Después de un año de volatilidad en los mercados globales, los inversores en renta variable permanecen en estado de alerta máxima. Con tanta incertidumbre en torno al crecimiento macroeconómico, AllianceBernstein considera importante asegurar que la asignación de renta variable esté bien posicionada, independientemente de lo que ocurra en 2019. Por ello, apuesta por tres componentes clave para crear una cartera resistente: mirar de cerca los activos defensivos tradicionales, centrarse en industrias que no dependan del crecimiento económico y prestar atención a los balances.
Hay señales contradictorias en los mercados de cara a 2019: ¿Se ralentizará el crecimiento? ¿Cómo actuarán los bancos centrales? ¿Cómo se transitarán los riesgos políticos, desde el Brexit hasta la guerra comercial? La gestora no espera una recesión económica, pero advierte de que el abanico de posibles desenlaces es más amplio de lo habitual, lo que, en su opinión, posiblemente se traduzca en mayor volatilidad a lo largo de este año.
“Es complicado diseñar una cartera de renta variable en estas condiciones”, admite. En ese sentido, afirma que las carteras defensivas tradicionales suelen registrar mejores retornos si el crecimiento económico se desmorona, mientras que aquellas con un perfil de riesgo más elevado suelen aumentar sus rendimientos con un crecimiento más rápido.
En el contexto actual, AllianceBernstein considera que la solución ideal es construir una cartera de renta variable macro-resistente que esté preparada tanto para soportar shocks macroeconómicos como para cumplir si las cosas resultan mejor de lo esperado.
Los miedos avivan la volatilidad
Las perspectivas de crecimiento continúan marcadas por la incertidumbre. El Índice de Gestores de Compras cayó durante 2018, evidenciando la potencial desaceleración económica, y el PIB global ha comenzado a ralentizarse. Al mismo tiempo, los salarios están subiendo en los mercados desarrollados, lo que suma preocupaciones en torno a la inflación que parecen entrar en conflicto con la ralentización económica. “No es de extrañar que la volatilidad del mercado aumentara considerablemente el año pasado”, asevera la gestora.
Recuperar los activos defensivos tradicionales
En este entorno, la gestora apuesta por algunas estrategias centrales para poder elaborar una cartera macro-resistente. Así, recuerda que hace dos o tres años, cuando los tipos de interés estaban cayendo hasta niveles próximos a cero, los inversores se dirigieron a los bonos proxy para aprovechar las fuentes de ingresos. Los servicios públicos, los REITs y los productos de primera necesidad se encarecieron porque muchos inversores fueron en tropel a esos refugios seguros tradicionales para protegerse frente a la volatilidad.
Sin embargo, recientemente, estos activos pasaron a ser considerados de mayor riesgo, ya que su desempeño suele estar correlacionado con los tipos de interés. Algunas de estas preocupaciones han disminuido ahora que los tipos de interés están lejos de sus mínimos y las valoraciones son mucho más atractivas.
AllianceBernstein también apunta que, desde que los tipos en Estados Unidos comenzaron a incrementarse a finales de 2016, las valoraciones de los activos con bajo beta –de menor riesgo que el mercado- han mejorado. “Cuando se construye una cartera de renta variable defensiva, siempre es importante prestar atención a las valoraciones”, señala.
Temáticas resistentes
Algunas industrias y empresas no son tan vulnerables a la ralentización macroeconómica. En el sector financiero, el sector de procesamiento de pagos está disfrutando de un crecimiento estable gracias a que cada vez más consumidores de todo el mundo se inclinan por las tarjetas y otros sistemas de pago frente al efectivo.
Asimismo, pese a que las empresas minoristas suelen ser vistas como cíclicas y, por ende, vulnerables a una ralentización, la gestora destaca que existen algunas áreas de esta industria que, en realidad, tienden a desempeñarse bien durante las crisis. Un ejemplo de ello es la cadena de tiendas a precios bajos TJ Maxx.
Vigilar el balance
“Los activos de calidad siguen siendo la columna vertebral de una estrategia defensiva en renta variable. Esto significa analizar en profundidad las empresas para ver su potencial de ingresos en épocas más complicadas, incluyendo si cuentan con un balance fuerte que pueda sostenerse”, independientemente de lo que ocurra con la economía o los tipos de interés, afirma la gestora.
Asimismo, advierte que no todas las carteras con beta reducida son completamente indiferentes al entorno económico. Si se buscan activos de alta calidad que ofrezcan estabilidad y un comercio a valoraciones atractivas, se puede construir una cartera resiliente frente a los caprichos de la macroeconomía. “Esto puede ayudar a los inversores a mantener sus inversiones durante los episodios de turbulencias del mercado y beneficiarse de una eventual recuperación”, sentencia AllianceBernstein.