Los mercados están revueltos… y una de las causas es China, que recientemente ha devaluado su divisa tres veces, lo que ha venido acompañado de una fuerte depreciación de la misma, también alimentada por las preocupaciones en torno a que el crecimiento sea más débil de lo que indican las estadísticas oficiales. ¿Y cómo afectará esto a otras zonas? Además del terremoto en las bolsas mundiales, se espera que el efecto de la devaluación del renminbi sea especialmente fuerte en las regiones exportadoras de materias primas, como es el caso de Latinoamérica.
La reciente devaluación de la divisa ha sido explicada por el Banco Popular de China como un movimiento hacía la liberación del tipo de cambio, siendo parte del plan de las autoridades para conseguir internacionalizar el uso de la moneda como reserva global en el largo plazo. El gobierno chino está buscando que el renminbi pase a formar parte de la canasta de monedas que componen el derecho especial de giro, “moneda” oficial del Fondo Monetario Internacional, que actualmente está formada por cuatro divisas: dólar, euro, libra esterlina y yen japonés. Para ello, es necesario que el valor de la moneda esté determinado por el mercado.
El tipo de cambio “fix”, tipo de cambio de referencia para una gran cantidad de operaciones comerciales y financieras, ha dejado de ser establecido por el banco central de China, para ser establecido por las cotizaciones de los creadores de mercado. “Creemos que es un paso positivo hacia la reforma y hacia un mayor rol del renminbi en la economía global. Un tipo cambiario establecido por el mercado verá periodos de debilidad y de fuerza de acuerdo con los movimientos de la demanda y oferta. A pesar de lo ocurrido, no leería los últimos movimientos como un intento del Banco Central chino para diseñar la debilidad de la moneda por encima de lo que dictan los fundamentales”, señala Edmund Goh, gestor de inversiones del equipo de renta fija en Asia de Aberdeen.
Debido a los controles históricos que el gobierno chino ha implementado, el renminbi permaneció ligado a la cotización del dólar, mientras que el resto de monedas emergentes se depreciaron, reflejando la fortaleza del dólar. Como consecuencia, la divisa china se mantuvo apreciada con respecto a otras monedas emergentes y con respecto al yen, con la consecuente pérdida de competitividad que esto conlleva. Parte de la actual caída de la cotización de la divisa se corresponde con la necesidad del renminbi de tratar de alcanzar los niveles del resto de monedas emergentes. Hasta ahora la respuesta de las autoridades chinas había sido vía política monetaria, rebajando el nivel de reservas requeridas por los bancos, pero dado que las cifras de exportaciones habían disminuido y el índice de producción de manufacturas industriales tocaba mínimos, el gobierno chino se vio en la necesidad de sorprender al mercado con nuevas medidas.
“El efecto de las medidas dependerá de si las devaluaciones son una acción aislada en el tiempo o si éstas continúan en el futuro; si fuera así podría desatarse una ola de devaluaciones entre los países que deben mantener su competitividad frente a China”, comenta Axel Christensen, director de estrategias de inversiones para Latinoamérica e Iberia de BlackRock.
China y Latinoamérica
Las relaciones comerciales y de inversión entre China y Latinoamérica se han visto amplificadas en los últimos quince años. En materia de inversión, China ha incrementado firmemente sus proyectos en varios países de Latinoamérica en busca de retornos de dos cifras. Los ejemplos abundan: el pasado mes de mayo en la visita oficial del primer ministro Li Keqiang a Brasil, se firmó un acuerdo de 50.000 millones de dólares para invertir en infraestructura brasileña, y se aprovechó la ocasión para buscar apoyos en Chile, Colombia, y Perú para la construcción de un tren Atlántico-Pacífico, que atravesará la selva amazónica y los Andes. Otro ejemplo sería Nicaragua, donde el grupo HKND, dirigido por el billonario Wang Jing, está invirtiendo más de 40.000 billones en el desarrollo de un nuevo canal.
En cuestión de relaciones comerciales, China ha estado principalmente interesada en extraer materias primas: productos agrícolas (soja y carne), minerales (cobre, hierro) y energía (petróleo), disminuyendo el incentivo de los países de Latinoamérica para construir una industria de valor añadido, y reducir su dependencia a las materias primas. El impacto de las recientes devaluaciones del renminbi en Latinoamérica se centra precisamente en sus exportaciones, en los sectores en los que China es un importante socio comercial.
Los precios de las materias primas han reaccionado negativamente a las devaluaciones del renminbi, no por el hecho de que la depreciación en sí pueda afectar a la demanda, si no por la señal de debilidad en la economía china que envía a los mercados: “Se espera que esta medida se acabe reflejando en los precios de las materias primas, con el consecuente efecto negativo en los beneficios de las empresas y en los ingresos de los distintos gobiernos de Latinoamérica. Cabe tener en cuenta que una divisa más débil provoca que la inflación se mantenga relativamente alta, lo que dificulta que los bancos centrales puedan bajar los tipos de interés para hacer frente a la situación de menor crecimiento en la región”, explica Axel Christensen, de BlackRock.
“Las divisas de la región han reaccionado negativamente a la devaluación del renminbi, pero también hay parte atribuible a la presión ejercida por la bajada del precio del petróleo, como es el caso del peso colombiano y el mexicano, donde ambas monedas se han depreciado cerca de un 27% y un 12% respectivamente en este año. En estos casos el efecto final de ambos factores se ha extendido demasiado, siendo posible que pudiera darse una ligera apreciación. En Chile y en Perú puede que la situación se agrave, en línea con el escenario de normalización de tipos de interés de la Fed. El mercado ejercerá presión para que los bancos centrales de estos dos países defiendan sus divisas”, añade Axel Christensen.
Edwin Gutiérrez, gestor principal de la estrategia renta fija Brasil de Aberdeen, comenta: “El impacto directo de la depreciación del renminbi es difícil de cuantificar, los mercados emergentes han hundido la ya frágil confianza en los mercados de divisas. No existe una guerra de divisas en Latinoamérica, si no que las monedas están respondiendo a la mayor debilidad del precio de las materias primas provocada por la depreciación del renminbi. Como era de esperar, divisas como el peso peruano y el peso colombiano están sufriendo por la su sensibilidad al precio del cobre. Mientras que el peso mexicano también sufrió como competidor directo de China en terceros mercados como Estados Unidos”.
En cuanto a qué esperar en el futuro Aberdeen responde: “Cualquier ganancia de competitividad por devaluación de divisa es temporal, ya que el resto de divisas puede responder con nuevas devaluaciones. Las autoridades chinas podrían obtener mejores resultados a través de movimientos en los tipos de interés. No espero grandes movimientos en el renminbi, incluso no me sorprendería si se apreciara”, apunta Gutierrez.
Por su parte, Axel Christensen concluye: “El gobierno chino ha estado sorprendiendo al mercado con nuevas medidas en los últimos meses, y podría continuar haciéndolo. Sin embargo, las autoridades han expresado que los niveles alcanzados ya son suficientes. Debemos tener en cuenta que las divisas reflejan la fortaleza o debilidad de una economía, y que este proceso pudiera también tener un efecto negativo en las importaciones, y consecuentemente en la economía”, apostilla.