias sobre cómo está cambiando el mundo para intentar batir al mercado a corto plazo. Un fondo temático es diferente en el sentido de que suele centrarse en un tema único e invariable, ignorando generalmente otras historias o formas de batir al mercado. Del mismo modo, existe un solapamiento entre la inversión temática y la inversión en primas de riesgo, como en el caso de una estrategia de alta recompra en la que un fondo sólo compra las acciones de empresas que han recomprado una determinada cantidad de sus acciones en los últimos años”, defienden.