Entre los inversores europeos se empieza a generalizar una palabra aplicada al Viejo Continente: ‘Japonización’. Y es que la deflación y sus consecuencias acecha la economía y arrecia la preocupación. Los expertos de ING IM han reunido en un informe los cinco principales riesgos que corren los activos si la ausencia de inflación se instala en Europa para quedarse. El peor contexto posible, que sin embargo, la firma holandesa no maneja como hipotesis central. “Nuestro escenario base es que la región eludirá la deflación, pero parece prudente tomar en consideración el peligro de este fenómeno”, explican. Si la deflación se hiciese realidad, ¿qué implicaciones tendría para las distintas clases de activos?
1. Para la deuda pública alemana
Podemos dividir la rentabilidad de la deuda pública en dos componentes, que resultan afectados por la deflación: la prima de inflación esperada a largo plazo y el rendimiento real. “En el caso de que acabe produciéndose una deflación en los próximos años, es muy posible que las expectativas de inflación a 5 y 10 años se desplacen hacia el 0%”, explican los expertos de ING.
En lo que respecta al segundo de los componentes, la rentabilidad real, cabe recordar que la deflación obligará al BCE a seguir manteniendo una política monetaria acomodaticia por mucho tiempo. “Esto conduce a un rendimiento real de bund bajo o incluso negativo. El rendimiento nominal del bono alemán a 10 años se acercaría al 0% y, cuanto más tiempo permanezca en ese nivel, más posibilidades habrá de que los valores con plazos de vencimiento muy largos sigan el mismo camino”, explican.
2. Para los productos de spread
Los diferenciales crediticios y los impagos aumentarían considerablemente, especialmente respecto a los bajos niveles actuales, porque la experiencia de Japón demuestra que en un entorno de caídas de precios, el mercado registra una actitud general de reducción de riesgos. De esta forma, las estrategias High Yield podrían pasarlo peor que aquéllas de Investment Grade, haciendo subir los diferenciales de las primeras de una manera desproporcionadamente mayor en términos de rentabilidad ajustada al riesgo.
“En este caso, adoptaríamos una infraponderación en High Yield frente a Investment Grade, debido también ya que la renta fija high yield ha sido hasta hace poco una categoría que ha gozado del favor de los inversores”, explica el equipo de Estrategia Multiactivos de ING Investment Management.
Por su parte, en lo que respecta a los mercados emergentes, ING lo tiene claro: “En principio, adoptaríamos una posición infraponderada en todas las categorías de activos relacionadas con emergentes”.
3. Para la renta variable
Las empresas con una elevada exposición internacional, un bajo apalancamiento financiero y operativo y unas fuertes posiciones de mercado podrían comportarse bien en una situación de deflación.
“Preferimos las empresas de artículos de lujo -por su alto margen y la insensibilidad ante variaciones de precios- a las grandes empresas de distribución comercial, que obtienen márgenes bajos y no tienen capacidad para fijar los precios. Creemos que probablemente el sector tecnológico será capaz de resistir bien, gracias la innovación constante y los sólidos balances de muchas de estas compañías”, apunta el informe de la gestora.
4. Implicaciones para los mercados emergentes
Entre los activos de los mercados emergentes, los expertos de ING IM favorecen la renta fija frente a la renta variable, y en concreto, la deuda pública denominada en monedas fuertes. “Es la categoría preferida, puesto que es la apuesta más clara para aprovechar la liquidez mundial”.
Hablando más específicamente de países, los mercados más vulnerables en un escenario de deflación son las economías abiertas con estrechas relaciones comerciales con la zona euro y con monedas ligadas al euro. Se trata de Polonia, Hungría y la República Checa. De los países asiáticos emergentes, Corea, Taiwán, China, Tailandia y Malasia serán los que más sufran.
5. Para el euro
El equipo de Estrategia Multiactivos de ING Investment Management coincide en que si Europa entra en deflación, “cabría esperar una depreciación del euro. Sin embargo, el impacto positivo en la balanza por cuenta corriente y en los tipos de interés reales podría perfectamente sostener la divisa”, afirman.
“Sumándolo todo, seríamos prudentemente optimistas sobre el euro en un escenario de deflación, aunque vigilaríamos de cerca todos los demás cambios que pudieran ser pertinentes. Probablemente, el euro no comenzará a depreciarse de manera significativa hasta que el BcE anuncie una agresiva política QE.