Tanto los bonos como las acciones han evolucionado al alza a lo largo de un periodo muy largo: durante 40 años con interrupciones ocasionales para los bonos y durante 11 años para los valores. «Pero lo que podríamos llamar la tercera clase de activos más importante, las materias primas, no se ha sumado a la diversión, al menos no en la última década», analiza el equipo de Relación con Inversores de Cobas AM, la gestora de Francisco García Paramés.
No obstante, defienden en una reciente comunicación, desde que tocaron fondo en las primeras etapas de la pandemia, los productos básicos (energía, materiales, alimentos) han aumentado sus precios de manera constante.
El ‘superciclo’ de las materias primas
«Hay muchas señales de que la recuperación económica global, combinada con un estímulo monetario y fiscal masivo podría conducir al aumento de la inflación a medida que el dinero recién creado se abre paso en la economía real en lugar de solo en activos financieros. Como medida de protección y refugio, el aumento de las perspectivas de los inversores sobre la inflación futura es uno de los factores del alza del precio de las materias primas», explican.
Desde el punto de vista fundamental, añaden, la década de bajos precios de las materias primas refleja la falta de inversión en capacidad por parte de los productores, lo que limita la oferta. Ante la mejora de las perspectivas de la demanda, las existencias de productos básicos que se han dejado disminuir deberán reconstruirse, defienden. Además, un aspecto clave a tener en cuenta es que la oferta no se adapta rápidamente a las necesidades de la demanda, pues normalmente hacen falta años de inversión, extracción o de perforación para poder adquirir el incremento necesario para disminuir el déficit de oferta.
La apuesta de Cobas AM por gas natural licuado, petróleo y cobre
En lo referente al gas natural licuado, en la gestora consideran que ofrece una gran oportunidad de inversión al estar considerado de alguna forma como la energía de transición hacia energías renovables. «La demanda desde Asia ha venido creciendo a una tasa del 9% anual compuesto desde el año 2015 y se estima que su crecimiento durante la presente década rondará el 4% anual compuesto. El grueso de nuestra inversión se centra en activos de infraestructuras y contratos a largo plazo, que nos ofrecen cierta visibilidad de flujos de caja futuros y que, a pesar de que su comportamiento hasta la fecha no lo haya demostrado, creemos que deberían de comportarse de una forma más defensiva dada la naturaleza de los negocios», explican.
El cobre es un metal esencial en la transformación energética, añaden, fundamental para la fabricación del coche eléctrico, que contiene cinco veces más cobre que los vehículos de combustión tradicional. «Todos los planes de estímulo fiscal a través de programas de infraestructuras que están implementando los gobiernos incrementarán la demanda, pues es uno de los principales metales de uso industrial. Por estos motivos se espera que la demanda de cobre crezca más del doble de aquí a 2050. A día de hoy, hay pocas nuevas grandes minas de cobre que entren en producción durante las próximas décadas que puedan absorber ese incremento de demanda», añaden.
En cuanto al petróleo, su inversión se basa principalmente en el ciclo de capex y no tanto en el precio de la materia prima, al desconocer su evolución futura. «Hay que tener en cuenta que la demanda de petróleo no es discrecional y es relativamente poco elástica, al ser el petróleo un bien absolutamente necesario para el día a día de nuestra sociedad. A esto habría que añadirle la tasa de declino propia de las explotaciones petrolíferas. Esta tasa se debe a la salida a presión inicial del crudo que se reduce con el tiempo minimizando el flujo de petróleo, lo que obliga a realizar más inversiones o capex para poder seguir extrayéndolo o para mantener los volúmenes de extracción», aseguran desde la gestora.
En su opinión, cuando la demanda de petróleo vuelva a niveles prepandemia, si la oferta no tiene la capacidad suficiente de atender un nivel determinado de demanda, provocará un alza en los precios, que en última instancia generará el incentivo necesario para que se vuelva a invertir en el sector. «Por este motivo, no invertimos en el petróleo como commodity, sino que lo hacemos a través de empresas de servicios, que se beneficiarán por la necesaria vuelta del capex a la extracción de petróleo», añaden.