Los bonos de los mercados emergentes han registrado un desempeño decente en lo que va de año, recuperándose después de la amplia oleada de ventas registrada tras las elecciones de Estados Unidos.Claudia Calich, gestora del fondo Emerging Markets Bond de M&G, cree que los inversores estaban en lo cierto al contemplar los posibles riesgos para los mercados emergentes de una presidencia de Donald Trump, incluyendo la conocida postura contra los acuerdos comerciales y la incertidumbre en términos de política exterior.
Sin embargo, la gestora de M&G también señala que la retórica de la nueva administración hacia temas clave como el Tratado de Libre Comercio de América del Norte se ha suavizado algo en los últimos meses. En Europa, mientras tanto, la victoria de Macron en Francia ayudó a impulsar el apetito por el riesgo entre los inversores a nivel mundial, incluso para los activos de los mercados emergentes.
En este contexto, algunos de los riesgos que se descontaron en las perspectivas de los emergentes ahora han sido incluidos. Además, M&G cree que otros factores deben seguir respaldando la clase de activos de deuda de los emergentes. Por ejemplo, la calidad crediticia parece estabilizarse, gracias a que las previsiones de crecimiento económico mundial han aumentado en la mayoría de las regiones desarrolladas y en vías de desarrollo.
“Conforme nos adentramos en el segundo semestre, hay cada vez más atención en la posibilidad de que la Reserva Federal de Estados Unidos realice nuevos aumentos de los tipos de interés. Tras dos subidas de 0,25% cada una, el organismo que preside Janet Yellen ha señalado que estos movimientos pueden no ser los últimos. Para un número de mercados emergentes, este contexto de tipos de interés más altos en Estados Unidos es menos problemático de lo que habría sido hace unos años gracias a los ajustes realizados para tener menores niveles generales de deuda denominada en dólares”, explica Calich.
Rusia y Brasil, en mejor posición
Sin embargo, el aumento de las tasas de interés en Estados Unidos si ha provocado dificultades a otras economías emergentes. Este es el caso en particular de aquellos que dependen más de la financiación en dólares, como sucede en varios países de la región subsahariana de África.
“En nuestra evaluación, los países con niveles de deuda más bajos o una mayor dependencia de la financiación interna, como Rusia, Brasil y algunos países en Europa Oriental, deberían ser capaces de navegar mejor en este entorno”, apunta Calich.
Hasta ahora, continúa explicando la gestora, la Fed ha ajustado su política de tipos en línea con las expectativas del mercado, lo que ha ayudado a que la reacción en los mercados de bonos de los mercados emergentes haya sido casi imperceptible. Sin embargo, el sentimiento hacia esta clase de activos podría verse afectado de manera más adversa si el banco central estadounidense estima que está justificado un mayor ritmo de ajuste de las tasas.