La evolución del COVID-19, en particular la segunda oleada de la pandemia en Europa, y las elecciones presidenciales en Estados Unidos han apartado del foco la relevancia que el proceso del Brexit sigue teniendo. Con un Reino Unido bajo confinamiento domiciliario y todo el peso de las consecuencias económicas de la pandemia, las gestoras recuerdan: con el inminente punto final de la transición el próximo 31 de diciembre, la incertidumbre persiste en el Reino Unido.
Está claro que la economía del Reino Unido tiene ante sí numerosos desafíos en el último trimestre de 2020. “Las nuevas medidas contra la COVID-19, un régimen de apoyo al empleo menos generoso y el bloqueo en las negociaciones del Brexit forman un cóctel potencialmente explosivo”, destaca Samy Chaar, economista jefe de Lombard Odier.
En su opinión, las negociaciones comerciales entre el Reino Unido y la UE avanzan y no parece que exista riesgo de ruptura. “Lo más probable es que se alcance un acuerdo de mínimos con respecto al Brexit, tal y como sugieren los intereses para ambas partes. No sería la primera vez que prevalece la lógica económica frente a un aparente bloqueo político. Sin embargo, representará un factor de volatilidad adicional en el futuro inmediato, incluso si finalmente se impone la lógica económica y se alcanza un acuerdo antes del 31 de diciembre. Algo que en estos momentos no está nada claro”, señala Papadakis.
Para Aaron Barnfather, analista y gestor de carteras Lazard Asset Management, a pesar de los avances con otros socios comerciales, asegurar los acuerdos con la Unión Europea y los Estados Unidos será absolutamente crítico en los próximos meses. “El Brexit ha sido un lastre para el crecimiento económico del Reino Unido durante los últimos cuatro años. De hecho, desde el voto a favor en junio de 2016, la economía del Reino Unido ha tenido un rendimiento inferior al de sus homólogos mundiales y las decisiones políticas frente a la pandemia del COVID-19 sólo han empeorado las cosas”, afirma Barnfether.
Según sus datos, durante los tres años anteriores al referéndum, la economía del Reino Unido creció un 2,4% anual, superando significativamente a la zona euro, que creció un 1,5% anual. Sin embargo, desde el tercer trimestre de 2016 hasta el cuarto trimestre de 2019, el crecimiento del PIB del Reino Unido se redujo en un 1,6% anual. “Esto fue impulsado por una débil inversión empresarial, la desaceleración del crecimiento del consumo privado y una política interna desordenada (incluyendo dos elecciones repentinas). Por el contrario, el crecimiento del PIB de los Estados Unidos se mantuvo estable, apoyado por las medidas de estímulo fiscal, mientras que los programas de expansión cuantitativa del Banco Central Europeo (BCE) han impulsado el crecimiento de la zona euro”, añade el experto de Lazard AM.
En este sentido, Barnfather contempla tres posibles escenarios: uno optimista con un trato total o parcial que apoyaría la recuperación económica; otro con un Brexit duro semidirecto con medidas provisionales que evitarían una salida desordenada, pero sin llegar a un acuerdo; y, por último, una ruptura completa de la relación sin trato que causaría una extrema incertidumbre y trastornos en la economía y los mercados.
Para Dennis Shen, analista principal para el Reino Unido de Scope Ratings, es improbable que no haya ningún tipo de acuerdo. “Básicamente por varias razones. Ya sea debido a los importantes trastornos económicos -en el mercado financiero, sociales y políticos que se producirían-, la probable pérdida de vidas en medio de la pandemia, el apoyo que la falta de acuerdo podría dar a los nacionalistas de Escocia en torno a la independencia, o las fricciones que crearía dentro del propio Reino Unido entre Gran Bretaña e Irlanda del Norte, por ejemplo», dice.
Por el contrario, Barnfather considera que el riesgo de un Brexit duro sin acuerdo aumenta cada día mientras las negociaciones siguen en un punto muerto. “Las cuestiones adicionales que plantea el proyecto de ley de mercado interior se reflejan en la reciente debilidad de la libra esterlina. Anteriormente esperábamos que el Banco de Inglaterra recortara los tipos de interés en caso de no llegar a un acuerdo. Sin embargo, dado que los tipos han bajado a cero en respuesta a COVID-19 y que el Banco de Inglaterra ha descartado hasta ahora una política de tipos de interés negativa, esperamos que los tipos se mantengan en sus mínimos históricos actuales, sea cual sea el resultado de las negociaciones comerciales”, argumenta.
Implicaciones de la inversión
En opinión de Barnfather, el COVID-19 ha enturbiado la reacción de los mercados de valores frente al Brexit. “A pesar de la considerable caída económica, los mercados europeos se han comportado mejor que los del Reino Unido gracias a las medidas de apoyo del BCE. Sin embargo, si un Brexit sin acuerdo se materializa, provocará una presión adicional significativa en ambas economías. Es probable que el mercado de valores de Europa ex-UK también se vea influenciado por los acontecimientos políticos en los EE.UU., donde una reñida batalla electoral y la incertidumbre sobre su resultado puede conducir a la volatilidad del mercado e incluso al malestar social”, explica.
En este sentido, los mercados de valores del Reino Unido siguen siendo muy sensibles al flujo de noticias de Brexit, lo que se refleja en la sensibilidad de los niveles de la libra esterlina y los rendimientos de los bonos. “Una libra esterlina más débil beneficiaría a las acciones de mayor capitalización, que por extensión también están menos expuestas a la difícil economía interna del Reino Unido. También es posible que, como después del resultado del referéndum de junio de 2016, una salida dura podría dar lugar a un mayor rendimiento de los valores de gran capitalización frente a los de menor capitalización, ya que los inversores buscan la seguridad percibida y una mayor liquidez de las empresas más grandes”, añade Barnfather.
Mientras, la Cámara de los Lores presiona a Boris Johnson. Según recuerdan los analista de BancaMarch, esta Cámara votó el lunes abrumadoramente a favor de eliminar las discutidas cláusulas de la legislación Brexit de Boris Johnson incluidas a posteriori en el Acuerdo de Retirada. «Con un resultado de 433 votos a favor y 165 votos en contra, los lores se mostraron favorables a eliminar secciones del proyecto de ley de mercado interior de Johnson, cuyo Gobierno ya admitió que violarían el derecho internacional de una manera muy específica y limitada. El resultado de la votación, con 433 a favor de eliminar estas cláusulas frente a las 165 en contra de su retirada, mete presión al Gobierno de Johnson en las últimas semanas de conversaciones con la UE para cerrar la futura relación de ambos bloques», destacan en su último análisis.
Impacto del COVID-19 y las medidas
Como el resto de países europeos, el Reino Unido lidia con el impacto de la pandemia en su economía. A finales de la semana pasada, el Banco de Inglaterra anunció que ampliaba sus compras de activos en oro en 150.000 millones de libras esterlinas, con lo que el total ascenderá a 875.000 millones de libras esterlinas. También anunció que dejaría la tasa bancaria al 0,1% y las compras de activos de bonos corporativos sin cambios, ambos por acuerdo unánime.
“Vemos que la economía del Reino Unido necesita un mayor estímulo, incluso después de la grata sorpresa de la política monetaria alcista. Algunos pueden provenir del presupuesto del próximo año. Sin embargo, prevemos un mayor estímulo monetario en mayo del próximo año, aunque seguimos sin estar convencidos de que esto incluya tasas negativas”, apunta David Page, jefe de Macro Research de Axa IM.
En opinión de Chaar, de Lombard Odier, el impacto económico real de las medidas que se han tomado, como el confinamiento, será limitado. “Pese a ello, representan un nuevo obstáculo para la recuperación, mientras que el paso de levantar las restricciones a volver a imponerlas podría afectar negativamente a la confianza”.